Infernalmente Encantador

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Finos rayos de luz se filtraban por las cortinas entreabiertas, alumbrando suavemente el entorno, acariciando el borde de la cama matrimonial que había en la habitación hasta llegar a la figura que dormía debajo de las sabanas.

Para Gyutaro, el calor era una de las cosas que más valoraba desde que salió de las calles. Entonces, al sentir la agradable sensación sobre su piel, fue abriendo los ojos mientras sentía como la tranquilidad iba inundando su cuerpo.

Se permitió un momento para estirarse, luego giró la cabeza hacía la ventana. Amaba el calor, pero sabía que Uzui se quejaría al ver un solo rayo de luz dentro de la habitación. Con cuidado de no despertar a su amante, puso sus pies descalzos en el suelo y cerró las cortinas por completo.

Un siseo de molestia llegó a los oídos de Gyutaro. Parecía que no logró su objetivo.

-Ven aquí mantis. -La voz ronca de Uzui se hizo presente, y Gyutaro giró despacio su cuerpo para ver a su compañero. Este último se había refugiado debajo de las almohadas en un intento por escapar de la luz- Sigue durmiendo conmigo.

-Sabes que no puedo -Murmuró en voz baja el Pilar del Veneno, antes de dirigirse al espejo de cuerpo completo que había en la habitación. Su cabello, como siempre; andaba desarreglado y descuidado- Hace tres días que debí reunirme con mi hermana. Estará más que preocupada si pasó más tiempo de lo acordado contigo.

Eso no le hizo ninguna gracia al demonio. De a poco Uzui fue incorporándose de la cama, sus ojos rojizos, que simulaban un ocaso en su mirada, se encontraron con los de Gyutaro en el reflejo del espejo.

-Que te quedes conmigo -La presencia del demonio sofocó el ambiente medio tranquilo que había. Sin embargo, Gyutaro siguió como si nada mientras amarraba su cabello en una coleta alta. No era la primera vez que Uzui intentaba intimidarlo con su aura.

La rutina era que Uzui seguía insistiendo un poco más, después, al ver que no había efecto; se rendía y se quejaba suave de que era una pésima pareja. Esta vez fue diferente. Porque Uzui se levantó de la cama y caminó directo hacía él para abrazarlo. Escondiendo su rostro en el cuello del Pilar, todavía buscando que le prestara atención.

-Quédate, por favor. -La calidez de sus mejillas calentaron la piel de Gyutaro, quien, por un segundo, consideró la posibilidad de ceder al deseo de su amado- Detesto quedarme solo.

El silencio colgó en el aire, cargado de decisiones.

-Está bien, me quedaré- Pronunció Gyutaro con seriedad, teniendo un gesto de resignación en el rostro.

La alegría de Uzui no tardó en mostrarse, afirmó más su agarre en la delgada cintura de su pareja y se lo llevó consigo a la cama mientras un ronroneo escapaba de él.

Era sorprendente como la relación entre ellos había tenido un cambio tan drástico en poco tiempo. Porque la primera vez que se habían encontrado, intentaron matarse uno al otro. Solo Gyutaro tuvo suerte de haber sobrevivido cuando logró inyectarle un veneno lo suficientemente potente al demonio y obligarlo a escapar. La siguiente vez que se encontraron fue de una forma... peculiar, cuanto menos.

El Barrio Rojo era un sitio que le hacía experimentar varias emociones mixtas al Pilar. La mayoría de ellas eran negativas.

Sin embargo, cuando volvió a encontrarse con Uzui fue porque quería placer. La necesidad de satisfacer sus deseos más básicos lo orillo a regresar al Barrio Rojo. Una satisfacción momentánea era lo único que buscaba esa noche.

Así que cuando ambos se encontraron cara a cara en esa habitación de terciopelo rojo oscuro, con lámparas plateadas colgantes dando destellos dorados por la estancia, y rodeados por velas aromáticas y arreglos florales frescos. Supieron que esta sería una larga noche.

Week UzuGyu [Uzui x Gyutaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora