𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙓𝙓𝙓𝙑𝙄𝙄

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Cuando Jungkook me liberó, caí contra el colchón, sin jadear solo porque no necesitaba respirar

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Cuando Jungkook me liberó, caí contra el colchón, sin jadear solo porque no necesitaba respirar. Nunca había fumado antes, pero si en esta celda hubiera cigarrillos, hubiera encendido uno en saludable conmemoración.

Luego mi estómago se apretujó. Mi satisfacción se desvaneció, reemplazada por un hambre tan intensa que comencé a temblar.

Jungkook me levantó, empujándome contra el muro con una mano mientras con la otra apretaba números en un teclado numérico que no había notado antes. Una gaveta se deslizó fuera de la superficie de piedra, y un solo vistazo a lo que contenía hizo que mi mente se fuera en blanco por la necesidad.

Los próximos minutos fueron un carrusel girando de dolor y alivio.

Cuando mi cordura volvió, seguía contra la pared, succionando los restos de una bolsa plástica mientras Jungkook observaba.

Extendió su mano y me forcé a abandonar la bolsa a pesar de que tenía unas deliciosas rayas carmesí sobrantes. Aun así, no actuaría como un animal un momento más de lo necesario. Él la tomó junto con la otra bolsa a mis pies, depositándolas en la ranura de donde había salido.

―¿Cómo supiste? ―logré preguntar calmadamente

Un encogimiento de hombros.

―Es lo mismo con todos los nuevos vampiros. Sexo, furia y violencia dispararan tu hambre. Hasta que puedas controlarla, debes aprender a anticiparte.

Eché un vistazo abajo. La sangre salpicó frente a mí de lo loco que destruí las bolsas de plasma, haciéndome lucir como un actriz de una película pornográfica de terror. Tenía muchos días de frenética alimentación sin sentido por venir, por algunas cosas no podía esperar a controlar mi nueva hambre.

Fui hacia la cama y me envolví en la sábana. Lo que tenía que decir era demasiado serio para hablarlo todavía desnudo.

―Así que descubriste que Shrapnel era el traidor ―comencé.

Un corto bufido me interrumpió.

―No pensé que lo cortarías en pedacitos porque accidentalmente te tiró de un acantilado.

Sostuve su mirada.

―Él era el único traidor en tu casa, pero no era el único cómplice.

La mirada de Jungkook se volvió de un verde brillante.

―Explícate.

―Sandra estaba pasando mensajes...

No alcancé a decir nada más antes que Jungkook girara, presionando una parte del muro que no se veía diferente del resto, pero igual una puerta de repente apareció.

―Waters ―ladró en el espacio abierto―. Aseguren a Solar inmediatamente.

No, grité mentalmente. ¡No es su culpa!

𝒟𝒶𝓌𝓃 𝑅𝑒𝒹 ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora