La alarma de mi teléfono suena con una melodía de mi canción favorita, haciendo que despertara de una pesadilla, vaya que no había descansado nada, sentí que mis manos estaban sudadas y mi temperatura corporal había subido de lo normal, espero a que termine la cinta de la melodía, que todas las mañanas al escuchar me tranquilizaba, y mi presión arterial mejoraba. Me levanté de la cama y tendí las sábanas, ya era hora para alistarme e ir al colegio, que por mi buena suerte estaba cursando el último grado de la colegiatura y ya era hora de ver que sería yo en un futuro.
Mis padres no estaban, era obvio que ya estaban en su trabajo laboral.
Yo era quien se dirigia a la institución tomando diferentes líneas de buses, que este se encontraba en el otro lado de la ciudad, asistía a un colegio de ricos en específico. Esta vez iría en un taxi, hasta poder incorporarme en este nuevo barrio y memorizarme las calles, y que bus tomar para llegar a la institución.
Mis padres querían lo mejor para mí y como era hijo único me daban toda su atención y cariño, y yo tenía que responderles con las notas en agradecimiento y no echar a perder todo su esfuerzo y sea en vano.
Me dirijo a la ducha del baño de mi habitación a darme una buena calada, ya que mi cabeza estaba un desastre total con lo ocurrido de ayer, mis piernas estan temblando de frío y el cansancio lo sentía en todo mi cuerpo. Todo por correr a zancadas a una distancia de miles de kilómetros sin ningún descanso alguno.
Dejo caer los chorros de agua fría sobre mi cabeza, recorriendo por toda mi piel a lo que me causa una sensación combinada de miedo y nervios a la vez, producida por el frío que sentía mi cuerpo, estaba seguro que este día no sería mi día de suerte, aunque la verdad la suerte no existe, solo es algo que creamos nosotros mismos en que aferrarnos.
Estaba en aprietos ya era hora, cursaba el turno de la mañana, faltaba una hora para las siete.
Me pongo el uniforme del colegio, casual que es una obligación y una norma que se aplican en cualquiera de las instituciones, lo bueno es que no hay que estar escogiendo que ropa ponerse, admito que soy como cualquiera de las chicas, buscando la perfección y mejorar algunos detalles, todo para lucir bien en frente de la gente, gracias al uniforme del colegio no demoro ningún minuto en escoger que ropa usar ese día.
Recordé que vivía en frente de la chica popular, noté una sombra que se podía ver a través de la ventana, estaba que camina y camina por toda su habitación estaba en apuros. No le tomé atención a lo que mis ojos estaban viendo.
Salí de mi habitación... en la sala y en la cocina no había nadie, en lo absoluto gobernaba el silencio total. Me dirigí al refrigerador por una botella con agua y por unas frutas que me servirían en el transcurso de ida al colegio y los puse en mi mochila.
Afuera estaba haciendo frío, era obvio que ni el sol había salido de la camita, osea del otro lado del mundo. Iba a llamar un taxi, cuando de repente escucho la voz que poco a poco se me familiarizaba.
—Hola rarito como amaneciste, supongo que...—La chica a pasos largos viene donde yo me encontraba.
—Corrección, mi nombre es Mateo, repito Mateo.—Le corté dándome la vuelta hacia ella, a una distancia de dos metros, noté que portaba el mismo uniforme que yo, íbamos al mismo colegio y compartíamos casi todas la clases. Pero nunca cruzábamos palabras, de ahora en adelante sería diferente.
El silencio se apoderó de la situación, una sensación incómoda invadió mi cuerpo haciendo que yo diera la vuelta y siguiera mi camino.
—Eres un bobo cariño, te apuesto a que no sabes como llegar al colegio...—Con una voz entrecortada y suave, se acerca a mi lado.
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La chica de en frente
Fiksi RemajaMateo Jones un chico de 18 años de edad. Último año de escolaridad, no tiene amigos le gusta leer, cocinar, es amante de la naturaleza, pero sobre todo le gusta conocer nuevas aventuras. ☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆ Susie Cole una chica de 18 años de edad...