XI

1.8K 79 87
                                    

|Capítulo once: "Granada Parte V"|

"Antes pensaba que la intimidad existía sólo en dos cuerpos desnudos,
antes pensaba que nadie iba a adentrarse en mi mundo,
antes pensaba que toda mi vida iban a hacer que sonriera al decir 'actitud',
pero todo cambió cuando apareciste tú".

L E O N O R

Quique y Nico me pidieron encarecidamente que les dejara la habitación para ellos y durmiera con Gavi, comenzaba a pensar que se estaban tomando este viaje como vacaciones o una licencia. No me molestaba para nada, ellos pasaban muchas horas respaldándonos a nosotros, a mi familia, se merecían unos días así.

Así que, ellos se fueron del karaoke antes que nosotros, cuando empezaron a hacer una competencia donde tenías que bailar. Entonces, cuando llegamos al hotel y yo fui con Gavi a su habitación, no tenía ropa para ponerme. Por segunda noche consecutiva, iba a dormir con ropa de él. Gavi me dio para ponerme exactamente la misma ropa que él me había puesto la noche anterior y me cambié en el baño.

Cuando salí, él ya estaba con su pijama que consistía en básicamente la mismas prendas que yo tenía puestas. Él no me sacó los ojos de encima en todo el tiempo que tardé de ir al baño a la cama, seguía fielmente todos mis movimientos. Dejé mi ropa en la mesa de luz del lado izquierdo, donde me iba a acostar. Cuando me senté en la cama, cambió su vista de mí al teléfono.

Su mirada siempre me pone nerviosa, pero, a veces, especialmente cuando nos besamos, me ve de una manera completamente distinta. Sus pupilas se dilatan y brillan como sí nunca hubiera experimentado algo tan bueno hasta ése momento. En ése momento, no nos besamos, ni nada, pero me estaba viendo de ésa manera. Me estaba viendo como sí quisiera besarme y nunca me habían mirado de ésa forma, de una forma que me hacía pensar en miles de posibilidades. Su mirada me hipnotizaba, me hacía sentir rara y también me generaba emociones en mi cuerpo a las cuales no sabría ponerles nombre.

—Leonor—. Dijo mirando al techo.

—¿Si?

—¿Tú también lo sientes, no?

Por supuesto que si.

—Si.

—¿Entiendes que por el contrato está mal?

El contrato estipula una relación falsa e intermitente, no una real. No podía ser real nuestra relación de cualquiera de todas las formas existentes, simplemente no.

—Si.

—Es un error, ¿Lo sabes, no?—. Volteó a verme, encontrándose con que yo ya lo estaba mirando—. ¿Sabes que no hay vuelta atrás?

—Si.

—¿Quieres hacerlo igual?

—Si—. Asentí.

—Yo también. Estamos jodidos, Lele—. Dijo con la mandíbula apretada, frustrado.

Él estaba acostado casi que en el borde de la cama y yo igual, pero del otro lado. Entre medio de nosotros había, al menos, unos 50 centímetros. En ése momento, a pesar de la poca distancia que nos separaba, sentí que estaba el oceano Atlántico en medio de nosotros.

Luego, miró hacia el techo, pensativo.

—¿En qué piensas?—. Pregunté, curiosa.

Suspiró demasiado fuerte para mi gusto antes de mirarme.

—En lo mucho que quiero besarte—. Respondió, de frente, sin intentar ni siquiera disimular.

—¿Y por qué no lo haces?

Intermitente | Gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora