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Kamado iba muy sonriente por el pasillo, camino a su casillero, sus amigos se habían quedado en el baño y él estaba adelantando, debido a que tenían clase con el maestro Rengoku y no quería llegar tarde.

Sacó su libro de Historia, curso que impartía el maestro, se observó en el espejo dentro de su casillero, asegurándose de verse bien, sonrío y cerró el compartimento. Caminó hacía el aula, y ahí estaba ese guapo maestro. Kamado saludo e ingreso al aula, tomando asiento en primera fila, arreglando sus materiales y esperando a que sus amigos llegarán. Al poco rato, llegaron Inosuke, Genya y Zenitsu.

— Tanjiro, no nos vuelvas a dejar solos con ese idiota. —dijo Zenitsu algo agitado.
— ¿Qué paso?
— Bueno, que no pasó... Atoró el inodoro con papel higiénico, rompió el surtidor de jabón y por último golpeó a un chico porque lo confundió con una alumna.
— ¿En tan poco tiempo?
— Superó su récord. —comentó Genya. Kamado solo soltó una risa gentil, hasta que notó qué el chico no estaba.
— Bueno, ¿y donde esta?
— Se lo llevaron con la psicóloga Shinobu.
— Ya veo. —sonrío nervioso.

Poco rato después entre charla triviales, la clase del maestro Rengoku había dado inicio, afortunadamente, no era una materia tan pesada, y resultaba bastante entretenida.

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— ¿QUÉ HICISTE QUÉ? —gritó Tengen asustado escuchando a su amigo hablar.
— Cállate idiota. Fue... Un impulso, Dios, me siento tan culpable. —Llevó ambas manos a su rostro.
— ¡Y deberías estarlo! —continuó con el regaño Iguro.
— Lo sé, lo sé.
— Se supone que el descarado es Tengen, no tú. ¿Te has puesto a pensar en que sucedería si el director descubre tu metida de pata? —dijo Rengoku. Mientras Giyuu bebía algo de café y los observaba, expectante del escándalo.
— No estuve atento, osea, el chico me gusta ¡y mucho! Pero sé que no estuvo bien.
— Al menos todo fue consensuado. De lo contrario... —mencionó Uzui.
— Quiero pedirle que sea mi novio.
— ¿QUÉ? —soltaron al unísono.
— Lo he pensado chicos, ¿acaso a ustedes no les ha atraído algún alumno o alumna?
— Eso sonó bastante proviniente de un pedofilo. —soltó Giyuu sin más.
— Estoy de acuerdo contigo. —menciono Iguro.
— Ustedes... Par de idiotas, hablan así porque están casados.
— No, en realidad es porque no estamos tan DEMENTES como tú, maldito enfermo. En que carajos te metes, mierda. —dijo Iguro bastante preocupado.
— Bueno, no podemos dejar a Sanemi, el amor no distingue entre edad, sexo, nacionalidad o lo que sea. Así que si el esta enamorado del joven Hashibira, ¡debemos apoyarlo! —añadió el simpático Kyojuro. Y Uzui sonrío maliciosamente.
— ¿En serio? ¿O lo dices porque tú también quieres tirarte a uno de tus alumnos? —el sonrojo se apoderó de las mejillas del rubio y miró de mala forma a Tengen.
— Estamos rodeados de enfermos. —soltó con agotamiento Iguro.
— ¿A Kamado? —intervino Giyuu.
— ¡Bingo! ¿Cómo lo supiste? —respondió Tengen.
— Se les nota, a ambos. —comentó Iguro.

El grupo de maestros soltaban risotadas y seguían burlándose de Kyojuro, dejando de lado el tema de Sanemi.

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En la sala de psicología se encontraban 3 personas: Gyomei Himejima, consejero escolar; Shinobu Kocho, psicóloga; e Inosuke Hashibira, alumno.

— ¿Quieres explicarnos el porque golpeaste a tu compañero? —preguntó con amabilidad la pelilila.
— Lo golpeé porque me dijo que parecía una chica. —contestó de mala gana y cruzó los brazos.
— ¿Te arrepientes de lo qué hiciste? —dijo el consejero escolar.
— No.
— Bueno... Queremos que nos cuentes, qué fue lo que pasó, y como te sentiste al respecto.
— Mire, realmente si no he hablado en este hora y media, no espere que lo haga, no estoy cómodo, me siento como un idiota cuando tratan de engañarme y hacerme creer que preguntando en como me sentí, cambiará algo a mi favor. —dijo el chico de hebras azuladas, ya bastante irritado por perder una de sus clases— Suspendanme, o envíenme a detención, no será la primera o última vez. —murmuró con molestia.
— Bien... —mencionaron ambos.
— Te quedarás a limpiar en la escuela, Inosuke. —dijo el consejero escolar.
— Y vendrás conmigo cada recreo, y conversaremos sobre el manejo de tus emociones, dulzura. —añadió Kocho. Inosuke alzó los hombros en señal de disconformidad y de que le daba igual.
— ¿Puedo irme? —miró a los adultos y asintieron. Sin decir nada más, se paro y salió de psicología azotando la puerta.

Mi Obra de Arte [UzuZen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora