El erizo, la mafia y la gata

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20/07/20XX.

El autobús esperaba paciente a las monitoras de un campamento que pronto tendría lugar. Muchas personas también parecían algo impacientes por que llegaran.

Mientras tanto, de camino a la parada, 2 mujeres, claramente hermanas dada la similar apariencia, se aproximaban rápidamente hacía el autobús, el cual ya podían vislumbrar en la distancia. 

-Venga, va, ¡que llegamos tarde! Madre de dios... -Se giró la hermana mayor a la menor, tratando de apurar el paso a medida que se recogía la chaqueta que se caía de ella, arrastrando su maleta.

-Ya voy, ya voy... -respondió la menor, también arrastrando su maleta. 

Poco después de su pequeña travesía, acabaron llegando junto a la gente que esperaba el autobús. La mayor de las hermanas dejó la maleta en el suelo, cerca de su hermana, tocando a la puerta del bus mientras que se giraba al grupo, sudando un poco, y recobrando su respiración antes de hablar. La puerta del autobús apenas empezaba a abrirse cuando la chica comenzó a hablar.

-¡Buenos días a todos, y sentimos mucho el retraso! Mi nombre es Miku Kishaba, y esta de aquí al lado es mi hermana menor, Nino Kishaba. Nosotras dos seremos vuestras monitoras en este campamento. Por favor, disculpen la tardanza. Suban al autobús y ahora nos presentaremos debidamente.

-Miku entonces miró a Nino, como si le dijera con los ojos que fuera la última en subir, para así estar seguros de que todos los participantes estaban dentro del autobús. A su vez, Miku subió para disculparse brevemente con el conductor del autobús, y haciendo un recuento de la gente que poco a poco iba subiendo.

-Venga, todos arriba. -Ordenaría Nino, con un tono que daba a entender que realmente no tenía especiales ganas de esperar mucho en aquella parada.

Mientras que esta buscaba su móvil dentro de su pequeño bolso, sin querer dejo caer algunas otras, teniendo que dar la espalda durante un instante al grupo de personas, agachándose en el acto para recogerlas con normalidad. En ese entonces, un joven con apariencia rusa se intentó acercar a ayudar a Nino, pero quedó aún paralizado, teniendo enfrente una vista un tanto sugestiva de la chica. No obstante, quiso evitar estos pensamientos, mientras que se encontraba justo enfrente de la puerta. Nino, entonces, tras haber recogido sus pertenencias y haber sacado finalmente su móvil, observó que nadie había subido aún al autobús, con la excepción de un chico a la que ella misma había visto pasar. Esto la enfadó levemente, siendo obligada a levantar la voz un poco más de lo habitual.

-¡Pero vamos a ver, lentorros, ¿queréis subir de una vez al autobús?! -exclamó Nino, viendo como ahora todos comenzaban a subir a una velocidad media, tomando asiento dentro. 

No obstante, había gente molesta por esta llamada de atención. En especial, una especie de erizo antropomorfo, de pelaje negro con puntas azules oscuro. Este mismo alzó la voz, estando al lado suya para calmarle.

-Tuvo que hablar la que llegó tarde, dios santo... -dijo el erizo, con una expresión notoria de enfado.

-Vamos, hermanito, no te calientes mucho la cabeza, ¡vamos adentro y ya! -la eriza tomó la mano de su hermano, llevándole con ella al fondo del bus, mientras que el erizo seguía farfullando cosas. Ambos se habían sentado al lado del primer chico que se sentó en el autobús, el cuál estaba disfrutando y jugueteando en su boca con un pequeño caramelo en forma de cereza. Ya que los erizos se habían sentado cerca suya, por no faltar al respeto, giró la cabeza un segundo, procediendo a introducirse.

-Muy buenas, me llamo Urian Daiman, un gusto. -se presentó de manera un poco fría, pero tampoco podía evitarlo, puesto que no los conocía. Los erizos, a su vez, también fueron a presentarse.

-Hola, mi nombre es Soku, y esta enana de aquí... -mirando a su hermana unos instantes, antes de mirar de nuevo al joven -ella es Shiro.

-Un placer conocerte, Urian. -Shiro entonces apoyó su cabeza en el hombro de Soku, cerrando un poco los ojos, algo somnolienta.

Poco a poco, más gente iba subiendo al autobús. Algunos, en solitario, parecían extremadamente pensativos, otros, en grupo, parecían entre sobresaltados y un tanto alterados por la previa situación que habían tenido afuera, y más gente, que parecía llegar incluso más tarde. Habían un par de chicas que también parecían hermanas de las monitoras, somo si fueran un cuarteto de hermanas. Una de ellas estaba claramente irritada por el numerito que Nino había montado afuera, llevándose a la única que quedaba libre adentro del vehículo, la cuál parecía levemente estresada por la enorme cantidad de personas que habían presentes. Estas 2 se estaban peleando intensamente dentro, y ya que Soku parecía estar enfadándose porque no quería que nadie despertara a su hermana, la cuál se había quedado dormida, él mismo acabó levantándole la voz a la chica que estaba irritada.

Time-Tale: La historia antes del reseteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora