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Barcode entró en su departamento exhausto. Había tenido que correr de una sesión de fotos a otra durante el día, sus pies le dolían y las sienes le comenzaban a punzar del estrés.

No había sido un buen día.

Supo que todo iría de mal en peor desde que se levantó con veinte llamadas perdidas de Tong, su manager. Habían quedado de verse a las nueve de la mañana para organizar su agenda semanal, pero este ya lo estaba solicitando desde las siete en punto. Se obligó a salir de su cama y ponerse algo decente cuando vio un mensaje en la pantalla de su celular.

JUNTA URGENTE.
YA.

¿De verdad había algo tan urgente cómo para hacerlo perder valiosas horas de sueño?.

Supo la respuesta inmediatamente cuando se reunió con el CEO de Elite Model, la agencia de modelaje para la que trabajaba. En la oficina ya se encontraba Tong, el ambiente era tenso y pesado, un escalofrío le recorrió la espina dorsal cuando se encontró con su mirada abatida.

–Ocurrió un error administrativo –comenzó diciendo Pond, la persona que lo había reclutado cuando concluyó su formación y quien lo había cuidado como si de un hijo se tratase. Sabía bien que este le tenía aprecio al ser el modelo más joven. Lo analizo. La preocupación en su voz y mirada era notoria. Era raro, nunca lo había visto tan angustiado como ahora. Miro de reojo a Tong sentado a su lado, este mantenía la vista en el ventanal de cristal de la oficina. Él ya lo sabíaAlguien confundió tu contrato con el de otro chico.

–¿Qué contrato? –preguntó Barcode tratando de hacer memoria de lo último que había firmado. Ninguna opción le pintaba para provocar una catástrofe.

–El de la campaña de publicidad para los perfumes de Forever –lo dijo pausadamente. Intentando transmitirle calma, pero Barcode al escuchar el nombre de la marca comenzó a sentir pánico.

La marca Forever era famosa y con prestigio en la industria, cuando lo llamaron para participar en su campaña de verano, se sintió tan contento que no dudo en aceptar. El evento de publicidad se llevaría a cabo en varios lugares del mundo y la planificación duraría al menos tres meses. Participar en ella era ponerse bajo el ojo de personas importantes y agregar una muy buena referencia a su currículum.

–No quiero anular el contrato –pidió inmediatamente comenzando a ponerse ansioso. Era la mejor oferta que tenía hasta ahora y sería una lástima si la perdiera. Tong le había tomado la mano para que se calmara. El toque del hombre, que lo había cuidado desde que puso un pie en París a pedido de su hermana, tranquilizó sus nervios.

–Ya hablamos con los encargados de la campaña y con el director –le dijo pausadamente Pond mientras evitaba los ojos de su manager. Barcode notó que este miraba con una chispa de enojo al, CEO y se preguntó si estos dos habían discutido antes de que él llegará–. Si quieres seguir adelante, tendrás que cumplir con las actividades del otro chico. El contrato es muy similar al tuyo, la única diferencia es que él haría la campaña de publicidad en otro país y el tuyo estaba destinado para hacerlo aquí, en París.

Sonaba fácil, pero su intuición ya le decía que no sería así.

–Si es para la misma marca y si el modelo está de acuerdo, podemos llevarlos a cabo sin problemas, ¿no? –preguntó Barcode mientras sus músculos se tensaban. Pond, miró a Tong esperando que él le explicara el resto y entonces confirmó que había algo muy malo a punto de pasar.

–La campaña que haría el otro chico sería en Bangkok –le dijo Tong manteniendo toda la calma posible, pero sus ojos estaban llenos de miedo y culpa. Claramente, su protector se sentía culpable de no haber revisado bien los documentos cuando estaban por firmarlos.

El rostro del más joven palideció.

–¿Tengo que ir a...? –Barcode ni siquiera pudo terminar su pregunta porque comenzó a sentir una presión sofocante en el pecho.

–Tienes que ir a Tailandia, tienes que regresar –le dijo Pond y Barcode comenzó a sentir que todo se derrumbaba. Su al rededor se sintió irreal, como si estuviera atrapado en una de sus pesadillas, y su mente comenzó a nublarse.

¿Regresar?. La palabra hizo eco en su mente atrayendo los recuerdos más dolorosos de su pasado. Fueron solo segundos los que necesito para romperse. Su rostro se contrajo, las manos comenzaron a temblarle y su vista se volvió borrosa.

–¡No! ¡No quiero! ¡Anula el maldito contrato! –le gritó Barcode con los ojos llenos de lágrimas y perdiendo el control de sus emociones. La respiración comenzó a faltarle y su cuerpo comenzó a sentirse ligero.

–¡Code, cálmate! –le suplicó Tong llamándolo por un tierno apodo y en volviéndolo entre sus brazos. Le susurro palabras tranquilizadoras hasta que su mente se despejó. La calidez de su cuerpo y las palabras dulces penetraron la mente inestable del chico hasta que estuvo de vuelta. Ambos se miraron, el rostro de Barcode era un desastre y Tong no se percató cuando unas pequeñas lágrimas abandonaron sus ojos. Su noble corazón nunca se acostumbró a ver al niño de sonrisa alegre y ojos llenos de dulzura, tan roto y frágil. Pond permaneció en silencio presenciando todo, incapaz de hacer algo.

Los hombres en la oficina no estaban sorprendidos por su reacción, ambas personas sabían la historia del porqué Barcode había dejado su ciudad y país de origen. Conocían su sufrimiento y lo mucho que le había costado dejar todo atrás para que un simple error de ambos lo regresará al lugar de su doloroso pasado.

Después de varias horas hablando, llegaron a la conclusión de que lo haría. Barcode no quería arruinar su carrera profesional por una confusión. Anular un contrato de cualquier marca no solo le traería problemas legales, también, le daría una mala fama en la industria. No podía permitir que aquello que construyó a base de lágrimas y sudor fuera arrebatado por su mayor miedo.

No, no quería que nuevamente él le arrebatará algo.

–¿Esa persona estará ahí? –preguntó con miedo cuando estaba por abandonar la oficina.

–Actualmente, es el mejor en Tailandia –le habían dicho.

Claro que estaría ahí.

Barcode sacudió la cabeza.

No, no quería pensar sobre eso. Así que se arrastró hasta su pieza y lloró en silencio mientras se hacía bolita en la cama porque no quería regresar. Amaba su vida, su trabajo, sus amigos y a su novio. Se negaba a hacer las maletas para regresar al lugar donde lo perdió todo.

Se veía a sí mismo como alguien patético, después de tanto tiempo él seguía cargando con el peso del pasado.

Barcode indagó un poco en sus recuerdos buscando algo bueno para autoconvencerse que no sería tan mala su estadía. Quizás podría pasar tiempo con su familia, reencontrarse con viejos amigos y visitar los lugares que le gustaban. Se intentó engañar en vano.

Sabía que al poner un pie en Bangkok todo se iría al carajo. La posibilidad de tener al autor de su sufrimiento frente a sus ojos se volvería certera. En un acto inconsciente, sus dedos recorrieron la tinta en su piel y un nombre le llegó a la mente.

Jeff Satur.

Era el hombre que había amado hasta perderse.

Tenerlo fue como sostener una preciosa rosa, cuyas espinas hacían sangrar sus manos.

Un viejo amor que lo hizo adicto a sus labios y a sus mentiras.

Jeff Satur, quién lo borró por completo de su memoria.

No, no estaba listo para enfrentar al hombre que odiaba.

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🪐 Holis, este es el primer cap y espero que les guste.

La actualización serán los viernes y si me da tiempo podrían ser dos días por semana.

Besitos y gracias por leer.

Cuando me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora