O N E

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Cuenta la leyenda que existe un único habitante especial en las arenas blancas de la luna, un pequeño hombre llamado "destino" que se encarga de observar y escribir como será la vida de cada habitante en la tierra. En su diario de vida redacta los sueños y problemas que tendremos cada uno cuando nacemos en este planeta, el es quien decide cómo seremos, en quien nos convertiremos, y sobre todo cuando sufriremos.

La luna nos sonríe, cree que nunca notaremos que su inquilino arruina o mejora nuestra vida, piensa que iluminándonos con su brillo nos hará más felices, mejorando un poco las travesuras que hacia el otro sobre los seres humanos. El descanso lo encontramos junto a ella, cuando cerramos los ojos y dormimos, logrando así olvidar el dolor que tenemos al estar despiertos.

Chanyeol era de aquellos que no seguían esta regla, el estaba seguro que no necesitaba de nadie que complicara su futuro, el mismo a base de sus propias decisiones lo escribía, o eso era lo que creía, el no era capaz de razonar con las personas que eran partidarias de dejarse ser porque su "destino" ya estaba escrito, le parecía mediocre.

Fue así como se enfrentó a todo lo que se propuso, ya fuera fundar un club de hurones de pequeño, aprender a tocar la guitarra y audicionar para convertirse en idol, siendo ese su último sueño cumplido. Nunca pensó que llegaría el día donde se quedaría sin sueños, sin metas que proponerse, su vida se había convertido en una completa rutina que le estaba llevando al hastío, ¿cuando aparecerá algo nuevo que le apasione?

Tenía 31 años y recién salido del ejército comenzó a filosofar sobre su vida, todo estaba bien, excluyendo su vida amorosa, las cosas parecían tan intactas que era aburrido, algo le faltaba, y le gustaría saber que.

Despertó y tarareando una canción se dispuso a tomar desayuno, el típico cereal con yogurt que degustaba todas las mañanas, pero terminó aturdido cuando le interrumpió una llamada que le revolvió el estómago. "Ya nacerá ¡corre!" Escuchó eso mismo hace dos años y corría de la misma forma que aquella vez, ¿cuando será por lazo sanguíneo propio?

Si tan solo alguien hubiera grabado su reacción cuando se enteró del segundo embarazo de la esposa de su amigo, se le revolvió el mundo, no porque le afectara a él, si no porque se sorprendía de cómo la familia crecía tan rápido.

A penas entro al hospital sus compañeros estaban sentados en el salón de maternidad. Mira la hora y se da cuenta que había tardado bastante, suponía que ya llevaban dos horas esperando alguna noticia del nacimiento.

Intentando pasar desapercibido se sentó junto a Jongin que dormía plácidamente con una manta morada encima, era seguro qué pasó la noche en vela y no alcanzó a dormir por tener que ir al hospital. Aunque con el grito de la pequeña despertó de inmediato.

—¡Tío Park!

No tardó en cargarla en sus brazos dando pequeñas vueltas, esa niña le había robado el corazón a penas nació, después de todo era quien le convirtió en tío, luego de que su hermana decidiera no tener hijos. Aunque no olvidará los miles de problemas que trajo consigo, luego del caos armado entre la empresa y sus fans. 

—¿Que tal princesa?

—Mi hermanito llegará pronto, estoy emocionada por conocerlo.

—El estará muy feliz de saber que tendrá una hermanita así de linda.

Le deja en el piso y está sonrie dando vueltas por alrededor, ser hermana mayor era un lindo sueño, no podría tener aquel cuando por orden ya había nacido como el segundo.

—Jongdae esta en la ventanilla.

El grito que pego Junmyeon fue el causante de que se alarmaran para correr hacia el ventanal, habían vivido esta experiencia antes pero se sentía como si fuera única.

Crisis de los 30 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora