Narrador omnisciente.
Habían pasado varias semanas de convivir con Helen, ya estaban tomado la suficiente confianza para llevarse bastante bien, todos estaban realmente encantados con la menor, compartieron en familia, Helen realmente se sentía otra vez en casa, aún así seguía extrañando a su padre como nunca, pero ahora que la tenía a su hermana ayudándola con ese dolor, era menos doloroso.
Los dos gemelos habían adoptado a la menor como una de ellos, realmente estaban muy encariñado con la rubia, sobre todo Bill, este era el que más consentía a la menor.
(...)
Preparatoria.
–AY! No saben¡! Tengo una relación con Tom. – hablo casi gritando. – me lo propuso ayer! – salto de alegría junto a sus amigas.
A lo lejos venía la pelinegra quien todavía no se había enterado de la nueva pareja formada en el colegio, esta venía acompañada de Emily, Bill y Tom.
– AY! Hola Tommy.. – la castaña abrazo al de trenzas, así depositando un beso corto en los labios de este, frente a todos.
– ¿Tommy? – pregunto, extrañada. – que apodo tan ridículo. – rodeo los ojos la pelinegra.
El de trenzas seguía agarrando la cintura de la castaña, mientras observava a la pelinegra realmente enojada ante la acción de ambos.
– ¿Son novios? – pregunto Emily.
– Obvio! ¿Acaso no les avisaste de la gran noticia? Tom. – hablo la castaña.
– ¿Gran? Ni que fueras algo sorpresivo. – cruzo de brazos la pelinegra.
– N-no.. aún no les he dicho. – Su voz entrecortada, mientras jugaba con el piercing de su labio.
– Bueno, si somos novios ¿Verdad que si? – esta enrollo sus manos en el cuello del de trenzas.
La pelinegra solo observava la situación con verdadero enojo, mordía sus labios inferior casi lastimando estos, sus mejillas ardían, su corazón latía tan desesperadamente, quería llorar en ese mismo instante.
– Y-yo.. Yo debo irme. – salio de la conversación, desesperada buscaba el baño de la institución.
– E-espera LEYLA!! – La rubia salió tras Leyla, casi corriendo para alcanzarla.
– ¿Leyla me dirás por qué saliste de la conversación de esa manera? – agarro a la pelinegra por sus hombros, obligandola a mirarla a los ojos.
– No.. Nose que me sucede, de la nada emepeze a sentir como mi cuerpo se llenaba de ira al verlos.
– Espera.. ¿Te esta empezando a atrae, Tom?
– ¡No! Jamás digas eso, nunca podría gustarme un idiota como Tom.
– ¿Entonces? Por que te pones de esa manera. – pregunto.
– Por qué ella es la fastidiosa. – mordió su labio inferior. – ¿Por qué elegir a una imbécil como ella?
La pelinegra sabia que solo intentaba poner excusas, el sentimiento hacia el mayo aumentaba cada día, ella aún seguía sin aceptar lo que realmente pasaba, pero su miedo era su padre.
– No lo sé, Leyla, solo sé que ya debemos entrar a clases. – afirmó.
– Si, es mejor olvidar lo sucedido. – mordió un de sus uñas, podía notarse los nervios de punta que llevaba esta.
(...)
Habían pasado varias horas, verdaderamente al mayor le preocupaba como podía reaccionar la menor después de todo lo que sucedió, todo tan rápido, esta no le dio tiempo ni de explicar como es que había pasado, y el por qué.
