Capítulo III

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Pov Akiko

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Pov Akiko

Me levanté y comencé a prepararme para mudarme a la sede.

Justo cuando iba a alistar todo me di cuenta de una cosa que podría acabar con mi carrera de asesino.

Casi toda mi ropa olía a mí. Y no en el sentido de que no la he lavado.

Metí en la maleta todo lo que no olía a mí y lo que sí lo eché a lavar. Solo lavé lo que me quería llevar, pues si se acumula demasiada ropa en la lavadora el olor no se quita bien.

Ventilé bien la habitación y el closet para asegurarme de que la ropa que quedaba no quedara impregnada por mis feromonas.

Cuando la lavadora terminó lo tendí todo y gracias al sol sofocante del mediodía media hora después ya estaba seca.

Destendí la ropa y la doble para guardarla en la maleta. La cerré con toda la ropa dentro (que no era mucha) y me puse a guardar lo que quería llevarme.

Cogí unos cuantos libros y algunos juegos de cartas para combatir el aburrimiento.

Agarré también mis pañuelos favoritos, que eran lo que utilizaba para relajarme. Estaban tan cargados de mis feromonas que su olor era tan hipnotizante como sedante.

Los guardé en una caja sellada para que no se escapara el olor y lo dejé al final de la bolsa bajo los libros y juegos de cartas.

Dejando mi equipaje listo y preparado, me dirigí a por mis armas.

Todas ellas tenían un mecanismo de incógnita para que se comprimieran y pasaran desapercibidas ante los ojos humanos.

Agarré todas las armas comprimidas y las guardé en una mochila negra.

Dando el visto bueno agarré mi computadora y la metí en la maleta con la ropa junto con bastante dinero en efectivo por si acaso. Comí un poco de ramen instantáneo que tenía por allí y tomé rumbo a la sede.

No se confundan, yo sí sé cocinar. Lo que pasa es que fregar los utensilios utilizados después tomará un valioso tiempo que podría invertir en analizar a mis nuevos compis de hogar.

Al llegar entré sin tocar ni nada  burlando la seguridad y me dirigí a la sala de reuniones donde estaban Kakucho y Kokonoi revisando papeles.

Aprovechando que no se habían percatado de mi presencia, me senté junto a Kokonoi y me puse a contar su dinero para entretenerme.

Kokonoi: ¿Cuándo llegará el chico de ayer? -sin percatarse de mi presencia-

Akiko: ¿Por qué no me lo preguntas directamente a mí?

Volteó la cabeza bruscamente para descubrir que estábamos a escasos centímetros de que nuestras piernas se tocaran.

(Él estaba sentado con las piernas cruzadas mientras yo estaba con las piernas estiradas cerca de él)

Una "alfa" en Bonten (harem omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora