Capitulo 20

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POV Valentina

Otro mes había pasado, después de Año Nuevo donde Juliana había hecho una fiesta con allegados del trabajo y sus amigas y los míos todo solo había mejorado.

Debo decir que yo estaba loca de preocupación y tuve algunas discusiones con mi esposa respecto a continuar trabajando.

Cuando llegó el tercer día de Enero ella estaba levantada a las 9 am vestida para trabajar, yo apenas volvía de mi entrenamiento matutino antes de ir a mi entrenamiento con el equipo cuando ella estaba bajando las escaleras en un vestido largo, holgado y casual color negro con detalles de flores, últimamente los usaba para evitar que cualquier cambio en su abdomen se notara mientras los paparazzis la cazaban en su día a día, si tenía que decir apenas se notaba el embarazo en ella, claro que había una sutil curvatura en su abdomen que fácilmente podría pasar en un tabloide de chismes como que había abusado de los carbohidratos en navidad.

Oh ella me mataría si me escuchara decir eso.

Aún así ella estaba decidida a trabajar hasta los primeros 7 meses del embarazo, cabe decir que eso no fue algo de mi agrado.

Se que suena mal pero si pudiera tenerla descalza y embarazada en casa ese sería un sueño hecho realidad para mi.

Pero no me había casado con la mujer ama de casa tiempo completo, me había casado con una diseñadora de modas empresaria que estaba obsesionada con el trabajo. Tenía que ceder.

— ¿Y ya comiste? –dije al teléfono hablando con mi esposa en el descanso de mi entrenamiento de aquella mañana. Hoy sería la segunda cita mensual prenatal.

— Valentina, lo hice. –sonaba divertida al otro lado del teléfono. Ella sabía que me preocupaba.

— ¿Por los dos? –pregunté medio en broma.

— Cariño, estoy comiendo lo que debo comer, recuerda que Hailee dijo que mi ganancia ponderal de acuerdo a mi peso y altura debe ser de al menos un kilo o dos en los primeros tres meses. –me recordó sonando como una sabelotodo.

— Doctora Steinfeld para ti. –la corregí, su ginecóloga era difícil de tragar ahora que sabía que le gustaba mi esposa. Solo escuché reír a mi mujer del otro lado, malditamente-divertido.

— Es mi ginecóloga, no estoy interesada en ella. Llevo a tu hijo en mi útero, créeme no le dejo hacer eso a cualquiera. –se hizo la chistosa conmigo. A veces Juliana podía ser una pequeña descarada.

— Juliana. –le advertí medio irritada.

— Cielo, mi ginecóloga debe ser el menor de tus problemas. Además confío en ella y me siento cómoda con su trato ¿Puedes dejar de estar celosa? –inmediatamente bufé ¿Celosa yo?–. Te amo y espero verte hoy en la consulta y si tienes mucha suerte después en el dormitorio... –eso último lo dijo en el tono más malditamente seductor que pudo encontrar, sentí mi amigo en el sur ponerse contento al escucharla. Maldita diseñadora de modas, sabía como atraparme.

— Bieeeen. –me quejé y escuché su ligera risa al otro lado antes de despedirse de mi y colgar.

— ¿Como estuvo tu día? –mi esposa al lado mío en el auto cuando pasé por ella al trabajo para ir a la consulta.

Tenía que decir que cada día que pasaba se veía más espectacular, no sé si tenía que ver con el embarazo o era el matrimonio o la edad, de cualquier modo siempre era impresionante verla llegar (en cualquiera interpretación de eso).

— Cansado ¿Qué tal el tuyo? –dije mirándola un momento antes de centrar mi visión en las calles. Iba vestida con tacones de aguja negros de 8 cm que mostraban sus adorables dedos con manicura francesa, a juego con un vestido corto y suelto de manga larga transparente en negro que le llegaba por encima de las rodillas, de varios tonos de azul con formas y relieves distintos; la gente pensaría que al tener pene automáticamente no sería cuidadosa al detalle y probablemente así fuera en ciertas cosas, sobre todo las que no me interesaban pero Juliana, bueno, ella era mi maldita tesis de estudio en la vida, todo acerca de ella me obsesionaba.

Cuestión de resistencia. (Adaptación Juliantina GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora