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Nametsu

Me desperté cuando el sol me dio en la cara, mire a mi mesita de luz para ver qué hora era, eran las 08:37, mire hacia el otro lado y ahí estaba Aone, bueno Taka ahora, el sol apenas le daba, su pelo blanco resaltaba con el sol, nunca me di cuenta de que tenía pestañas largas. Me quedé admirándolo unos segundo más, recordaba lo de la noche anterior y no pude evitar ponerme colorada.

—Taka... —con mi dedo índice toqué levemente uno de sus cachetes— Arriba, ya es de mañana —al terminar de decir eso sentí como uno de los brazos de Taka me rodeaba— Esta bien, supongo que podemos dormir unos minutos más —reí por lo bajo para volver a acomodarme en la cama.

Mi paz no duró mucho, el celular de Taka empezó a sonar, este se levantó de golpe, le pasé su celular que estaba en mi mesita de luz, pude leer el nombre de quien llamaba, "Ikane", era su hermana.

—Ikane..., ¿pasó algo? —dijo con la voz ronca— Sí estaba durmiendo, solo a ti se te ocurre llamar tan temprano —otra pausa— Perdón por no leer tus mensajes anoche, vimos una película y... —hizo una pausa en la cual me miro y pude ver cómo se puso colorado— nos quedamos dormidos, perdón —otra pausa más— Sí, nos vemos más tarde, chau.

—¿Era tu hermana? —pregunte curiosa.

—Si, es mi hermana mayor —dijo con poca importancia.

—No sabía que tenías hermanos, hasta que ayer me dijiste.

—Tengo dos hermanos mayores, Ikane mi hermana mayor, y Otsaka mi hermano mayor.

—Espero conocerlos algún día —le di una sonrisa— Bien, vamos a desayunar.

Me levanté de la cama, me había dormido con la ropa interior y una remera, lo cual significó que al levantarme de la cama Taka pudo observar mi culo.

—No me molestaría si esto fuera mis vistas todas las mañanas...

—Lo mismo digo, señor abdominales —le guiñe un ojo, Taka estaba sin remera, pero con pantalones. Me puse unos pantalones que saqué de mi armario— Bajemos, te recuerdo que tenemos que hacer el desayuno juntos.

Taka se levantó de mi cama, a diferencia de mi este no termino de taparse, por lo cual iba a cocinar sin remera...

—Tengo dos delantales... —tome uno con cada mano— Espera...

—Uno tiene un oso blanco —el fondo de este delantal era negro— Y este otro tiene una estrella blanca —su fondo también era negro— Parece como si estuviesen hechos para nosotros.

—¿Qué? —dije sin entender.

—El de oso es mío, tu dijiste que era como un oso, y la estrella es para ti, eres una estrella.

—Wow, tienes razón, la verdad que no recuerdo de donde salieron estos delantales, es como si estuvieran acá por destino.

—Puede ser —tomó su delantal— Bueno que te parece unos panqueques.

—Sin dudarlo, tú eres el chef, yo te ayudo —no era muy buena cocinando, todas estas semanas que estuve viviendo sola viví a base de comida recalentada o delivery, asiqué Taka era una salvación.

Taka cocinó unos panqueques deliciosos, pero nuestro desayuno se vio interrumpido esta vez por una llamada de mi celular.

—¿Hola?

—¿Hablo con la señorita Nametsu ______?

—Si ella habla, ¿en qué le puedo servir?

—Mucho gusto soy Masayoshi Manabe, el entrenador de la selección femenina japonesa de voley.

𝐌𝐔𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐂𝐄𝐑𝐎 - Aone Takanobu ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora