Somos mucho más fuertes de lo que algún día podamos llegar a entender.
Any.Geek.
Susurran por los pasillos. Sus burlas resuenan en el aire. Un sonido hueco, vacío. Vuelven el rostro ante el abuso.
Ser diferente en esta podrida sociedad es un pecado que debe ser expiado a base de golpes.
Aguanta.
Se fuerte, no te des por vencida.
Son solo mentiras dichas a voces, disfrazadas de dulces consuelos.
Pero la realidad es que a nadie le importa cuan fuerte luches o lo mucho que logren romperte. Todo se basa en un círculo vicioso que no tiene para cuando parar.
Ya no se conforman con los insultos, las estúpidas “bromas” o los pequeños juegos que terminan siendo un incordioso maltrato emocional.
No tienen suficiente con ello.
Los golpes se han convertido en su nuevo método de agravio.
La impotencia me consume.
Patada tras patada, un porrazo seguido de otro. Cada uno más fuerte que el anterior. Lo resisto todo apretando los dientes. Mi mandíbula tensa por la presión.
El dolor es eminente.
La sangre escurre de mi boca y apenas siento mi lengua. He aprendido a combatir el dolor con dolor.
Hace mucho me cansé de buscar el porqué. Nada justifica sus acciones. A fin de cuentas, la crueldad es parte de la naturaleza de los seres humanos.
— Maldita rara. Me das asco.— Desprenden ácido por la boca, contaminando todo a su alrededor.
— Siempre tan prepotente. Creyéndote superior a los demás solo por haber ganado una estúpida beca.— Ladra descargando toda su frustración en mí. —No eres más que basura.
Stefany siempre las ha tenido contra mí, sin un motivo aparente. El odio bailando en sus ojos cada vez que me mira. Su fachada de perfección cae en cuanto me ve.
Desde que llegué a está escuela no han parado de demostrar cuanto me desprecian.
— Tienes un grave complejo de inferioridad Fany. Te recomiendo visitar a un psicólogo.
Mi pecho arde por la rabia contenida.
Soy consciente de mi error. Mi momentánea valentía se esfuma en el preciso momento que presiona la punta de su afilado tacón en mi mano.
Un alarido de dolor es expulsado por mis labios y toma todo de mí no echarme a llorar.
— Cuidado zorrita, te puedes quedar sin mano.
El timbre suena sacándome de mi tormento. Los que se han proclamado mis torturadores se alejan dejando mi débil cuerpo laxo en el suelo.
— Salvada por la campana.
Durante largos minutos obligo a mis músculos a recibir la señales proporcionadas por mí cerebro. Lentamente me levanto con ayuda de las paredes.
Mi cuerpo se queja por el esfuerzo.
A paso lento camino hasta el baño. Apenas y puedo sostenerme, y los moretones en mi cara y costillas no tienen buena pinta.
La puerta del pequeño cubículo se abre y Beca entra como una exhalación.
— Ela cariño.¿Qué te han hecho esa manada de imbéciles?— Sus pequeños brazos me rodean apretándome contra ella.
— Lo de siempre...no te preocupes. Se olvidarán de mí...al menos por unos días.
— Cómo no voy a preocuparme. ¡Mira como estás!— Está furiosa. Mi dolor es su dolor. Siempre ha sido así.— Tienes que contarle a la directora. Tenemos que pararle los pies a esos abusones
— No...no...no, eso empeoraría las cosas.— Niego con desespero, el terror haciendo surcos en mi cuerpo.— Papá no se puede enterar. Prométemelo Beca. Prométeme que no le dirás nada.
— Kaela...bien, te lo prometo.— El alivio me inunda.— Pero tenémos que hacer algo.
— Bien.— Acepto.— Puede que podamos hacer algo al respecto.
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Perfectamente Imperfectos (+18)
RomansDerek representa todo lo que es políticamente incorrecto. Su bravuconería me pone al límite. Una palabra suya es suficiente para hacerme perder el juicio. Es hermoso...tentador y sé que me destruiría sin siquiera pensarlo. Somos polos opuestos que n...