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Tengen ingresó con seguridad al aula y saludó a los alumnos, quienes enseguida correspondieron, a pesar de sentirse bastante intrigados por saber quién era ese hombre. Las chicas veían al albino y cuchicheaban, se les hacía bastante atractivo.

— Buenos días, me presento, soy Tengen Uzui, licenciado de Artes plásticas y licenciado en Música. —Tomó una leve pausa y prosiguió con seguridad— Soy el maestro suplente de Artes y espero la experiencia de aprendizaje con ustedes sea de su agrado. Sin embargo, quiero plasmar ciertos lineamientos.

Los alumnos observaban al maestro con clara atención y algunos sacaban sus libretas para poder anotar lo que diría a continuación.

— Primeramente, no tomaré evaluaciones bimestrales, mis calificaciones serán en base al trabajo que yo vea que realicen en cada sesión. También, necesito que fluya la inspiración de cada uno, su creatividad, qué plasmen más allá de una simple representación, quiero que contenga contenido, sentido. Y por último, mis clases son espacios de relajo para ustedes, no será un curso pesado. —Se apoyó un poco a la mesa antes de concluir— Eso es todo lo que tenia que aclarar. ¿Alguna duda?

Hubo un gran silencio por parte de los alumnos. Así que el hombre creyó haber llenado expectativas y comenzó la clase.

— Hoy trabajaremos el plasmar sus ideas, les entregaré cartulinas y quiero un dibujo que contenga un mensaje. —Pensó un momento y luego consultó— Disculpen, ¿tienen delegado de Artes?

Un chico al lado izquierdo del aula alzó la mano, y para sorpresa suya era Agatsuma, el chico que vio tocando violín hace un rato.

— Bien, acércate.

El chico se dirigió a él con cierta timidez y pregunto que necesitaba.

Tengen estaba atento a cada movimiento del chico, qué lucia bastante extravagante.

— Profesor, ¿Puedo ayudarle en algo?
— Sí, necesito 34 cartulinas blancas, ¿Puedes pedirlas en secretaría?
— Claro, no hay inconveniente.

Vió al rubio salir por aquella puerta, su andar era bastante relajado pero si dejar de ser elegante y adecuado.

Observó a cada alumno y quién llamó su atención fue Tanjiro Kamado, tenía una apariencia bastante llamativa, por la cicatriz en la frente y por sus cabellos de un color tan poco común. Vió como conversaba animadamente con un chico y una chica. A Tengen no le resultaba tan interesante, como le parecía Agatsuma.

A los pocos minutos apareció el rubio con las cartulinas y se las entregó al maestro, para tomar asiento nuevamente.

Tengen pasó por cada carpeta y entrego una cartulina, luego regresó y se sentó en su escritorio, mirando a los chicos trabajar.
Aún quedaba bastante tiempo de la clase y como había pedido un dibujo, no creyó que se necesitará de otra sesión para terminarlo.
Comenzó a desplazarse por las mesas y observar el trabajo de cada alumno, hasta que llego al rubio y vio el bello paisaje qué iba siendo retratado por él, realizaba difuminado y trabajaba con colores fríos, haciendo que su dibujo se viera sobrio pero llamativo a la vez.

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El rubio pudo sentir como su maestro se posó detrás suyo y observaba su trabajo con atención. No se sentía nervioso, al contrario, solía ser algo común para él, los profesores siempre tomaban de referencia para los demás sus trabajos, maquetas y/o exposiciones.

— Buena combinación, supongo que has estudiado la teoría del color.
— Sí, suelo investigar bastante sobre los cursos. Y vi que la siguiente competencia a evaluar era dibujo.
— Excelente trabajo, Agatsuma.

Mi Obra de Arte [UzuZen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora