𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙓𝙓𝙄𝙄𝙄

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¿Se puede estar despierto lo suficiente para escuchar qué pasa a tu alrededor, pero también lo suficiente atontado para no hacer nada ante eso?

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¿Se puede estar despierto lo suficiente para escuchar qué pasa a tu alrededor, pero también lo suficiente atontado para no hacer nada ante eso?

Porque al parecer durante las siguientes horas, permanecí en un extraño estado de semiinconsciencia, escuchando fragmentos de las voces de Jennie, de mi padre, de Jungkook e incluso de Gongyoo. En un punto de la conversación, empezaron a gritar, pero cuando las cosas se volvieron inteligibles, caí en el olvido de nuevo.

Cuando volví, estaba supremamente alerta por dos cosas: el olor a sangre y el sonido de tambores. Entre ese olor y los irritantes buh-boom, buh booms, no había manera de que pudiera dormir, lo que apestaba porque estaba realmente cansado. Con sorprendente reticencia, abrí mis ojos, viendo un brillo pálido y borroso, con varas plateadas encima de mí.

―Dejen de... tamborilear ―chirríe.

Algo oscuro bloqueo mi visión. Eso me tomo varios parpadeos antes de que me diera cuenta de que era la cara de Jungkook. Su barba incipiente era abundante, y su cabello grumoso y tieso en algunos lados. Tenía la misma desordenada apariencia de las personas después de pasar la noche bebiendo, pero me sorprendía ver a Jungkook luciendo como alguien al final de un ataque de tequila. Y, al aspirar, ¿él era el que olía a sangre? ¿Qué era lo que estaba pasando?

―Papá, Jimin despertó.

Jennie grito excitada cortando a través del aire. Los tamborileos se hacían más ruidosos, también, su ritmo aumentando como si más gente se uniera a la banda.

Yo gemí, cerrando mis ojos. ¡Alguien, por favor, haga que pare!

―Ambos, largo. ―Jungkook manifestó―. Esto es mucho para el

―El es mi hijo, tú lárgate ―gritó mi padre.

Eso hizo que abriera mis ojos. Pussett raramente alzaba la voz, y ¿a nadie le importaba que esa maldita banda sonara como si golpeara acero a ritmo de tambores?

―Váyanse. Ahora ―chasqueó Jungkook, sus ojos destellando verdes.

Iba a discutir sobre él usando su control de mentes con mi familia, excepto que tres cosas se hicieron evidentes. Lo primero que pensé eran varas plateadas era altos postes IV, estaba usando nuevos guantes de goma, y una vez que Jennie y mi papa dejaron el cuarto sin una palabra, el único tamborileo que escuchaba provenía de mi pecho.

―¿Qué está pasando? ―pregunte haciendo una mueca de dolor ante el estallido de mi voz―. ¿Y por qué luces como si hubieras rodado en el piso de un matadero? ―agregue, en shock de que mi intento de susurrar también había sido demasiado ruidoso.

Jungkook me miró fijamente, su expresión cambio de una intratable que le había dedicado a mi familia, a una que solo podía describir como cariñosa.

―Estoy cubierto de sangre por que te estabas desangrando hasta morir en mis brazos y no he podido cambiarme de ropa todavía.

Mi boca cayó abierta

𝒟𝒶𝓌𝓃 𝑅𝑒𝒹 ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora