Virtuoso Pervertido

Acto 4

Ahora que Barnaby estaba completamente sobrio, besar a Kotetsu se sentía increíble. Era obvio que su vecino tenía experiencia; había convertido el torpe beso de Barnaby en uno formidable y sexy. 

Y Barnaby deseaba poder besarlo para siempre.

Una vez que cortaron el beso, Barnaby permaneció inmóvil, mirando el hermoso rostro de Kotetsu. Sabía que parecía un robot aturdido porque Kotetsu se echó a reír.

---Eres demasiado lindo ---dijo Kotetsu, ahuecando su rostro con ternura---. ¿Estás seguro de que quieres salir con un viejo aburrido como yo?

Parpadeando, Barnaby juntó las manos sobre el pecho de Kotetsu, luego lo miró con firmeza: 

---¡Por supuesto! ¡Me gustas tanto, Kotetsu-san, que ni siquiera puedo respirar ahora mismo!

Con sus ojos marrones claros abiertos ampliamente, Kotetsu se congeló por un breve momento antes de reírse de nuevo:

---Como dije, eres demasiado lindo, Bunny ---dijo Kotetsu, colocando un suave beso en los labios de Barnaby---. Tengamos una cita, entonces.

—----

Una película y una cena en un lindo restaurante parecían ser un buen comienzo para salir con ese hermoso conejito.

Kotetsu eligió ropa bonita y, una vez que estuvo listo, se dirigió al teatro. 

Era un día frío, aunque el sol brillaba y caminar bajo aquél cielo era como ser acariciado por él.

Mientras Kotetsu respiraba profundamente, vio a Barnaby parado como un tronco frente al teatro. Riendo, Kotetsu se acercó a él.

---Hola, Bunny. ¿Esperaste demasiado?

---¡Para nada! ---Barnaby se apresuró, parpadeando con un sonrojo notable en sus mejillas.

Kotetsu se rió de nuevo:
---Entremos.

La película era muy dramática y Bunny parecía estar a punto de llorar. Kotetsu encontró eso muy lindo. Sin pensarlo dos veces, puso su mano sobre la de Barnaby y la sostuvo. Barnaby se sobresaltó cuando su rostro se volvió hacia Kotetsu. Verlo sonrojarse de nuevo hizo que el corazón de Kotetsu se acelerara. Se acercó y besó sus labios suavemente.

---Eres demasiado lindo, Bunny ---le susurró y Barnaby sonrió.

Su conversación durante la cena fue tan natural que Kotetsu sintió que podía hablar con Barnaby el resto de su vida. Esa era una emoción que no sabía que volvería a experimentar en su vida.

Pensar en eso entibió su corazón.

La noche era perfecta mientras ambos hombres caminaban por la calle, tomados de la mano, en silencio.