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Anya llegó a su habitación después de aquella extraña caminata con Damian, sin entender como había terminado de forma abrupta, simplemente se había terminado quedando sola, caminó un poco más y regresó sobre sus pasos, siendo escoltada por Jeeves ...

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Anya llegó a su habitación después de aquella extraña caminata con Damian, sin entender como había terminado de forma abrupta, simplemente se había terminado quedando sola, caminó un poco más y regresó sobre sus pasos, siendo escoltada por Jeeves que siempre aparecía de la nada, como si siempre estuviera siguiendo cada uno de sus pasos.

Estuvo pensando toda la tarde sobre eso, aun cuando su comida fue servida en su habitación. Hasta que una idea vino a su mente como revelación ¿acaso esa era una especie de...manipulación? Él había dicho claramente que sabía que le gustaba el jardín y parecía que realmente quería decir que por esa razón estaban en el jardín. Por ella. Y si eso era de esa forma, si él decidió dejar lo de la cachetada atrás y permitirle salir del castillo, es que tal vez buscaba comprarla de alguna forma para que terminara cooperando.

Anya sonrió para sí misma, debía estar demasiado desesperado y confundido sobre ella si pensaba que algo como eso la haría ayudarlo a destruir su hogar. A pesar de que había estado tan tranquila estos últimos días, poniéndose la ropa que habían elegido para ella y el obedecer el salir a comer con él, la realidad es que lo odiaba. Odiaba estar aquí, lo que le habían hecho a su aldea y como la habían apartado de su vida solo para ser utilizada a la disposición del rey. Él era un hombre vil, despiadado y cruel, no había nada bueno en él y más en sus vagos intentos de manipulación. Anya había aguantado pacientemente.

El momento en el jardín donde ambos hablaron con tanta familiaridad y como si realmente estuviera emocionada de estar ahí, en parte había sido un poco así. Se había emocionado de más al salir al jardín y sentir el aire y el sol en su cara después de su cautiverio. Por eso había sido genuinamente amable y hasta había cruzado ligeramente los límites al acercarse ante Damian y sujetar su mano. Fue algo impulsivo, pero lo hizo. Su mano había sido más cálida de lo que había pensado, considerando que él era un asesino despiadado.

Fuera del arrebato de ira que había tenido en esa desastrosa comida, ella se había moderado. Agradecía que el rey estuviera lo suficiente ocupado para no repetir aquella escena en el comedor. No sabía si él quería darle su espacio o simplemente el deber no se lo permitían, pero gran parte del día ella estaba ahí, en su habitación. Había resistido, pero eso no significaba que pudiera disfrazar su gesto de desagrado tanto. Además, que, si lo demostraba, su plan no funcionaria.

Necesitaba mantenerse con un bajo perfil, simulando que se adaptaba, para poder escapar.

Esa idea había sido su mentalidad durante todo ese tiempo. A pesar de que había aceptado a ir a ese lugar para evitar la muerte de Loid y Yor, no podía prestarse a la idea de destruir Keodesea y con ello todo lo que había conocido. Por lo que debía salir de ahí antes de que Damian se acercara para tomar su habilidad. De alguna forma desde aquella cachetada, la cuestión de "reunirse para familiarizarse con su habilidad" había quedado estancada, por lo que tenía una oportunidad real.

Además, que algo bueno había salido de esa caminata, él le había dado la autorización para poder andar a su antojo por el castillo. Ante eso, un escenario de posibilidades se abría con intensidad. Solo había dos posibilidades: o él buscaba ganarse su confianza o él realmente quería confiar en ella, dándole total libertad. En cualquiera de los casos, él estaba siendo totalmente confiado, subestimándola. Anya podía ser muy escurridiza cuando se lo proponía.

Corazón de hierro y cenizas || Damianya week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora