Cuestión de resistencia. (Adaptación Juliantina GIP)

Capitulo 21

Era agosto, Juliana estaba a punto de llegar a la fecha de parto probable y Valentina estaba entre los nervios y el cansancio, estaba a mitad del torneo de la WNBA de ese año, había logrado entrar a los playoffs sin embargo no tenia mucha fe en ganar esa temporada, realmente había estado teniendo malas estadísticas ya que su rendimiento era bajo por tener que cumplir con todos los demás compromisos fuera del baloncesto.

Ahora mismo se encontraba pintando el cuarto de su bebé, ya habían descubierto que era muy probable que fuera niña lo que tenia a Valentina volando en una nube de alegría, sin embargo estaba pintando el cuarto de un color neutro como el amarillo, porque daba realmente igual si era una pequeña o un pequeño, no iba a etiquetarlo o encasillarlo por un color, solo iba a dejar que su bebé y por supuesto su hijo Sebas decidieran su camino bajo una crianza empatica y responsable. Ella sabia el daño que podían hacer los estereotipos y aunque no lo había sufrido lo suficiente como para lastimarla a pesar de su condición siempre se encontró así misma luchando con comentarios absurdos sobre ella respecto al tema, los había afrontado con madurez en cada ocasión pero no deseaba hacer crecer a sus hijos bajo ese ambiente.

Era por eso que siempre que tenia la opción de ser amable con los demás, de ser alegre con los demás, de ser dócil y cariñosa con sus seres queridos, lo hacia, ya había suficientes idiotas en el mundo que le hacían difícil la vida a otros, ella no se sumaria a la lista. Y eso se volvió personal después de que descubrió el trastorno ansioso de su esposa, que había sido provocado por una vida llena de prejuicios contra ella ya sea por su origen o por su condición de madre adolescente, de personas desagradables que trataban a los demás en términos de valor ya sea por la ropa que usaban, el dinero en sus cuentas, la raza a la que pertenecían o a quien decidían amar... Nada de eso importaba, para Valentina si eras capaz de herir a alguien a propósito por cosas como aquellas entonces eras un idiota redondo.

— Te esta quedando hermosa. –escucho la voz de Juliana tras suyo para después sentir sus manos suaves en la piel expuesta de su abdomen. Estaba vestida en su sostén deportivo negro y pantalones cortos de baloncesto, descalza y llena de salpicaduras de pintura en el rostro y las manos, bajo sus pies cubriendo el suelo una alfombra de periódicos.

— Todavía me falta llenarla de una cuna y peluches y libros de cuentos de hadas y ropa... –enlistó la mujer suspirando.

— Es hora de que te tomes un descanso, mamá. –se rio la modista tomando la mano de la mujer y llevándola fuera de la habitación. Valentina adoraba ver a Juliana desde que la conoció, pero verla ahora con una panza de embarazada era un maldito sueño hecho realidad.

Llevándolas a la cocina, Juliana sentó a la atleta en una taburete de la barra de desayuno en la cocina y comenzó a sacar cosas del refrigerador y sartenes. Si Valentina tenia que decir, amaba la sazón de Juliana, a pesar de que era tan buena en lo que hacia, la cocina era un terreno que innatamente se le daba a la morena.

La modista corto rápidamente un poco de melón y sandia para que Valentina picara en lo que preparaba el desayuno.

— Come. –le dijo la morena deslizando el tazón de fruta en lo que volvía a la estufa y comenzaba a preparar pancakes y huevos con tocino.

Valentina la miro un momento, estaba de espaldas a ella pero se veía sencillamente bella en su camisón de embarazada que le llegaba arriba de la rodilla, preparándole el desayuno. Ese tipo de momentos eran la razón por la que Valentina aguantaba ser la delivery y juguete sexual personal de su esposa. Tomando el cubierto que la mujer le había dejado en la mesa, comenzó a picar la fruta con él y llevárselo a la boca.

Bastaron quince minutos para que Juliana pusiera otro plato esta vez lleno de huevos, tocino y pancakes frente a la atleta que le agradeció con un corto beso en los labios, estaba aliviada de que fuera fin de semana.