Prólogo.

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Serotonina.

Todos hemos llegado a oír esa palabra alguna vez en la vida. Y somos testigos de cómo cada encuentro, cada mirada y cada caricia provocan una reacción química en nuestro interior, que nos sumerge en un torrente de emociones intensas y contradicciones.

Pues bien, así mismo, esa hormona de la felicidad es más activa cuando nos enamoramos, cuando sentimos esa conexión vibrante y brillante.

Eso me paso a mí cuando me enamore de Noah Dawson. El chico perfectamente creado que ni siquiera pareciera que lo han creado humanos.

El chico guapo de su escuela, el que todas quieren pero resulta tan apático a los ojos de los demás que casi son invisibles para él.

Ese chico con la mirada dulce y la voz de todo un hombre. Ese chico del que me enamoré yo.

Mi vida era feliz, por supuesto. Pero cuando lo conocí, dosis y dosis extras de serotonina se liberaron en mi. Mis ojos brillaron al ver los suyos bajo la luz de la luna y la tenue luz de la ciudad.

Me hizo ver más allá de mis límites, más allá de lo que parecía ya haber conocido.

Y es que el amor nunca te llega con una carta de advertencia del caos que se viene a tu vida cuando te enamoras. Simplemente aparece alguien y tu decides si tomar el riesgo de la sensación y lo adictivo que es hacerlo feliz.

Olas y olas de emociones constantes, y decisiones importantes aparecen.

La puerta de nuevas experiencias que tu decides cuando cerrar para hacer lo correcto.

¿Han oído hablar del hilo rojo cliché por el que supuestamente están unidas las almas gemelas?

¿Qué sin importar cuanto tiempo la vida los separé, siempre volverán a ser, porque es su destino?

Pues bien, yo no solía creer en esas cosas del destino y los hilos rojos. No hasta que lo encontré a él.

Y me hizo creer con mil millones de razones que el amor existe y que es preciso. Aprendí de lo correcto y de lo incorrecto.

De las decisiones que debes asumir por deber y por amor.

Me enseñó a amar, a vivir y a disfrutar con olas de dosis de serotonina que se liberaron de esas otras mil millones de formas que él me enseñó.

Y hoy puedo decir que he conocido el amor de la forma más increíbles que un ser con vida puede conocer.

Atrévete a vivir esta historia llena de pasión, altibajos emocionales y la búsqueda constante del amor verdadero. Déjate guiar por las emociones del corazón y los problemas de la vida, y descubre junto a mí, la historia del amor y la serotonina...

Del amor y la serotonina ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora