Narrador omnisciente.
La pelinegra cayó en consciencia de lo que realmente estaba pasando, se separo de Tom, solo un poco, conectando nuevamente sus miradas, los ojos de esta brillaban, sus ojos brillaban, ellos brillaban..
—Alice.. e-es.. Alice.. – soltó en un susurro la pelinegra.
—mjm.. – un leve suspiro salio de Tom
—E-esto.. Esto esta mal, debo irme.. – intento ponerse de pie, incomoda, tratando de contenerse todas las emociones que se le presentaban en ese instante.
—No.
—¿Qué?
—Dije que no. – apretó aún más la cintura de la menor, obligandola a sentarse nuevamente en su regazo.
Toc toc
—¿Tom? ¿Estás en tú habitación? – la voz preocupante de Alice podía oírse.
La pelinegra miró con incomodidad al pelinegro, queriendo escapar de donde estaba apoyada. —Mientras estés con ella.. Esto no va a funcionar Tom.. – esta vez la voz de la menor se tornaba más grave.
—No.. Espera, no te puedes ir cuando ambos queríamos que sucediera esto. – tomo la muñeca de la menor.
Este se sentía seguro por los sentimientos de él, pero aún dudaba si ella sentía lo mismo.
Los ojos de la pelinegra empezaban a cristalizar, sus mejillas se tornaban algo rojas al igual que su nariz, su cabello alborotado, sus manos temblaban, sentía como su cuerpo empezaba a temblar ¿Nervios? ¿Estrés? ¿Ansiedad?
—Tom.. Tú sabes muy bien que.. – trago saliva —Que esto no va a funcionar, sabes que yo..
Este de un fuerte tirón arrastro a la pelinegra nuevamente, obligandola a mirarlo, a sentirlo, a tocarlo.
Acomodo el cabello de la pelinegra, limpio sus lágrimas y dejó un casto beso en sus labios rosados.. Las manos de este tomaron otra dirección, estas ahora rodeaban la cintura de la menor nuevamente, y sus miradas conectaron, esta vez sin buscarse uno al otro, solo sentir ese momento de sus miradas, al tan solo verlas expresaban todo de ellos, todo.
Toc toc.
—Tom!
El mayor bufo con frustración, se dirigio hacia la puerta dispuesto a abrirla, pero algo lo impidió. —Tom.. – soltó en un susurro la pelinegra. —Sí ella se entera de lo "nuestro" podría contarle a nuestros padres, sobre todo al mio, ya sabes que no le caigo muy bien, y con esto peor. – aclaro.
—Tranquila, yo lo solucionare..
—Mejor ve con ella, yo luego iré.. es mejor que estés con ella, al menos para que no sospeche nada.. – sonrió ladina.
—P-pero estas segura? No quiero causarte ninguna inseguridad.
—Lo sé, estaré bien acompañada, yo también. – sonrió
—Ni lo creas.
Abrió la puerta sin dejar vista a su habitación, encontrándose con el rostro de Alice furioso.
—Te tardaste mucho ¿No crees?
—Si.. perdóname. – coloco su brazo en la castaña, abrazando este.
Leyla.
Mi corazón latía a mil por horas, mis manos sudaban, mi respiración no era normal, oh.. Eso creo, mi felicidad estallaba, todavía no comprendía como ese beso tuvo tanto significado, sus manos rozarme, su boca, sus ojos, todo tuvo significado..
