Afelis Kihamada , Rey del Planeta Saria (que mas tarde seria llamado Marte por los Humanos) es una persona demasiada obsesionada sobre un relate de hace millones de años, un relato que concide con diversos seres en la Galaxia,despues de que econtro...
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La tensión entre ambos reyes se podía sentir en el aire, tanto que hasta se podía cortar con unas tijeras. Sus mirabas se mantenían viéndose el uno del otro, pareciera que tarde o temprano uno iba atacar
—Es mi decisión como rey investigar aquel planeta...puede beneficiarnos—sus palabras mostraban caballerosidad y respeto, pero eso solo era una fachada para ocultar el odio y desprecio que le agarro a Yoi—y si me lo permites debo retirarme.
Yoi no iba quedarse con los brazos cruzados, estiro su brazo enfrente de afelis y mostro un brazalete metálico en su muñeca que tiene la función medir la magia que usan, su medidor marco de diez a quince por ciento en un abrir y cerrar de ojos.Yoi había usado un conjuro de inmovilización hacia su rey para poder hablar más tranquilo
—Mi señor eso es una idea terrible entienda eso, no es que no queramos apoyar sino es porque ese lugar en la galaxia Karo y como usted sabe al igual que el consejo, ese lugar es desconocido y no sabemos si los seres que viven ahí tienen buenas intenciones con nosotros—Su brazalete aumentaba su numeración subiendo de quince a cincuenta por ciento ,era difícil mantener al rey atrapado en aquella esfera de magia se le hacía cada vez más difícil ya que Afelis peleaba en el interior de la esfera, al grado de hacerle varias grietas.
No paso mucho tiempo y lo inevitable llego, aquel domo de magia fue roto y Afelis quedo libre y en vez de pelear, dio media vuelta y se largó del castillo pero no sin antes de arreglar aquella mesita de vidrio que había roto con su visita y mostrando así que igual poseía aquel brazalete de metal que regula su poder. Se subió a la nave en el que llego y sin más despego al planeta que había anunciado y dejando atrás a su hijo y todo lo que conoce con una estela de humo...
Veinte Años Después
Después de la partida de Afelis muchas cosas pasaron en el planeta; El consejo cambio de líder al igual que de varios miembros y esto se debía a que la galaxia Karo se funcionó con la galaxia Naiv (nombre de la galaxia donde venimos), formando así una enorme legión galáctica; Se formó diversos regímenes y conquistas en diversos planetas a los que se opusieron a la fusión y saria fue uno de los que sufrió dicha conquista cambiando todo lo que conocían y ahora siendo regido por un solo monarca en cada planeta y todos respondiendo al líder de la legión conocido como GARED
La lluvia empezó a caer en la ciudad de saria, las calles estaban desoladas y el alumbrado apenas alumbraba las calles. Una silueta oscura empezó a caminar por las calles y su mirada la tenía en dirección al suelo. No le preocupaba la lluvia que cayera sobre él, ya que este era protegido por una capucha que mantenía seco su cuerpo y cabeza.
Camino y camino sin ningún rumbo fijo por más de tres horas, parecía un alma en pena a altas horas de la noche, su caminata pareciera a ver terminado al llegar a un edificio hecho de puro de gran tamaño que se podía pensar que era interminable. Levanto su mirada aquel rascacielos cristalino y lo poco que pudo mostrar de su rostro era una cicatriz que estaba plasmada en su mejilla junta una barba que no llevaba más de tres meses. Sus ojos se postraron al anuncio que mostraba el edificio, lo más le enojaba era ver la figura de su padre derribado en el suelo y encima de él estaba un humanoide de tez pálida con pelo grisáceo junto a unas ropas elegantes que estaba acompañado de diversas cadenas de color dorada con gemas de colores esmeraldas y en estas tenía un escrito en un idioma desconocido para el sujeto encapuchado pero eso quedo de lado rápidamente, extendió su mano hacia la dirección del edificio y mostro un brazalete de metal pero este era diferente a los ya vistos, este tenía una dedicatoria junto al desgaste de este, como si hubiera enfrentado varias peleas anteriormente, todo eso paso a segundo lugar y sin decir una palabra varios rayos salieron de su mano, derribando el edificio que estaba enfrente de él, dejando un bellísimo espectáculo de destrucción llenándose de orgullo y alegría por hacer aquel acto de terorrismo,no le importaba si había gente trabajando ahí, pero lo que importaba era mandar mensaje al nuevo rey de saria.
—Te mando un saludito Gared...—sonaba aquella voz juvenil después de causar toda esa destrucción
Pero todo eso pasaría a segundo lugar, desde lejos se pudo escuchar los gritos de los guardias reales que vienen en busca del sujeto misterioso, ya hasta era conocido entre ellos. Sin tiempo que perder conjuro un hechizo hacia sus pies y estos empezaron a correr a una velocidad considerable. Empezó a huir de los guardianes reales y estos como siempre quedaron como idiotas ya que se le había escapado otra vez el enemigo misterioso.
Después de la huida victoriosa de hace unos momentos, el sujeto de la capucha llego a una especia de Bar, levanto la mirada y leyó el cartel que promocionaba el local
— Bienvenidos al Bar "Los olvidados" —dijo eso en voz baja para sí quitarse la capucha y mostrar su rostro completamente, el hijo de afelis con unos años ya encima pero por la situación en la que viven se veía demasiado jodido para su edad, lo más llamativo de él era su pelo escarlata ya con unas canas encima y esto hacia juego con su barba del mismo color pero con un poco más canas en ella y a su vez mostraba mejor manera su cicatriz en su mejilla, pareciera que era reciente.
Soltó un suspiro para sí entrar al bar y dejar de mojarse en la lluvia, entro al local y lo primero que vio era varios seres de diferentes razas sentados en la barra y estos eran atendidos por una cerdita de pelo blanco y pupilas rosadas
— ¡OINK! ¡BIENVENIDO KISHI! —Grito la cerdita de vestido escotado de color vino con medias negras— ¡Pásale! —continuo la cerdita mientras que esta se mantenía ocupada preparado varias bebidas para los clientes que estaban en la barra
Varios de aquellos seres reconocieron el nombre de Kishi gracias a su padre, lo miraron de pie a cabeza y rápidamente notaron el parecido con Afelis y de manera descontrolada empezaron a reírse y burlarse de Kishi
— ¡Ja ja ja!
— ¡Es el Hijo del idiota de Afelis jajaja! —añadió a la burla unos de los seres que estaban sentados en la barra
La burla escalo de gran manera que uno de los comensales le lanzo una botella llena de cerveza a la cabeza de Kishi, noqueándolo casi al instante y eso dio paso para que varios de los comensales se levantaron para rosearlo de cerveza, patearlo, escupirlo y uno llego al extremo de llenarlo de semen.
La cerdita al ver aquella porquería en su local, agarro una botella de cerveza y la rompió en la barra llamando así la atención de todos
— ¡A VER DESGRACIADOS! —Grito de manera sulfúrica y amenazaba con aquella botella rota— ¡Ustedes están en mi loca y no van ser aquellas asquerosidades y si lo hacen, órale y vayan a chingar a su madre!
La cerdita se abrió paso entre aquellos clientes y ya al estar cerca de Kishi, lo levanto y se lo llevo a la bodega para recuperarlo
