Los compromisos con el consejo estudiantil serían su excusa y salvación a la hora del almuerzo, de cualquier modo no había señales de que Freen le fuera a pedir que comieran juntas. Toda la mañana la chica estuvo evitando cualquier tipo de contacto con ella a menos de que fuera muy necesario.
Así que Becky decidió ir a la biblioteca. Necesitaba pensar y analizar todo.
Se sentó en la mesa más alejada y oculta, y repasó en su mente cada conversación en la cabina con Freen y la relacionó con cada interacción que habían tenido cara a cara.
Entró a su cabeza una en particular. Le preguntó cuál sería su reacción si ella estuviese en la situación. En el fondo, ella ya se sentía identificada y cuando dijo que trataría de ser comprensiva lo decía en verdad. Pero ahora sabía exactamente todo lo que Freen pretendía. Lo que sentía, sus inseguridades y su corazón.
No había nada que temer. Freen quería estar con ella y eso era todo. No había segundas intenciones, ni ninguna trampa.
Todo eso que sintió años atrás cuando fueron compañeras de laboratorio, que tanto quiso ocultar y mantener a raya, ahora podía sentirlo libremente. Nunca había desaparecido esa Freen. Solo estaba escondida y enterrada justo como sus sentimientos.
Y si Freen se permitía ser ella misma, entonces Becky también lo haría y tal vez dejaría a la pelinegra reclamar su corazón.
"¿Becky?"
Giró su cuello tan rápidamente que hizo un chasquido. Se relajó cuando reconoció el rostro de Irin quien la miraba con una sonrisa que reflejaba preocupación. "¿Te encuentras bien?"
"Si. ¡Genial! Estudiando."
Irin arrugó la frente y su mirada se dirigió a la mesa ausente de libros o notas. "Está...Bien. No olvides que estás a cargo de la venta de pasteles el viernes."
"Estoy en ello." Dijo mientras levantaba los dos pulgares. La castaña asintió y giró su cuerpo dispuesta a irse. "Oye, Irin." Se detuvo. "¿Crees que podríamos intercambiar los horarios en la cabina? Me gustaría usar ese tiempo estudiando para el examen de ingreso."
Era lo justo. Ya sabía demasiado y se sentía mal por ello. Sentía que estaba manipulando su propia historia de amor. ¿Y qué pasaría si Freen se llegara a enterar? ¿se molestaría? ¿avergonzada? ¿la odiaría de nuevo?
No importa. En cualquier momento tendría que decírselo de cualquier modo. Pero hasta ahora se borraría de la ecuación. Haría las cosas de la manera correcta.
"Seguro."
El alivio la inundó. "Gracias."
Hace un par de semanas la castaña no lo habría notado. O al menos no lo sentiría como ahora.
Sabía que le había dicho a Freen que le diera un tiempo a la chica que le gustaba, ¡pero eso no significaba que dejara de hablarle! Escuchó e hizo caso a todas sus palabras en la cabina y aunque a veces no las ejecutara de la mejor manera, todo eso ya hablaba bastante. Freen era comprometida y segura de sí misma.
La idea la hizo sentirse mareada, distrayendo sus pensamientos de la clase. Repasó la lección por su cabeza. Estaba tan concentrada en la chica que estaba a un par de pupitres que no había tenido oportunidad de mirar en su dirección desde su encuentro en la cabina. Eso fue hace dos días. Y sorprendentemente, Becky era la que sentía que estaba apunto de enloquecer si pasaba otro día sin que la escandalosa voz de Freen exigiera su atención o sin ver esas tímidas sonrisas que le lanzaba cuando creía que nadie la miraba o sin esos almuerzos caseros que siempre insistía en que se le pasaba la mano, pero que la castaña sabía que simplemente preparaba lo suficiente para que ambas compartieran el rato.
Guau. ¿Qué le estaba pasando? ¿Fue así como Freen se sintió todo este tiempo? ¿Este anhelo, atracción y necesidad de la presencia de la otra chica? ¿Este irritante fastidio de que esa persona no te esté mirando? ¿De que no se da cuenta de que estás allí, esperando, lista y dispuesta? ¿Esta frustración de no saber si cada pequeña cosa que has hecho te aleja diez pasos o te lanzó dos cerca?
Entonces entendió por qué Freen dijo que fue Becky quien la asustó a ella. Estaba demasiado ocupada estando preocupada por su corazón, que nunca se detuvo a considerar si era ella quien estaba jugando con el de Freen.
Con los ojos puestos en el reloj, la castaña observaba como el segundero acercaba el minutero a la hora más alta. Pronto sería la hora del almuerzo. Quizás hoy sería el día. Tal vez volvería a su rutina. O tal vez Freen perdería su determinación y se rendiría.
Sonó, se apresuró a sacar una foto de la pizarra para pasar las notas más tarde, mientras los demás se levantaban y salían del lugar con sus cosas y reuniéndose con sus amigos. Contuvo el aliento esperando a que Freen se diera la vuelta y la llamara. Dijera que era hora de comer. Dijera algo como: "apúrate que no tenemos todo el día."
Pero no lo hizo. Una vez más, ella no le habló.
"Freen." El nombre salió de la boca de Becky antes de que lo supiera.
Freen se congeló y su espalda se puso rígida como si la hubiera atravesado un haz de plomo. Giró y se encontró con los ojos curiosos y expectantes de Becky. Incluso hubo un pequeño toque de sorpresa que cambió rápidamente por indiferencia fingida. Increíble. No era de extrañar que la castaña no se diera cuenta antes. Freen se la pasaba actuando tan fría y confiada, aunque sintiera todo lo contrario.
"¿Si?" La ceja de la chica se levantó.
Becky entró en pánico. ¿Qué se supone que debería decir ahora? No pensó que llegaría tan lejos. ¡Maldición! Ni siquiera lo había pensado en absoluto. Necesitaba pensar algo. Necesitaba decir algo.
"¿Qué, no hay almuerzos obligados hoy?" Intentó bromear.
La esquina de la boca de la más alta se alzó en una pequeña sonrisa. Cruzó los brazos sobre su pecho y levantó la barbilla de esa manera tan encantadora y altiva que tenía. "Wow. ¿Tan rápido te mal acostumbré?"
Allí estaba su Freen.
Su Freen. La piel de Becky se puso de gallina con ese pensamiento.
"Aún tengo mi libre albedrío."
Los ojos de Freen se entre cerraron y su boca se dibujó en una sonrisa. "Bueno. ¿Qué quiere hacer la "Señorita Libertad"?"
Oh. Le estaba dando a elegir. Estaba poniendo la pelota de su lado de la cancha. La estaba dejando tomar la delantera. "¿Gimnasio?"
"Bien."
Freen no se giró tan rápido como para lograr esconder de Becky esa gran sonrisa en su rostro.
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𝙴𝚕 𝚐𝚞𝚊𝚛𝚍𝚒𝚊𝚗 𝚜𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 [𝙵𝚛𝚎𝚎𝚗𝙱𝚎𝚌𝚔𝚢]
Fanfiction𝙱𝚎𝚌𝚔𝚢 𝚍𝚒𝚛𝚒𝚐𝚎 𝚞𝚗𝚊 𝚌𝚊𝚋𝚒𝚗𝚊 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚎𝚜𝚝𝚞𝚍𝚒𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎𝚗 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚛 𝚜𝚞𝚜 𝚜𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚖𝚊𝚗𝚎𝚛𝚊 𝚊𝚗𝚘𝚗𝚒𝚖𝚊. 𝙲𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝙵𝚛𝚎𝚎𝚗, 𝚕𝚊 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚊 𝚙𝚘𝚙𝚞𝚕𝚊𝚛 𝚊𝚍𝚖𝚒𝚝𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚎𝚛 �...