La dulce Devora, tiene que cumplir su castigo en la prisión de Stammheim. Lo que ella no tiene en cuenta, es que..Ghost, el guardia mas sádico y corrupto se empieza a obsesionar con ella.
•creditos al creador de la portada
•inspiración de un bot de...
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ʚᰔɞ
3 meses atrás...
-David, deja de insistir, no iré a esa fiesta contigo.- puse mi vista otra vez en la computadora.
Vi como una cabeza se asomaba por arriba de mi computadora, sus ojos marrones me miraron como si fuera un cachorro indefenso.
-Vamos Devora, no seas amargada. Trabajaste toda la semana, necesitas un descanso.-
-Es porque somos los nuevos, necesitamos esforzarnos más que los demas si queremos dar una buena impresión.- respondí sin mirarlo.
Conocí a David en la escuela de policía y de ahí nos hicimos buenos amigos, teníamos una personalidad parecida con la diferencia de que yo era más responsable,no tanto, pero lo era mas que el.
Era una persona dulce, atenta y demasiado alegre, le encantaban las fiestas y hacer amigos nuevos todoo el tiempo. Tenía un lindo cabello color negro que hacía contraste con su piel pálida, una sonrisa super dulce, junto a sus ojos marrones que podian derretir cualquier corazón.
-Acompañame esta vez y no vuelvo a molestarte nunca más..por favorrr- sus palabras venían en forma de súplica.
Deje de teclear en la computadora y lo mire de reojo.
-Suspire- esta bien, pero a cambio, lavaras mi camioneta una semana.-
-Pero...-
-Sin peros, así o no hay trato.- no lo deje terminar.
-Joder.. tu ganas.-bufo, parándose de la silla enfrente de mi escritorio.-
-Pasare por ti a las 9.- sonrió y se alejo de mí.
Una risita se escapo de mis labios mientras veía como se iba.
ʚᰔɞ
Me encontraba esperando a David en la puerta de mi casa. Tenía un lindo vestido de satén rosa que amoldaba mi cuerpo. Para ser sincera, no era mucho de usar vestido pero hoy tenía ganas de mostrar los resultados de mi entrenamiento matutino.
Una camioneta blanca se poso enfrente mio, sonreí al saber quien era.
Una alta figura salio del auto, abriendo la puerta del copiloto para que entrara.
- vamonos, querida Devora.- hizo una seña para que me subiera.
Cuando ambos nos encontrábamos en el auto y me acomodaba, pude notar el arma en la guantera del auto, mi sonrisa se desvaneció de golpe.
