Park Jimin un chico de 24 años, un doncel hermoso, humilde y hogareño tiene 2 hijos por ellos haría lo que sea.
El siempre soño con darles una buena vida a sus pequeños lamentablemente no puede.
Min YoonGi un empresario exitoso de 27 años, cuenta co...
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Jimin estába arreglandose para irse a su cita en la clínica, de reojo miraba a su esposo sentado en la cama con su celular.
Todavía estaba molesto con el por no querer acompañarlo al médico, pero comprendía que tal vez YoonGi estaria ocupado con algo de la empresa.
Despues de todo ser el dueño de varios hoteles y restaurantes seria algo ocupado. Pero también era su hijo al menos en acompañarlo por una vez no le haría mal a la empresa.
—¡Me voy se me hace tarde! Te aviso si vengo a comer— le dijo YoonGi.
Al no recibir respuesta por parte de Jimin, solo se acercó y le dejo un beso en su cabeza.
El entendía el enojo de su ángel pero no quería preocuparlo por cosas que solo afectarían a su embarazo.
Jimin dió un suspiro y se levantó tomo sus cosas y bajo al primer piso.
Tomo su desayuno aún le quedaba una hora para salir de la mansión.
Le había pedido a Jin que lo acompañará pero no pudo ya que había ido con Jungkook a dónde vivían por cosas, ya que se quedarian por un tiempo en la mansión.
No le quedó de otra que ir solo al hospital.
Salio de la mansión y subió al auto que YoonGi puso a su disposición.
En el transcurso del camino iba viendo las calles de Seúl, para ser las diez de la mañana estaban un tanto tranquilas.
En un alto que hicieron, observó que en la esquina habia un restaurante que no habia visto.
Pero lo que realmente le llamo la atención no fue el restaurante, si no la persona que ingresaba a el.
Y no solo iba solo, si no que iba acompañado de una mujer. Porque su esposo Min YoonGi ingresaba al restaurante con aquella chica.
Algo en el pecho de Jimin dolió al saber el motivo del porque YoonGi no lo acompaño.
Con razón andaba raro esos días y más cuando lo encontraba con el celular y fingía no hacer nada en el.
Nunca imagino que YoonGi regresaría otra vez con sus amantes. El confio en el y su esposo lo traicionó y eso que solo habían pasado 3 meses de iniciar un matrimonio formal, sin contratos.
Pensó que su vida sería feliz desde ahora, pero solo fue un sueño pasajero. El auto avanzo de nuevo, al mismo tiempo que una lágrima bajaba por su mejilla.
—¡Señor Min! ¿Se encuentra bien? Quiere que le marque a su esposo, si se siente mal— le pregunto su chófer al fijarse por el retrovisor y ver que si jefe lloraba.
—Estoy bien no te preocupes y no llames a mi esposo tal vez este ocupado con algo importante.
El chófer asíntio y ya no preguntó siguió conduciendo hasta llegar al hospital donde aparcó y le abrió la puerta a Jimin.
