IV

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Cristhian 

Llegue a la casa cansando y con los ojos adoloridos de tanto leer los documentos que me entrego el Heredero al trono, según él, yo era la persona en la que el más confiaba.

Era uno de mis mayores problemas ahora, pero no más grande que el de mi esposa.

Nunca supe que tuviera una gemela, o algo así, Ahora resulta que le gusta cocinar, ni enterado estaba de que cocinaba y mucho menos para mí.

Desde el principio todo fue problemático, se cayó de las escaleras de la casa de su mejor amiga jugando, después de cuatro días cuando despertó, aún seguía negada a casarse conmigo, No era que yo quisiera obligarla a casarse conmigo, pero de hecho me gustaba, pero ella le gustaba otro, que al parecer eran novios o algo así.

El punto esta que le prohibieron verlo, su padre para ser especifico, entonces ella uso la cabeza y se dio cuenta que de la única manera que podría seguir estando con él, era saliendo de su casa, y ahí es donde entro yo, acepto el compromiso y un mes después nos casamos, en nuestra primera noche me dio una medicina que me hizo dormir hasta el otro día, no me enoje, era muy obvio lo que había hecho.

Y entendí, si tu esposa te odia y por primera vez te da algo, hasta agua, no lo bebas, posiblemente terminé mal.

Suspire resignado entrado a la casa sin poder aceptar el cambio tan drástico que había sucedido en casa. Le podría dar el divorcio, pero me gusta ella, sé que soy algo masoquista, pero sé que se llevara a los niños si sucede, prefiero a que me odie a que me quite a lo que más amo en este mundo.

-Señor-Me recibió Rosa con una cara como si hubiese visto un fantasma.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué esa cara? -Le pregunte riéndome de su expresión.

Mire la casa y note algo de ausencia, no había ruido, mis hijos debieron ella temprano y juro que no están durmiendo.

- ¿Dónde están los niños? Diles que llegue-La mire con esperanzas de que no estuviera pasando lo que estoy pensando.

Anda Rosa, dime que están durmiendo.

-Lo siento tanto señor-Se tiro al suelo de rodillas-Fui a buscarlo a la estancia hace unas horas y me dijeron que la señora los recogió.

Mis alertas se encendieron.

- ¿Y a donde fue ella? -Ahora Rosa empezó a llorar.

Este es el colmo.

-No lo sé, se arregló y salió, no pensé que hiciera nada malo-Se seco algunas lágrimas-Pero se llevó a los niños, no sé dónde está, mucho menos se dónde están los niños señor, vaya a buscarla-Se levanto y me empujo a la puerta-Yo iré por los alrededores.

Sin pensarlo Sali corriendo por las calles, fui a la estancia y pedí que me dieran indicaciones de por donde se habían ido.

Sin éxito seguí caminando, frustrado de no conocer los lugares que ella podría frecuentar.

Pero me llego un pensamiento a la cabeza.

Imposible-Susurre para mí.

Es imposible que estuviera con él, ella me pidió una oportunidad.

Rei internamente, ella quería una oportunidad para irse junto con ellos con ese idiota.

Me dirigí al palacio que quedaba al sur del Reino rezando para que por lo menos mis hijos estén ahí.

-Buenas Noches señor-Un mayordomo me dejo entrar.

- ¿Dónde está tu jefe? -Pregunte de inmediato.

-Esta en el comedor cenando ¿Quiere que lo lleve?

Negue y camine hacia el frente.

-Lord Carlos-Lo llame al verlo sentando, tomando vino.

-El duque llego de visita ¿Quiere una copa? -Cerré mis puños algo enojado y busqué que golpear para no destrozarle la nariz al idiota que tenía en frente.

- ¿Por casualidad mi esposa y mis hijos están aquí? -El soltó una carcajada, se estaba burlando de mí.

- ¿Por qué estarían aquí? No me digas que aun tienes la inseguridad de que un día ella venga junto a mí y peor aún, con tus hijos, sangre de tu sangre, ella me dijo que venía, pero si era hoy, ella aun no llega-Y confirme mis sospechas, mi esposa solo quería ganarse mi confianza para irse-Ven, sentemos a esperarla.

-No, gracias, Siga esperando usted ahí sentando-Sali de esa casa y me removí el cabello.

¿Dónde estarán?

Seguí buscando, sin éxito alguno, la oscuridad había empezado a adornar la noche.

-Señor-Miré hacia atrás y vi como Rosa se bajaba del carruaje- Me dijeron que los vieron cerca del lago de los patos.

Trato de respirar y señalo hacia donde quedaba.

Corrí deprisa y cuando estuve cerca noté unas figuras.

Y si, eran ellos.

Por fin podía respirar.

-Adriana-Ella levanto la vista y me observo aterrorizada- ¿Dónde estaban? ¿A dónde ibas?

-Papi, hoy Sali con mami a jugar, no enojes con ella.

-Si, ella nos trajo a comer aquí, nos trajo comida y pan para los patos-Me informo la pequeña.

- ¿Y qué hacen aquí? -Le pregunte a Adriana viéndola fijamente.

-La rueda se dañó y no quería que los niños caminaran-Otro carruaje se colocó cerca nuestro.

-Señora ¿Dónde estaba?

-Dejemos las preguntas, todos al carruaje, nos vamos a casa-Estaba enojado-Y que esta sea la última vez que salen sin avisar.

Llegamos a la casa y Rosa se llevó a los niños para que cenaran y para que se durmieran, yo subí a mi despacho y tras abrir la puerta note como alguien estaba detrás mío.

- ¿Por qué te enojaste así? Asustaste a los niños, Soy su madre, también puedo salir con ellos-Me gire para verla y observar como ella cerraba la puerta al terminar de entrar a mi despacho.

-Ahora quieres salir con ellos, cuando justamente Lord Carlos está esperándote, no me quitaras a mis hijos-Le grite algo enojado y ella se sonrojo.

Pero de enojo.

-No iré a ver ese patán, mi esposo está aquí y mis hijos también, mi hogar-Afirmo y suspiro- ¿Qué paso con la oportunidad que me ibas a dar?

-Se acabo, volvamos como antes, tú por tú lado y yo por el mío- Pensé que se iba a ir, pero la verdad me sorprendió cuando me empujo a la pared y acerco su cara a la mía.

-Óyeme bien, tu, mis hijos y yo caminaremos por el mismo lado o camino, como desees, pero juntos-Acerco su rostro sonrojado aún más a mí.

Y la tensión se sintió.

Trate de aléjame, pero ella acorto el poco espacio que quedaba besándome.

Sus ojos estaban cerrados y los míos abiertos como plato por la sorpresa, me sostuvo la mano y la llevo a su pecho derecho, donde me la depósito y la dejo, me quede más inmóvil al sentir el tamaño, no eran como la primera vez que la toque, ahora eran más grandes y redondos.

Claro, ella había tenido a nuestros hijos.

Moví mis labios respondiendo al beso y me gire para que la persona que estuviera pegada a la pared fuera ella, me pegue aún más a ella y cuando nuestras lenguas empezaron a danzar juntas, la tome en brazos y me moví por el despacho hasta dejarla sentada en la mesa sin dejar de besarla, ella luego de unos segundos se separó en busca de aire.

Me quede tieso viendo ahora sus labios hinchados.

-Por primera vez confía en mí, se lo que hago y tendrás tus respuestas el día la coronación-Fruncí el ceño-Solo confía en mi ¿Sí?


La Duquesa y El DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora