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V
Te llevo en mi corazón

Como prometieron así mismos. La cita terminó antes de que la brisa fría floreciera.

Jiang Cheng se negó a que Lan Xichen lo acompañará hasta la puerta de su casa debido a su pierna y sus costillas.
Pero, Lan Xichen prácticamente le ignoró, con cambios de temas bastante útiles.

- Xichen, ¿Como pretendes volver? No puedo dejar que camines así.- Jiang Cheng externó, estaba desesperado de ser ignorado.

Lan Xichen acarició su cabeza. La preocupación de Jiang Cheng hacía que sus propias mejillas se volvieran rosas. Apaciguó su mirada ante la pregunta que iba a hacer.

- Mi lazo... Aún lo tienes?

Jiang Cheng sonrió.- Tiene detalles únicos. Definitivamente no te lo devolveré.- Respondió sonriendo.

- Eres bastante atrevido.- Levantó una ceja mientras sonreía pícaro.

Jiang Cheng mostró su muñeca. Tenía varias pulseras y en ellas su lazo, que ahora era un trenza en su muñeca.

Lan Xichen pensó por un momento, mirando hacia el cielo rosa.- Cuídalo bien, es algo muy importante para mí.

Jiang Cheng lo miró sorprendido.

- Si quieres, Puedo devolverlo.

- No, eso ya es tuyo. Si me lo entregas o no, sigue siendo tuyo. Por eso, te pido que lo cuides.- Respondió con una sonrisa esbozada, su mirada totalmente encendida y pérdida entre los ojos del Jiang.

Si tan solo esto no fuera su primera cita, ya lo hubiera arrinconado a una pared y se lo hubiera comido a besos. Pero eso esta bien ¿No? Solo tiene que aguantar hasta que Jiang Cheng le diera la oportunidad.

- Y-ya llegamos.- Dijo Jiang Cheng avergonzado; la forma en como lo miraba, le daba un calor abrazador a pecho. 

Tres perros completamente alegres corrieron en dirección a Jiang Cheng.

Jiang Cheng soltó un chillido. Sus ojos parecían tener un movimiento alterado, sus mejillas tenían un ligero tono rojo, y inconscientemente cubría su boca.

Lan Xichen estaba un alegre de verlo fuera del hospital y ahora disfrutando el cariño de tres cachorros. De hecho, nunca antes lo había visto reaccionar de esa manera, ¿Tanto le gustaban esos animales?

- Lo siento mucho.- Una señora de edad cuestionable apareció frente a ellos agitada.- ¿A-Cheng? Que sorpresa...- se echó a llorar.

Esa señora, es su vecina, Han Yun. La única persona que siempre a estado a su lado desde que tiene memoria. Tiene hijos y ellos son los ahora dueños de los perros, probablemente ella se encargaba de ellos mientras sus hijos iban a la preparatoria.

Estaba tan feliz que sus ojos se aguarón, le dió un abrazo cariñoso y prometió darle una bienvenida adecuada después.

Lan Xichen veía la escena sentado en los escalones de la entrada de la casa. Desde que habían llegado, sus futuros cuñados aún no se habían dado cuenta, hizo una señal a Jiang Cheng para que ya entrara.

Fue una costumbre que había tomado en su puesto de Yakuza, definitivamente lo iba a corregir. No podía tratar a Jiang Cheng con cualquier persona.

- Oye, Entremos juntos. Te daré un vaso de leche caliente para que no te resfríes.- Dijo Jiang Cheng acercándose, lo estaba tratando como un niño pequeño.

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⏰ Última actualización: Nov 17 ⏰

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