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I
Hoy me tengo que ir

El gran Yakuza de los restos de Hiroshima.

Lan Xichen. Fue traicionado por sus más confiables "hermanos". Personas que él mismo sacó de las cenizas cuando ocurrió el desastre.

Una gran bomba nuclear. Afortunadamente el estaba muy lejos, por lo que solo sintió la gran onda de esta.

Pero debido a que sus padres vivían allí, no perdió tiempo y tomo a su pequeño hermano en un cargador improvisado y se fue.

En el camino vió muchísimas cosas que jamás debió ver.

Salvó a quienes pudo salvar y les dió una razón para vivir.

Aún si él no tenía una.

¿La razón por la que lo traicionaron?

¡Dinero!

Un muy malvado Yakuza les pagó para hacerlo.

¿Hacer que?, Pues matarlo, pero le hicieron un mínimo de cosas para que viviera como agradecimiento.

Tenía tres costillas rotas, su rostro y venas de sus manos hinchadas, y una pierna rota.

Su hermano y su tio fueron las únicas personas que fueron a su rescate; un buen sermón y un caldito no hiba a servir obviamente.

Por lo que lo obligaron a irse con ellos a un pueblo muy poco concurrido y conocido en china, Daocheng.

El hospital era grande y con pocas personas. El doctor fue muy claro y duro con él en el par de días de su hospitalización.

Un día como los otros, tranquilos y hermosos. Lan Xichen estaba aburrido así que se escapó, para caminar por los pasillos.

-Uhg!, Carajo. No pensé que está mierda dolería tanto.- soltó al instante en el que puso su pie enyesado en el piso.

Arrancó las agujas en sus manos, tomo la muleta a su lado y emprendió su pequeño paseo.

En una de las tantas habitaciones había un chico, uno muy bonito.
Incluso hizo que el Lan retrocediera solo para verlo detrás del marco de la puerta.

- Estoy bien, ya lo dije muchas veces Wei Ying.- Habló con indiferencia. Parecía estar hablando con alguien desde el teléfono del hospital.

- eh?.- El chico miró hacia la puerta y en ese instante, Lan Xichen pudo ver qué, la pupila de sus ojos estaba nublada y su iris azul, uno muy brillante, lo que le daba una rara sensación.

- ¿Quien anda ahí?.- Preguntó asustado.

- Shh!- reaccionó rápidamente mientras comenzaba a acercarse.- Por favor no digas que estoy por aquí.- musitó alterado.

- ¿Quien eres?, ¿Que haces aquí?.- Preguntó un poco a la defensiva.

- Yo... Soy Lan Xichen, tuve un accidente y terminé aquí. Yo solo pasaba por aquí y me causaste curiosidad.

- ¿Yo?.- se señaló a sí mismo.

- ¡Jajaja!, Esto me huele a historia de amor. Hablamos mañana.- Se despidió burlon desde el otro lado del teléfono.

- Oye!.- Guardo silencio cuando ya nadie hablaba del otro lado. Dió un largo suspiro y con muchas tocadas puso saber dónde dejar el teléfono.

- Mi nombre es Jiang
Cheng, Lamento si me comporte de una forma grosera. es que como verás, tengo cataratas... No veo en absoluto.

Lan Xichen guardo silencio y Jiang Cheng puso una expresión complicada. Estaba ciego, ¿Como sabría si habia huido?.

- Puedo... Sentarme?.- preguntó Lan Xichen aún estático.

RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora