El Deseo Que Pedí (Nimona)

3

Acepta al monstruo

Ya habían pasado unas semanas desde la llegada de Nimona a la casa, Ballister y Ambrosio seguían peleados y apenas se hablaban.

Ballister intentaba conversar con Nimona e intentar que confiara en el, aquello se estaba logrando pero demasiado lentamente.

Noto varios comportamiento el la pequeña.

Para empezar, les costaba mucho que la niña hablara, y eso debía comenzar con el hambiente incómodo en la casa, además de que cuando estaba Ambrosio en casa intentaba no transformarse frente a él ni andie si era posible.

La timidez y el miedo de la niña parecían haber aumentado, tanto que ni siquiera podían saber que emoción sentía realmente.

Eso lo estaba enloqueciendo, además de que había pedido varios meses de descanso en su trabajo mientras se encargaba de la pequeña.

Pero parecía ser incluso esto más complicado, la comida era también un problema al punto en que se pregunto que tanto le habían hecho en el horfanato a la pequeña para no comer o dejar de cuidarse así misma.

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Aunque claramente faltaban muchos meses para volver al trabajo lo contactaron de urgencia al ya no tener personal para enseñar en la guardería ese día.

No tuvo de otra que asistir por lo tanto tuvo que dejar a Nimona con Ambrosio quien por suerte su viaje de Negocios sería hasta la próxima semana.

-Cuidense, coman, tu asegurate que coma, no vena mucha televisión especialmente tu Ambrosio.

A pesar de todo se seguían preocupándose el uno por el otro, y sabía que cuando Ambrosio se metía en la televisión nada podía sacarlo de ahí a menos que la apagaran.

Al final Ballister cerro la puerta yéndose y con la esperanza de que todo mejorará entre ellos.

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Ambrosio estaba nervioso, no sabía que hacer, debía cuidar de la pequeña Nimona de la cual aún no analizaba que fuera su hija.

La niña parecía más nerviosa que él mordiendose el labio y moviendo su pierna izquierda de un lado a otro.

-Uh...quieres...hacer algo?

No hubo respuesta y esto solo fue más incómodo.

Sabía que no debía tratar de mala manera a la chica, sabía que debía aceptar a la niña.

Pero no podía evitar que aveces pasará por su cabeza aquella opción de....ah!

-Tu... Quieres galletas?

Nimona alzó la vista ligeramente viéndolo directamente a los ojos.

Ambrosius se sintió algo extraño ante aquella mirada, recordó el hecho de que la niña lo había estado mirando así desde hacía bastante tiempo como si reconociera algo o quizá curiosa? Quizá le tenía miedo después de como la trato.