Miraba una película en el pequeño televisor que había en la sala, mi estómago dio un tercer gruñido el cual intente ignorar una vez más, pero enserio quería algo para comer así que me levanté del sofá en el que estaba sentada y me dirigí hacia la cocina para abrir la alacena y mirar que había, pero no había absolutamente nada. Suspire, hace una semana máximo me había mudado a este departamento en Los Ángeles, no era de aquí, pero me había mudado por el estudio y aun no tenía mucho dinero para comprar una buena despensa.
Dude un momento en si era buena idea salir a esta hora ya que eran las ocho y cuarenta de la noche, el hambre me gano así que puse mis zapatos y tome mi sudadera junto con un poco de dinero y un gas pimienta por si acaso. Al salir del lugar comencé a caminar en busca de alguna tienda abierta, caminaba por la zona, tratando de no perderme ya que aun no conocía muy bien el lugar y temía que llegara a perderme.
Visualice un local abierto y para mi suerte era una tienda, entre y el aire acondicionado choco contra mi cuerpo provocando escalofríos, camine por los pasillos hasta tomar algo, me dirigí hasta la caja y al pagar salí de ahi ya un poco más feliz por tener algo para comer. Caminaba por las calles semioscuras de la ciudad, cada vez se hacia más tarde y me dirigía a mi departamento aunque comenzaba a sentirme desorientada y temía que me estuviera perdiendo.
Sentía panico al seguir caminando sin saber dónde me encontraba y sabía que como en cualquier lugar existente había peligros, mucho más en la colonia en la que vivía por que existen muchos rumores de que por la zona hay pandillas extremadamente peligrosas a cargo, bueno, eso era lo que escuchaba. Siempre llevaba encima algo para defenderme, podría imaginarme que en una situación de riesgo me convertiría en un ninja pero cuando me sentía en una situación en la que realmente podría arriesgar mi vida me moría de miedo.
Todo esto había sucedido por un pequeño antojo, yo solo quería algo antes de dormir pero al parecer había sido un completo error.
Estaba temblando del miedo, no podía confiar siquiera en mi propia sombra y de repente escuche el chirrido de llantas, se escuchaban lejos pero aun así pegue un brinco del miedo, trate de tranquilizarme y memorizar por donde era mi departamento. Visualice un lugar a lo lejos, era una papelería y lo había recordado, estaba cerca, ya algo confiada comencé a caminar pero unas motocicletas pasaron a mi lado en una enorme velocidad.
Me quedé quieta, pensando que si no me movía no podían verme y me tranquilicé cuando vi que ya estaban algo lejos pues iban a un buena velocidad, crucé la calle y el pánico inundó mi ser al ver que estaban regresando. Temblé e intente moverme, pero era demasiado tarde, me estaban rodeando, me quede quieta y con miedo al ver que eran cinco chicos, con una pinta de mafiosos contra una chica pequeña y débil como lo era yo.
—Mira que tenemos aquí —Se detuvieron y uno de ellos bajó de la motocicleta para intimidarme.
—No me toques —Advertí cuando intento tocarme.
—Oh pero no te haré daño muñeca, no quiero romperte —Dijo y unos solamente miraban mientras que otros le hacían juego al que estaba más cerca mío.
—No se acerquen a mi —Tartamudeo un poco al sentir el peligro.
—Tranquila, te gustara —Tomó parte de mi cuerpo.
—Suéltame —Lo empujé tan fuerte como pude y rocié gas pimienta en sus ojos.
—¡Maldita perra! —Me abofeteó, mi mejilla ardió ante su tacto y siento perder el equilibrio ante el golpe tan inesperado pero dos hombres me tomaron para no huir.
—No por favor —Suplique en un hilo de voz con la mejilla palpitante.
—Ahora si veras de lo que soy capaz —Cerré mis ojos, incapaz de creer lo que estaba por pasar con lágrimas calientes rodando por mi rostro y un chirrido alarmó a todos.
Eran tres autos elegantes y se veían realmente costosos —Tú nunca aprendes Karl ¿Cierto? —Un chico alto, delgado pero musculoso bajo de un auto negro, el mejor de los tres que estaban ahí.
—No te metas Gallagher, solo intento divertirme —Se aleja para acercarse al chico pero los otros siguen sin soltarme aunque se mantienen atentos a la situación.
Mierda ¿Qué carajos estoy presenciando?
—Diviértete en otro lugar, estas en mi territorio por lo tanto, la chica es mía —Se acerca también.
—Oh vamos, comparte un poco. Tienes chicas muy lindas —Me toma por la cintura, pegándome a él y me siento asqueada.
Hacen una batalla de miradas —Lárgate ahora mismo —Escupe.
—¿Qué pasa si no quiero? —Jugueteo después de soltarme y el chico lindo suelta una risa escalofriante.
—¿Lo escucharon? —Parece que se burla —No hagas que esto se convierta en una carnicería en la cual tú serás el cerdo al que sacrificaremos —Advierte.
—¿Enserio? —Se burla —Somos mucho más que ustedes —Dice.
—¿Olvidas con quien te estas metiendo? —Se acerca más y el miedo se hace más presente en mí.
—Bien, nos iremos —Levanta las manos en señal de inocencia y se acerca a su grupo —Vámonos —Me tiran al suelo y encienden sus motocicletas —Nos vemos Gallagher.
—Tenlo por seguro —Dice y pronto los hombres se van —¿No sabes que es malo caminar sola tan tarde? —Limpio mis lagrimas aun sigo sollozando.
—Lo siento —Suspira.
—Solo ten más cuidado y no salgas tan tarde para la próxima —Asiento y se dirige a su auto.
—Gracias —Me mira fijamente y siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral.
No dice nada, se sube a su auto y se va tan rápido como respirar.
No dudo en comenzar a correr en dirección a mi departamento, tan rápido como la puerta del lugar donde vivía se cierra me dejo caer sobre el suelo, sollozando una vez más y sin poder creer que estaban a nada de hacerme sabe que cosa, si no hubiese sido por aquel chico lindo de ojos verdes, yo, realmente no sé qué hubiera pasado.
[...]
Mis ojos me ardían por la lloraba de anoche pero tenía que continuar mi vida a pesar del trauma de anoche, además, tenía que ir al supermercado para la despensa, realmente tengo un dolor de estómago horrible. En algún momento del caos debió caerse mi barra que comería ayer, dinero desperdiciado.
Salí de casa y camine hasta el supermercado más cercano, era un día fresco y tranquilo. Tome un carrito y comencé a caminar por los pasillos, tomando cosas de una pequeña lista que llevaba en mano, llegué a la caja y pague para luego tomar las bolsas y salir del lugar.
Mis dedos rojos por la presión que la bolsa provocaba, solo quería llegar a casa lo más pronto posible. Siento un toque sobre mi hombro que me hace detenerme y voltear a lo que sea que me haya tocado.
Era él
Extiende un poco su brazo y me entrega la barra que había comprado anoche. Parpadeo un sin fin de veces después de reaccionar y tomar con mis dedos la barra.
—Gracias —Sigue sin decir nada, simplemente se da la vuelta, caminando y dejándome sola ahí.
Frunzo el ceño confundida y miro la barra, vuelvo a mirarlo pero ya no lo veo cerca. Me doy la vuelta y sigo mi camino hasta casa, realmente no sé si fue buena idea tomar la barra, es un desconocido y pudo haberle puesto algo, no?.
Dejo las bolsas sobre el mesón y de mi bolsillo saco la barra, la miro y examino. Esta cerrada, dudo un poco pero la abro y le doy una mordida, mastico lo suficiente y luego trago. Espero un poco para ver si no muero pero al no sentir nada vuelvo a darle otra mordida y comienzo a quitar mi zapatos y sacar llaves, cartera, etcétera de mis bolsillos.
Me siento en el sofá y enciendo el televisor aun comiendo la barra, paso los canales hasta llegar al de las noticias. Al parecer hubo un enfrentamiento entre bandas, muestran imágenes y dan información del caso. Dejaron una marca AG son como iniciales de algo pero paso de canal.
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ᴅᴇᴠɪʟ ᴇʏᴇꜱ ©
Fanfiction𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥 𝐄𝐲𝐞𝐬 | 𝐀𝐢𝐝𝐚𝐧 𝐆𝐚𝐥𝐥𝐚𝐠𝐡𝐞𝐫 En sus ojos tenía al mismo diablo, sabía que corría riesgo a su lado, incluso tenía miedo de él pero lo amaba y no me importaba morir si moría a su lado. -Historia 100% mía -Faltas de ortografía (P...