Luminiscencia ; newt.

Capítulo 4.

1.

Esto no podía estar pasando.

¿Lo había arruinado todo?

—¡No! ¡Por favor, déjenme! No volverá a pasar, ¡lo prometo!—Mis gritos llenaban la habitación poco iluminada, estaba atada en una camilla mientras sollozaba, había personas a mi alrededor vestidas como médicos, preparaban unas agujas con líquidos extraños.

¿Iba a morir?

No podía hacer nada más que forcejear, lo cuál era en vano ya que no había forma de salir de ahí, mis muñecas empezaban a doler por la fuerza que hacía para liberarlas. Un grito escapó de mi garganta y después de eso dejé de intentar escapar, solo me dediqué a llorar mientras esperaba lo peor.

—Pequeña Juliet...—Dijo una voz femenina y sentí que pasaba una mano por mi mejilla. Estaba detrás mío por lo cuál no llegaba a verlo.—Lamento tener que hacer esto, pero es lo mejor. Para todos.

—Por favor...—Mi voz sonaba ahogada, ni siquiera la reconocía.—Déjenme irme, volveré y haré las cosas bien, lo prometo.

—Haganlo.—Fue lo último que dijo la mujer y me dejó allí, rodeada de desconocidos que se acercaron a mi y me sostuvieron, mientras que otra persona me inyectaba lo que sea que estuvieron preparando antes en mi cuello.

Me desperté sobresaltada, lloraba y temblaba sin entender nada. La sensación de ese sueño seguía presente en mi cuerpo y no podía calmarme, no me di cuenta que había alguien más en la cabaña hasta que estuvo a mi lado.

—Oye, niña, tranquila.—Newt me acariciaba la espalda mientras yo intentaba respirar correctamente.—No estás sola, respira, estoy aquí.

No sé en que momento pasó pero terminé abrazada a él, no sé sí yo me había aferrado a su cuerpo o sí Newt me había agarrado para contenerme. Luego de un rato conseguí calmarme, limpié las lágrimas que habían quedado en mis mejillas y me separé de él.

Estábamos en silencio, yo porque no sabía qué decirle y seguramente él no sabía sí era buena idea preguntar acerca de eso o sí darme mi espacio.

—Tuve un... sueño, más bien una especie de recuerdo, fue horrible. —Empecé despacio, mi voz sonaba baja, casi como un susurro.—No sé sí estoy preparada para hablar de eso, de verdad...

—Oye, tranquila, no es necesario que lo cuentes, sí en algún momento quieres hacerlo está bien, pero todo es sí tu quieres y te sientes lista, novata.—Me dio una sonrisa reconfortante mientras dejaba caricias en mi brazo. Cuando Newt me dijo "novata" algo se encendió en mi mente.

—Ya no debes decirme novata...—Dije y la cara del rubio se llenó de confusión.—Lo recordé. Me llamo Juliet.—Apreté mis labios formando una pequeña sonrisa. Newt tardó unos segundos en asimilar lo que acababa de decirle y, cuándo por fin reaccionó, sonrió como nunca antes lo había visto, era apreciable su emoción.

—Así que Juliet, eh?... me siento privilegiado por ser el primero en saberlo, ¡ven! hay que decírselo al resto. —Me tomó de la mano y sentí un cosquilleo cuándo lo hizo, me llevó a rastras a buscar a los demás para que pudiera contarles quién era a los demás.

Llegamos con un grupo de más o menos 10 chicos y Newt les contó la noticia, a partir de eso todos celebraron y me saludaron como si fuera la primera vez que me veían.

Fueron momentos muy lindos.

Quizás tendría que haberlos valorado más.

Si bien la alegría estaba más que encendida en el Área algo revoloteaba en mi mente y no me dejaba disfrutar con tranquilidad. Claramente todos esos "sueños" que venía teniendo no eran más que recuerdos de mi vida, pero se supone que  no debía recordar nada, al menos nadie aquí lo hacía, ¿por qué quienes nos enviaron a todos aquí me dejaron conservar esas memorias?

¿Qué era lo que querían de mi?