Week UzuGyu [Uzui x Gyutaro]

Sí las pinturas pudieran hablar...

El corazón de Mitsuri saltaba de alegría, teniendo una gran sonrisa iluminando su rostro. Hoy era el día tan esperado en que finalmente las obras del famoso pintor Uzui Tengen serían exhibidas en el pequeño museo de su adorada ciudad.

Se había convertido en una admiradora suya desde que descubrió sus obras, investigando todo lo que pudo sobre la vida de Uzui, aunque apenas había información disponible antes de su misteriosa desaparición.

Muchas veces se preguntaba qué le había ocurrido al artista. La teoría más aceptada y conocida entre los pequeños fans era que Uzui se había perdido en su propio mundo de ensueños, deseando que sus pinturas cobrarán vida de alguna forma.

Tal vez lo llegó a lograr.

Sea como sea, hoy estaba preparada para tomar varias fotos con su cámara y dibujar en su pequeña libreta de dibujo que su amado esposo le había regalado en su quinto aniversario de matrimonio. Como adoraba el diseño que tenía de rayas blancas y negras con estampas de flores rosadas.

¡Nada podía salir mal!

Lo había logrado.

Por fin había creado su obra maestra.

Era perfecta, o al menos a sus ojos. No podía descartar la posibilidad de que muchas personas ni siquiera entenderían lo que quería transmitir con sus pinceladas, porque esta obra era extremadamente abstracta, pero para él, quién era su creador, era el camino que lo llevaría a su propio mundo de ensueños.

Oh más bien dicho, a su mundo fabricado.

Desde que era un niño, Uzui anhelaba que sus creaciones no se sintieran estáticas ni simples. Sino que pudieran interactuar con el mundo y con las personas, logrando establecer una conexión profunda.

Había descubierto que los espíritus de las personas residían en los objetos que expresaban sus sentimientos. Y él lo hacía a través de sus obras de arte, anhelando transmitir su propio espíritu en ellas.

Pero también debía mantener los pies sobre la tierra.

Uzui sabía que era un artista poco conocido y que sus obras solo se exhibían en pequeños museos. Lograr ser reconocido era algo muy ambicioso, por no decir complicado. Aun así, su verdadero deseo era que más personas entendieran su punto de vista.

Inhaló profundamente para tranquilizar sus emociones.

—Un paso a la vez, Tengen, —Se dijo a sí mismo mientras dejaba el pincel en el suelo. Sin importarle manchar su cabello, se deshizo la coleta, dejando que los mechones cayeran suavemente sobre su rostro.

Observó su pintura, que ocupaba toda la pared del estudio. Sería complicado, pero no imposible sacarla por la puerta antes de que llegaran las personas del museo a recoger las obras destinadas. Era mejor apresurarse y reunirse con el propietario del museo para ver si la aceptaban de último momento.