011.ᴘᴇᴏɴɪᴀꜱ ʙʟᴀɴᴄᴀꜱ

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ᴘᴇᴏɴɪᴀꜱ ʙʟᴀɴᴄᴀꜱ

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━━━2 de octubre

EL DÍA QUE WILL Y YO NOS IRÍAMOS A SU CASA HABÍA LLEGADO CON MÁS RÁPIDEZ DE LA QUE HABÍA ESPERADO. La misión a la primera redada había comenzado hace dos días, así que no volvería a ver a Michael hasta que volviéramos.

El sol aún no había salido, pero ya me sentía totalmente despierta. Me senté en los escalones de mi cabaña, revisando lo que tenía en mi bolso para asegurarme de no olvidar nada.

Ropa de repuesto, algunos suministros médicos, aunque sabía que Will llevaría su propio maletín por las dudas, comida, mi mp3, mis cuchillas y una dotación nueva de flecha. Llevaba mi pulsera y la horquilla en el cabello, pero esperaba no tener que usarlas, y que fuera un viaje tranquilo.

No es que tuviera muchas esperanzas tampoco, era un largo camino hasta Texas y podía pasar de todo.

Miré a mi alrededor, contemplando el campamento en la suave penumbra de la mañana temprana. Aunque el sol aún no había salido, un resplandor tenue se comenzaba a filtrar a través de los árboles frondosos, delineando el contorno de las estructuras dispersas por el campamento.

No esperaba movimiento en ninguna de las cabañas. Nadie se levantaba tan temprano, salvo quizá los hijos de Apolo que solían despertar con el amanecer. Pero ahora, ni siquiera los cuatro que se habían quedado se habían desperado.

Por eso me sorprendió cuando la puerta de mi propia cabaña se abrió suavemente. Silena salió aún vestida con su pijama de Victoria Secret y una chaqueta gruesa de peluche, se sentó a mi lado.

—Buenos días, preciosa —dijo mientras pasaba su brazo por mis hombros.

—Buenos días, Lena —mascullé apoyándome contra ella, disfrutando del suave aroma de su champú: coco y jazmín.

—¿Lista para marcharte? —preguntó.

Asentí, pero ella me miró con los ojos entrecerrados.

—¿Qué?

—Ni la cabaña siete se ha levantado, ¿era necesario que te despertara antes del alba?

Me encogí de hombros.

—Últimamente me levanto para ver el amanecer.

La verdad era que no me gustaba nada despertarme porque mis momentos con Apolo llegaban a su fin, así que en cuanto abría los ojos, salía a ver la salida del sol.

Silena contuvo una risita.

—¿Solo el amanecer? —preguntó con cierto tono insinuante—, ¿o...también a quién trae el amanecer?

ʟᴏꜱ ʀᴇɢᴀʟᴏꜱ ᴅᴇʟ ᴀᴍᴏʀ || 𝗔𝗽𝗼𝗹𝗼 #1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora