VII

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Narra Adriana

Me había costado tanto, pero al final lo había logrado, tenia a mi familia y a mi esposo en mi cama.

Pero por alguna razón quería los recuerdos de cuando mis hijos nacieron o cuando me entere que estaba embarazada, o cuando me case.

Solté un suspiro que llamo la atención de Cristhian.

- ¿Qué pasa? -me dijo saliendo del hueco de mi cuello para verme a los ojos.

Me dio un beso en los labios y me movió mi cabello para la parte de mi espalda.

-No lo sé-Fruncí el ceño y me senté en la cama con los pies cruzados.

- ¿Qué pasa? ¿Te hago sentir incomoda? Si quieres duermo en el sillón-Señalo uno de los muebles grises que se encontraban en el lugar.

-No, me puse a pensar algunas cosas-Ahora el que frunció el ceño fue el-No te lo tomes a mal, pero ni siquiera te conozco bien, no me acuerdo el día en que nos casamos, no sé ni que día nacieron los niños, nuestra primera vez por Dios, no recuerdo nada de eso-Me calle por un momento recordando lo que me había dicho sobre aquel día-En fin, no recuerdo nada de ustedes.

Él se sentó a mi lado y se acomodo para que quedara sentada en su regazo.

-Solo es cuestión de tiempo, se que no me conoces lo suficiente, y que no está segura de que, si lo nuestro funcionara, pero yo que te conozco de todos estos años, te puedo asegurar que nuestro matrimonio si será hasta que la muerte nos separe, porque contigo entendí que no se trata de tiempo, sino de calidad.

Agaché la cabeza y asentí.

-Mejor vamos a dormir, mañana en la noche te tengo una sorpresa-Subí la cabeza para mirarlo.

- ¿Qué sorpresa?

-Si te lo digo, deja ser una sorpresa-Me coloco en la cama y se acostó, empujándome con el hasta que mi espalda toco el colchón.

- ¿Solo vamos a dormir? -El asintió y me abrazo por detrás.

-Déjame disfrutar esta sensación por más tiempo, lo demás puede esperar-Me mordí el labio.

Y trate de disfrutar, pero estaba ansiosa, sentía nauseas.

¿Por qué después de decir la verdad no me siento bien?

Tras unas horas pensando y escuchando la respiración de mi marido, me relajé y me dormí.

Ya ahora que todos sabían de mi situación, me pondría al día con ellos.

._.

Cuando la luz de sol toco mi cara me gire para evitarla y espere sentir el pecho musculoso de mi marido, pero lo que recibí fue un lado frio de la cama.

Abrí mis ojos de repente y note la cama vacía, mire por toda la habitación y no había nadie.

Me levante e hice mis aseos personales, me coloque un vestido ajustado arriba y algo ancho abajo, corto, decorado con girasoles.

¿Qué hora seria? Me pregunte al ver que ni Rosa ni nadie había pasado por aquí.

Baje por las escaleras, y como cada mañana escuche risas en el comedor.

Me dirigí hasta este en pequeños pasos.

-Mami es así-Mi pequeña hija se rio.

¿De mí?

-Es una dormilona-Ahora hablo Ethan.

-Es así desde que era pequeña como ustedes.

¿Mi padre?

- ¿Mami era así también? ¿Cómo nosotros?

-Peor, se dormía casi en la mañana y durante el día dormía, parecía un perezoso-Hice una mueca.

Yo jamás fui así.

¿O sí?

-Muchos detalles creo-Les dije entrado al comedor.

Los tres pares de ojos se me quedaron observando.

- ¿Qué hora son Rosa? -Le pregunté cuando la vi colocar un plato en la mesa.

-Es la hora de la comida, es decir, mediodía-Me respondió con una sonrisa.

Si que había dormido.

- ¿Qué haces aquí padre? -Mi querido padre tomo un poco de su jugo de naranja y luego me miro.

-Tu marido me invito, mas que siempre vengo a ver a mis nietos, aunque sea una vez al mes, sabes que estoy viejo y no puedo andar viajando-Asentí y me senté frente a el-También quería hablar sobre tu confesión de anoche ¿Por qué no me lo dijiste? Anoche el padre de Maribel llego a mi casa como loco, diciendo que habías perdido la cabeza al mandar a tu mejor amiga a la prisión y que gracias a ti ella perdió la oportunidad casarse con el Vizconde y muchas cosas más-Volvió a tomar un sorbo de su jugo-Es una pena que todo terminara así.

- ¿Qué terminara cómo? ¿Qué me quedara sin recuerdos de mis hijos por culpa de esa loca? ¿Es una pena que este bajo vigilancia ahora? -Me ofendí un montón.

-Mas o menos, pero es una pena que hayas recordado la memoria ahora y no antes, es una pena que fuera ahora cuando ella estuviera en un calabazo y no antes, junto a la arpía de Carlos, siempre te dije que no merecías tan poco-Tomo la jarra de jugo y la acerco a el-Este jugo esta delicioso.

- ¿Qué es arpía abuelo?

-Creo que es un animal-Le respondió Emma a Ethan.

-Si, es un animal, excelente mi niña-Le aplaudí-Ahora vayan a lavarse las manos con Rosa, están todos llenos de salsa.

Me hicieron caso, y con ayuda de Rosa subieron hacia el baño.

-Por cierto, no le darán tanto tiempo a Carlos, dijo toda la verdad y por eso durara solo la mitad del tiempo pautado, dijo que Maribel los obligo a callar tras amenazarlo con su embarazo, no supe que Maribel estuviese embarazada, el punto esta que lo amenazo para que no dijera nada, dijo que ella dio a luz y que su hijo estaba fuera de la ciudad, en un pueblo con sirvienta, es decir que se enteraban de aquel niño, la reputación del hijo de un caballero se iría al diablo, junto con toda la familia, pobre niño, de seguro ahora tiene la misma edad que tienes mis nietos.

Sentí una sensación rara tras aquel dato.

¿Tuvieron un hijo?

-No estoy de su lado, pero ojalá aquel niño no sufra-Asentí.

- ¿Y que pasara con el ahora? Con el niño-Pregunte tomando una tostada de la mesa.

-No lo sé, supongo que los padres de Carlos se harán responsables como familia noble que son, admitieron que no sabían nada.

Aquel niño no tenia la culpa de nada, solo le había tocado unos padres muy crueles.

Gracias al cielo mi marido no era así.

Por cierto, ¿Dónde estará mi marido

-Padre ¿Has visto a mi esposo?

-No, solo me mando un carruaje a buscarme, cuando llegue no estaba.

¿Dónde estarás Cristhian?

La Duquesa y El DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora