La misa termina como todos los días, Gon, de trece años, abre la boca para recibir aquella masa delgada la cual desconoce su significado, o lo olvida porque sabe que ya se lo enseñaron. Su mente nunca está presente cuando las alabanzas inician, ni siquiera al final, le gusta divagar y mirar a los otros creyentes con una sonrisa o sin ella, prefiere hablar que callar, repetir y cantar a su creador. Lo último lo hará después.
—Hoy recogerás leña en el bosque— Una voz masculina a su lado, su padre le ordena de manera indirecta que se aleje pero no es posible, él no quiere —Dijiste que ayer Dios ha anunciado sangre— Siguen en la iglesia, mirando al cristo colgado de la forma más deplorable que tuvo en vida pero que es de alguna forma la más misericordiosa con ellos.
—Eso no me hace débil— Aprieta con fuerza sus puños —Seré caballero, cómo puedo serlo si por esto me dejas de lado, Ging— Jamás se han tratado de "padre e hijo" porque nunca lo han sido, al menos no en dinámica, ante los ojos de afuera quizás así sea e incluso piensen en el patriarca como un gran ejemplo.
—Entonces te espero a las doce, ve a cantar con los demás niños por el momento, Gon— El cabello negro en puntas se mueve con el andar de sus pasos hacia aquellos hombres de su edad. No sabe latín, no entiende lo que cantan pero él lo hace y a la perfección, la monja que toca aquellas teclas negras y blancas lo felicita e invita como todos los días a que se quede en esa posición de cantante, le tienen aprecio y a la vez lo miran con pena.
Gon Freecss, aquel fiel sirviente de Dios entiende porque esas miradas, él es un "castrati", y por ello solo sirve de decoración, pero no es cierto. La falta de madurez en su voz aguda no se debe al corte, ni siquiera hay un corte, él no nació con un pene, así que mientras le pide a Dios bendecirlos está pecando.
Cuando son las doce toma sus cosas y se embarca al campo detrás de la iglesia donde otros chicos de su edad, a los cuales les comienza a crecer el vello como signo de pubertad, están parados firme delante de su padre, cada uno con madera que se ha tallado en forma de espada y un orgullo presente. Gon se pone hasta el final, mira mal al adulto, comenzó cinco minutos antes esperando que le diera vergüenza llegar tarde, pero eso es algo que él no conoce —¡El que está a su lado será su contrincante, es una pelea a muerte con técnica, haganlo bien!— Ni siquiera es capaz de poder darse la vuelta con decencia cuando es derribado, si no fuera por sus reflejos ya todo hubiera terminado —¡No es ilegal, pelea o muere!— Toma su espada y ataca con enojo.
Su padre, Ging Freecss, es un hereje vestido de creyente, casi igual que él pero quien se enterara de lo ocurrido pensaría que quien lo indujo a pecar fue él. Sabe que se casó, no sabe con quién ni porqué ya que considera a su padre como el vivo ejemplo de ser incapaz de enamorarse, pero así sucedió y en el parto murió su madre y nació él. No nació como un hombre debe nacer, una vagina no es algo común en hombres y cualquier ser humano racional lo hubiera nombrado ella con algún nombre alusivo a eso, pero este no era su caso. Fue designado como hombre desde que nació para darle poder de entrar a instituciones y usarlo desde chico a su favor, no recuerda mucho, solo que lo ponía a escuchar, ocultarse, robar, su padre en aquel tiempo ayudó a dar un golpe de estado junto con él aunque ahora esos recuerdos son borrosos.
—¡Te golpee con la espada!— Se queja en el suelo, le duele todo y sangrar no hace las cosas más fáciles.
—Fue ilegal, yo gané— Su padre da el visto bueno al otro y se tiene que levantar derrotado, solo para volver a caer casi al instante y volver a levantarse.
Cuando cumplió seis años su padre le dio dos opciones, tomándolo de los hombros para ponerse a su altura, es el único recuerdo que tiene de él intentando actuar como un papá —Ya no te necesito, así que tienes dos opciones porque sé que puedes estar con una gran confusión... No eres un hombre como tal ¿Ves a las damas? Así serás tú, tendrás pechos, caderas y probablemente seas débil, puedo enviarte con tu tía para que te dé todo el afecto femenino y la enseñanza que una dama debe poseer, porque tú como tal eres eso; aunque también he notado que en espíritu no eres una dama de ese calibre o siquiera una dama, si te quedas conmigo no pienso cambiarte el nombre y seguirás siendo tratado como un hombre, y eso significa que tendrás retos—
ESTÁS LEYENDO
Dragon kingdom
FanfictionAyudó a la iglesia, se arrepiente, todo es su culpa y todo por el ego humano Regalo para Chu