𝙰𝚖𝚒𝚐𝚊

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Toda mi vida he enseñado a mi subconsciente a verte como eso, una amiga.
Siempre estás ahí, viéndome de lejos, esperando el momento oportuno para llevarme contigo, silenciosa, cautelosa como un gato el cual acecha a su presa.

Desde mi infancia supuse que eras algo normal, que todos en algún momento te conocemos, y siempre estuvo mi alma dispuesta a irme contigo en el momento en el que vinieras por mi. Y la idea de que, en algún momento te acompañaría, hacía que me enamorara más de ti, y que quisiera rápido crecer para estar contigo.

Entonces ¿Porque ahora te odio tanto?

Te llevaste lo más preciado para mí, me la quitaste de entre mis brazos para que te acompañara a ti. ¿No ves acaso que le faltaba mucho por continuar?

Te la llevaste para que te hiciera compañía, la encerraste en una caja de madera, repleta de flores a su alrededor y la enterraste bajo tierra. Redujiste su existencia entera a una placa con nombre y fecha.

¿Porque a ella?

Ella, quien tenía sueños por delante, una vida que vivir y un mundo por conocer.
Tenía cosas por terminar, personas que ver y fiestas por planear. Conversaciones que tendrían lugar hasta altas horas de la madrugada, lágrimas que llorar e insultos por gritar.

Tenía eso, vida.
Tanta vida por vivir y un enorme camino por recorrer.

¿Porque a ella, quien amaba la vida, y no yo, que te amo a ti e he intentado cuatro veces ir contigo?

Ya no puedo amarte como lo hice en el pasado, no puedo verte como una amiga, o un descanzo de la vida. Ya no quiero tratar de hacerte compañía todas las noches, ya no puedo gastar todo mi tiempo en ir contigo.

Debo vivir, por ella.

“Carta de Amor a la Muerte”

“Carta de Amor a la Muerte”

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