capitulo 3

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En la fosa de dragones se encontraban seis príncipes, parados uno al lado del otro, ninguno decía nada, todos estaban esperando que salga aquel ser que representaba a su casa.

De lado izquierdo tres muchachos de pelo plateado y ojos violeta, vestidos con ropas de color verde intenso.

Y del lado derecho los otros tres príncipes vestían con ropas negras y rojas, los colores de la casa Targaryen, la diferencia era que dos de ellos eran jovenes con las características de los Targaryen y uno, el menor de ellos era un niño de pelo café oscuro, ojos marrones y nariz respingona.

Tíos y sobrinos...verdes y negros

Ninguno de los seis tenía una buena relación, si les preguntabas el ¿Por qué? No te sabrían decir la razón exacta, tal vez eran muy jóvenes y se dejaban llevar por las vibras de los que les rodean.

Los jóvenes verdes eran guiados por las influencias de su abuelo y madre que no paraban de cuestionar cada cosa que hiciera su hermanastra y sus hijos.

Y los jóvenes negros por otro lado veían como su madre intentaba defenderse de la reina y la mano, de los ojos juzgadores, sus tíos que los atormentaban.

Esa era su relación, bueno a diferencia de dos, Aemond y Baelor, los únicos que no tenían aquella relación, al contrario del odio y el rencor ellos se trataban como hermanos de otras madres. Cada vez que se reunían a jugar se escuchan por todo el palacio las risas contagiosas y los golpes de madera.

Al menos Viserys había logrado que uno de sus nietos y uno de sus hijos se llevarán bien.

-Maelor ven aquí, te tenemos una gran sorpresa mi querido sobrino-

Dijo Aegon el mayor de los seis, aegon le gusta a hacerle bromas a sus hermanos y sobrinos, pero en especial a Maelor.

Aegon lo había apodo "El Targaryen fallido" y si le preguntabas la razón el te diría sin culpa que era fácil la razón.

Maelor si bien tenía la apariencia de un Targaryen a diferencia de su gemelo el era mucho más bajo y flaco, al principio no causó mucha preocupación pero el tiempo pasaba y todos los niños en el castillo crecían exepto el joven principe, sus padre hizieron que el maestre lo examinara pero lo único que les supo decir fue "es normal princesa, cada niño crece a su velocidad", eso de alguna manera tranquilizó a sus padres, pero ahora, ahora el le llegaba con trabajo al hombro de su gemelo, y su hermano menor, jace, yo lo había alcanzado, dentro de poco hasta lo rebasaría en altura.

Otra de las razones por la cual le decía así su tío era porque no tenía un dragón. Si, su huevo había eclosionó, saliendo de el un pequeño dragón blanco como la nieve, sus alas eran blancas con un degradado de azul claro, sus ojos era violeta, sin duda el dragón más hermoso que se había visto jamás. El joven Maelor lo nombró "firefrost" un nombre curioso para un dragón curioso.

La conexión de Maelor con el pequeño dragón era extraordinaria, cuando Maelor lloraba el dragón lloraba, cuando Maelor se enojaba el dragón rugía y quemaba, cuando Maelor reía el dragón aletaba.

Aquella conexión acabo cuando los cuidadores encontraron al pequeño dragón muerto, nadie sabía la razón, intentaron buscar a un culpable pero al final nada, la muerte de firefrost fue todo un misterio y con el el llanto de un joven principe desconsolado se escuchaba por todo el castillo.

-Ahora que quieres Aegon-

Maelor veía a Aegon entrar en el túnel que dirigía a las cuevas donde guardaban a los dragones.

-Sobrino tranquilo, verás mi hermano y yo recibimos la noticia que un huevo de Dreamfyre a eclosionado -

-¿De verdad Daeron?-

-siiii, solo tápate los ojos-

Baelor veía alegría en y esperanza en los ojos de su gemelos, el igual se sentía feliz al fin su hermano tendría un drago.

Volteo a ver a Aemond y vio preocupación en sus ojos y un claro "no" en sus labios. No era posible, intento avisar a su gemelo pero ya era muy tarde....

-te presentamos al terror rosado-

Daeron y Aegon estallaron en risas, otra broma...

Baelor volteo a ver a Maelor y su cara se veía sería, no mostraba una sola expresión, pero sus ojos, sus ojos se veían a punto de llorar.

De pronto vio a su hermano acercarse al cerdo que le habían puesto alas de carton y vio como desenfundaba la pequeña daga que le había regalado su padre en un viaje a driftmark.

De un minuto a otro, sin cambiar su rostro, clavo su daga en la frente del animal, una, dos, tres, cuatro, Baelor perdió la cuenta de cuántas veces había clavado aquella daga.

Los gritos de jace aterrados y los chillido de agonía del cerdo fueron todo lo que se escuchó y las miradas de horror.

En un segundo corto la soga del animal moribundo para después tumbar a su petrificado tío aegon que apenas reaccionó cuando su sobrino le había pasando la cuerda entrelazando la haciendo que presionará su garganta provocando que no pudiera respirar.

-Maelor suéltalo!!-

Tanto como los dos niños verdes y su gemelo intentaron salvar a aegon pero Maelor seguía apretando la cuerda con la misma cara sería sin ninguna emoción, con sus ojos fijos en la cara de su tío que se transtornaba morada por la falta de oxígeno que reflejaba desesperación y miedo.

-QUE MIERDA-

Los guardia llegaron que de inmediato apartaron a los príncipes de la escena y separaron con trabajo a Maelor.

-Mi principe que sucedió-

Criston jamás había visto algo así, ese pequeño bastardo había dejado al primogénito de la reina asustado y respirando con dificultad.

-Lleven a los príncipes adentro y llamen a las princesa y a los reyes-

Ordeno Sir Harrold mientras cargaba al príncipe Maelor en su hombro agarrado con su mano izquierda que no se movía y solo lloraba en silencio con la mirada fija en el suelo y con su otra mano cargaba al pequeño jace de 7 años que no dejaba de llorar.

La sangre de dragón es espesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora