Seis damas nuevas

Entrada I

"Qué nervios, soy la primera en escribir en este diario jeje.

Hola, soy Carla.
Estudio diseño de moda en la universidad y he pasado la secundaria con un grupo de 6 amigas, aunque se fue una así que solo quedan 5."

Todo empezó una noche en Barcelona...

- No me lo puedo creer- suspiró Helena
- ¿Quién ha dejado que guiara Zai?- pregunté
- Y yo que sabía que había un lugar llamado Gracia- replicó Zaida
- bueno, ya está, cogemos el metro y volvemos a paseo de Gracia - Rosa calmó el ambiente.

Habíamos quedado las 6, pero por una mala gestión Zaida confundió el barrio de Gracia con paseo de Gracia, dos lugares que están considerablemente lejos. Ya había anochecido y en el andén del metro no se veía ni un alma. Se notaba que estábamos a tomar por saco.

Llegó el metro y entramos cansadas de la caminata que nos habíamos metido. No había nadie pero me fijé en una bolsa de papel que alguien había dejado olvidada en un asiento. Me acerqué a comprobar si había algo importante dentro como para reclamarlo en información... Y allí lo vi claro, aunque lo asimilé demasiado lento.

4...
3...
2...
1...

Sin siquiera tiempo para advertir a las demás que se cubrieran, la bolsa explotó rompiendo las ventanas y doblando todo a su paso hasta triturar mi cuerpo. Aún siento muy vívidamente el dolor caliente que sentí cuando la piel se me desgarraba.

Aún así, como un simple parpadeo, al abrir los ojos me encontraba entera, de pie en un bosque desconocido con otras 5 chicas unos años más jóvenes delante mío.
Atónita busque respuestas alrededor mientras que una de ellas empezó a hablar con duda.

- Disculpad- dijo ella- ¿Quienes sois...? ¿Sabéis dónde nos encontramos?

En un murmuro otra le respondió:
- No... No sé dónde estamos pero yo soy Helena-

- Helena...- murmuró otra - ¡¿Helena Bueno?!-
- ¿Si...?- respondió aturdida en escuchar su apellido- ¡¿Manel?!
- espera espera- dijo otra con una sonrisa que apenas podía disimular- soy Zaida, ¿sois vosotras chicas?
- Eso parece- dije sonriendo más calmadamente.
- No os pareceis en nada - comento Rosa - quiero decir, siempre habéis sido bellísimas pero ahora parece incluso que os haya hecho una IA, parecéis obras de arte-.
- Tengo que decir que es el mejor cumplido que te he oído decir, pero tienes razón, es surrealista ¿Que ha pasado?- preguntó Júlia.

Manel y Zaida se miraron fijamente haciendo parecer que se leían la mente, e instantáneamente Zaida posó su codo sobre el hombro de Manel.
- No os preocupéis chicas - dijo Manel- porque Zaida y yo somos profesionales en este tema-.
- Es bastante evidente que hemos reencarnado en otro mundo- continuó Zaida- aunque teniendo en cuenta la edad que aparentamos más bien diría que hemos viajado a otro mundo o transmigrado-.
- ¿Estáis hablando de los webtoons que leéis?- pregunté
- Efectivamente- respondió Zaida.

Helena soltó un suspiro:
- ¿Entonces sabéis dónde estamos-
- Ni la menor idea- respondieron a la vez.
- Pero tengo una serie de normas que nos pueden ayudar a sobrevivir- continuó Zaida

Júlia tomó asiento frente a un árbol y el resto seguimos su ejemplo.

- Primera norma: aprende todo lo que puedas del mundo- dijo Zaida- hay que averiguar si entendemos el idioma, si sabemos leer y escribir, si hay magia, guerras, monstruos-.
- o incluso un rey demonio- añadió Manel y Zaida asintió.
- Hay que saber en qué clase de lugar estamos, y como sobrevivir- terminó de hablar.
- Bueno, de momento solo sabemos que estamos en un bosque- dijo Júlia.
- Sabemos mas- dije- a juzgar por la ropa que llevamos no estamos en la era moderna, teniendo en cuenta que no llevamos corsé o bien estamos en una època anterior a que se pusiera de moda o bien somos de baja clase y no nos lo podemos permitir-.
- Y eso explicaría porque estamos en medio de un bosque y no en una casa- añadió Rosa.

- Siguiente norma- continuó Zaida- no te fíes de la gente guapa, es más, ni te acerques-.
- Siempre traen problemas- añadió Manel- en todos los sentidos.
- Pero a ver- dijo Helena- la belleza es subjetiva, a mí me puede parecer guapa una persona y al resto no-.
- Cierto- apoyó Júlia.
- Pues entonces si una persona nos parece guapa a todas, la tachamos de peligrosa- decidió Manel.
- ¿Y si solo me parece guapa a mi?- preguntó Júlia.
- Pues te casas y tenéis tres hijos- respondió Rosa.
- Siguiente norma- interrumpí para que continuara.
- tercera norma- continuó Zaida- invéntate tu propio apodo, no es importante pero no quiero que en algún momento me llamen la reina de la hoja afilada o Zaida polvo estelar-.
- Jajajaja- rió Helena- ¡Me encanta! Zaida polvo estelar jajajja...-
- cuarta norma- siguió Zaida- en el caso de que estemos en una peli o una novela, nunca te fíes de los protagonistas-.
- En los manhwas que leemos siempre resultan ser malos- añadió Manel.
- ¿Entonces estamos en una novela? - pregunté
- Ni idea- respondieron Manel y Zaida a la vez.
- Y última norma- prosiguió - si no sabes nada, finje que tienes amnesia-.
- Un clasico- dijo Manel.
- Nose yo... Sería un poco raro que tuviéramos todas amnesia- dijo Rosa.
- ¿Nos inventamos una història de nuestra vida? - propuso Júlia.
- Puede estar bien...- dijo Helena cuando de los matorrales empezó a surgir una figura.

Atónitas por su forma familiar nos quedamos inmóviles hasta que Rosa habló.
-¿Es... Dunkan?- preguntó.
Dunkan era el peluche de Zai, un gato de forma redonda al que todos conocíamos, solo que este llegaba a los dos metros de altura.

Zaida se acercó lentamente a él levantando la mano.
- Creo que Dunkan no sale en ninguna serie ni peli- dijo a punto de alcanzarlo con la mano- tal vez...- en menos de un parpadeo su cuerpo se estiró como un acordeón y de la zona baja del cuerpo se abrió una boca llena de huesos y una saliva ácida que había quedado oculta hasta ese momento.

- Tía...- susurró Rosa- ven...

Yo estaba inmóvil en el sitio, al monstruo le empezaron a dar espasmos así que Zaida aprovechó para retroceder lentamente.
Con un último espasmo el monstruo que quedó quieto y mientras levantaba lo que se suponía era su cabeza, una especie de piernas huestudas como las de una araña salieron de su cuerpo.

-¡Corred!- gritó Júlia, hasta ese momento no habíamos reaccionado pero con su gritó mi cuerpo empezó a moverse solo y salimos corriendo por el bosque.