1.
Golpes.
Eso fue lo primero que oí al despertar.
Tardé en reaccionar, me sentía débil, mareada, estaba confundida.
¿Dónde estaba? Más bien, ¿por qué estaba aquí?CRUEL es bueno.
La cabeza me dolía y me atormentaba con recuerdos borrosos, voces desconocidas.
"Debemos enviarla al laberinto, ella ha escogido un bando."
Las voces en mi mente me confundían, mucho más que el metal golpeando contra Dios sabrá que.
Por fin reaccioné y pude sentarme, permitirme ver que había a mi alrededor.
Oscuridad.
El aire comenzó a faltarme, los nervios, la oscuridad, el ruido, todo comenzaba a molestarme y no podía hacer nada más, mi respiración se volvió irregular y sin darme cuenta las lágrimas caían por mis mejillas mientras me hacía bolita en una esquina de aquella especie de caja en la que estaba.
Pánico.
No sé cuando pasó pero me había quedado dormida nuevamente, o me había desmayado, no estaba del todo segura.
Cuando desperté la luz me encandilo, demoré unos segundos en enfocar mi vista y, para mi sorpresa, cuando logré hacerlo vi a un grupo de chicos parados mirando en mi dirección, escuchaba que murmuraban cosas pero, a su vez, no entendía nada de lo que decían entre ellos—Buenos días, novata. — Un chico de tez morena bajó a la caja y me extendió su mano. Lo mire desconfiada aunque algo en mi interior me decía que no me haría daño.
Tomé su mano y me levanté del duro y frío "suelo" de metal, mi mente aún estaba confundida, todavía me sentía débil pero a su vez no quería que la docena de chicos que me veían lo notaran.
—¿Cuál es tu nombre?
—Soy... —Quise responder, pero cuando las palabras debían salir de mi boca no las encontré, y por fin me di cuenta que no sabía nada.
No sabía ni mi nombre.
—No... no puedo recordarlo.—Murmuré, el pánico empezaba a hacerse presente en mi poco a poco, al igual que la presión en mi pecho.
—Oye, oye, tranquilizate, es normal que lo recuerdes.
Yo no sentía que fuera normal.
—¿Qué se supone que hago aquí? ¿Qué hacen todos ustedes aquí?
—Primero cálmate chica, te explicaremos todo pero debes relajarte.
—¡No quiero relajarme, mierda! Explícame por qué estoy rodeada de desconocidos sin recordar absolutamente nada.
Estaba haciendo todo un show, los chicos seguían allí y veían como estaba actuando, algunos me miraban divertidos, otros curiosos, con lástima, comprensivos.
Sin embargo ninguno tomaba la iniciativa.—¿Y bien? ¿O acaso tengo que averiguarlo yo sola?
—Estás en el Área, tu nuevo hogar hasta que logremos salir de aquí.
¿El Área?
—Créeme, todos estuvimos igual de confundidos cuando llegamos aquí, te acostumbraras. Ahora, ¿podrías dejar que te enseñe el lugar?
Desconfiada asentí, el chico envió a todo el resto a seguir con sus actividades y se presentó, su nombre era Alby, y fue quién me enseño todo el lugar, me habló sobre los trabajos que había aquí y como todos eran una familia. Mencionó varias reglas y cosas que eran importantes aquí, algunas mucho más que otras.
—¿Entonces soy la única chica?
—Exacto.
Aquello era un poco inquietante, la única mujer entre al menos 30 chicos que llevan aquí aproximadamente 3 años.
Vaya suerte.
—¿Y cómo sé que no me harán nada, Alby? es decir, honestamente y disculpa por esto, pero no me siento muy segura aquí.
—Créeme, novata, nadie hará nada para lastimarte. Ya lo he dicho, somos una familia, todos nos ayudamos.
No dije nada más, me quedé observando a la nada a la vez que Alby me dejaba disfrutar de aquel momento de calma.
—Necesito que entiendas que no puedes cruzar los muros, ¿de acuerdo?—Volvió a mencionar aquella regla.—Al menos no si aprecias tu vida.
—¿Por qué es tan importante eso? ¿Qué se supone que hay afuera?
—Los llamamos penitentes, son unas criaturas monstruosas y aterradoras, se encuentran en el laberinto.
¿Laberinto?
—Sí sales y una de esas cosas te captura, puedes darte por muerta, por eso es mucho más seguro que estés aquí, a salvo.—Asentí viéndolo con atención a todo lo que me iba diciendo.—Ahora, te recomiendo que descanses un rato, ya veremos luego que harás aquí, ya sabes, no queremos holgazanes. Te dejaré dormir en la cabaña, tal vez así te sientas más segura.
Agradecí aquel gesto y me acompañó hasta allí, aún así todavía tenía una sensación extraña en mi interior.
—Alby...—Murmuré, obteniendo su atención justo antes de que saliera de la cabaña.—¿Voy a recordar algo?
Me dio una pequeña sonrisa que parecía triste, y entendí que nunca volvería a ser quien fui alguna vez.
—Lo único que nos dejan conservar es el nombre, novata.
No le di más vueltas al tema, no había mucho más para decir tampoco, así que el salió y yo me recosté en la hamaca para dormir al menos un poco.
Las pesadillas no tardaron en aparecer.
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Luminiscencia ; newt.
FanfictionLUMINISCENCIA Jules es enviada al laberinto, la primera chica entre un grupo de aproximadamente 30 hombres, todo es demasiado confuso para ella y un millón de sentimientos negativos se hacen presentes en su interior. ¿Será Newt aquella luz en su v...