Segunda entrada

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"Holaa
Bueno yo soy Helena, estoy... Bueno, estaba estudiando biología en la universidad.
Si, suena a dato random pero hemos hablado que cada vez que una escriba una entrada se presente así que...

Bueno si no me equivoco Carla se quedó por donde nos perseguia el peluche de Zai ¿no?"

Íbamos todas corriendo detrás de Júls que resultó ser la más rápida de todas. Atravesábamos el bosque comiéndonos todo tipo de ramas y telarañas por el camino.
A decir verdad daba miedo mirar alrededor ya que Dunkan no era la única bestia rara que se veía, sinceramente no podíamos huir a ningún lado.

-Ti...tías me estoy cansando...- dijo Manel en un quejido.
Aunque realmente no hacía falta que dijera nada porque un segundo más tarde resbalamos en el barro y caímos por un agujero lleno de raíces.

- ¡¿Hay heridos?!- preguntó Zaida.
- Yo mañana- dijo Carla- con las tremendas agujetas que tendré -.
- ¿Estamos todas no?- preguntó Rosa.
- Supongo- contesté - hagamos lista-.
-¿Júls?- preguntó Rosa.
- Aquí estoy- respondió
-¿Helena?-.
- Si- respondí
- ¿Manel?
- Estoy-.
- ¿Carla?-.
- Aquí -.
- ¿Zai?-
- Tia he sido la primera en hablar- respondió.

Estuvimos un rato sentadas hablando hasta que se nos acostumbró la vista a la oscuridad del agujero.

- Es una cueva...- dijo Júlia - ¿Investigamos?-.

Nos pusimos de pie y empezamos a caminar.

- Vale tías, importante- dije- sabemos que hay monstruos, pero ¿Habrá personas?-.
- A ver, yo creo que si ¿No?- dijo Júls- Osea, ¿sino que somos?-.
- Sii, osea, seguramente hay un reino o algo- dijo Manel- o aunque sean tribus-.
- Entonces tendremos que inventar nuestra historia ¿no?- añadí
- Yo creo- dijo Zai- podríamos decir que vivíamos aislados en el bosque-.
- Eso explicaría porque no sabemos nada...- añadió Manel.
- Si pero, ya has visto esas bestias- replicó Rosa- ¿Quién se va a creer que sobrevivimos solas?-.
- Pues decimos que vivíamos con alguien fuerte- añadió Carla.
- Si rollo, una persona que salía a buscar reservas o lo que fuera y nosotras nos quedábamos en casa- añadió Manel.
- No muy feminista de tu parte- dijo Júls.
- No he dicho que fuera hombre- replicó Manel guiñándole un ojo.
- No pero- interrumpió Zaida- teniendo en cuenta que parece una edad antigua, hay que pensar como tal- su argumento tenía sentido aunque a ninguna le acababa de convencer- si eso, podemos decir que un hombre nos crío desde pequeñas en el bosque y que salía a menudo a cazar y hacer negocios, que es como un abuelo para nosotras pero que hace una semana desapareció y como no podemos sobrevivir solas salimos a buscarlo-.
- wow- dijo Manel mientras saltábamos un pequeño arroyo- todo tiene sentido, flipo-.
- ¿Alguna en contra?- pregunté
- Ninguna- dijo Carla- ¿Pero como le llamamos?-.
- True- dijo Manel- porque para vivir en el bosque debe ser fuerte, y si es fuerte puede ser conocido-.
- Tiene que ser un nombre raro para que nadie lo conozca...- dijo Júlia.
- No sé cómo son los nombres en este mundo pero- comencé a hablar- en el nuestro hay de todo tipo así que pillemos un random-.
- hmm- murmuró Júlia - Vladimir Putin...-.
-Jajajaja- nos empezamos a reír.
- no, espera, esa es buena- dijo Rosa.
- Mejor otro, me resulta raro decir que Putin es mi abuelo- pidió Carla.
- Michael Jackson- propuse siguiendo la misma línea.
- eh... Si- aprobó Zai- Creo que acabas de cumplir me una fantasia, yo digo que Si- dijo alzando la mano- ¿Alguien en contra?-.

Mientras el resto se reía quedó en claro que nuestro abuelo inventado se llamaría Michael Jackson.
Un poco más adelante llegamos al final de la cueva, entraba un poco de luz por unos agujeros hechos por las raíces. Se podía ver qué la zona estaba llena de unas frutas raras, eran redondas como un arándano, pero translúcidas como una uva, rojos como una cereza, pero colgaban de zarzas como si fueran moras.

-Tias...- Carla empezó a hablar- no quería quejarme debido a la situación pero... Tengo hambre- dijo apretándose el estómago.
- Tía, yo también- dijo Júlia - me muero de hambre-.
- ¿Será venenoso?- Rosa lanzó una pregunta al aire.
- Tengo una idea- dijo Zai.
- A ver...- murmuró Rosa por la poca fiabilidad.
- Si hemos reencarnado todas juntas por morir a la vez- continuó Zaida- si comemos todas a la vez y resulta que morimos, alomejor volvemos a revivir juntas- nos miramos todas dudando.
- Por mi bien- dijo Júlia acercándose a la fruta- tengo hambre- arrancó unas cuantas y las repartió entre nosotras.
- vale... Pues a la de tres- dije y ellas asintieron- una... Dos... Y tres- nos metimos la extraña fruta en la boca y empecé a masticar.
Era suave, sin hueso, algo gelatinosa, como una uva sin piel pero un poco más ácida. No voy a mentir, la mejor fruta que he probado.

Después de tragar nos revisamos entre todas.
- Pues "bon profit" - dijo Rosa y nos pusimos a comer.

Sus palabras fueron como la señan para ponernos a comer. Al principio comía de una en una pero, al ser tan tan pequeñas y fáciles de comer, terminé comiendo de a pequeños puñados.
Cuándo por fin estuve saciada, me senté contra la pared y vi que entre todas habíamos terminado toda la fruta.

- Dios...- dijo Júlia estirandose- me echaría la siesta-.
- En todo caso es la hora de dormir- dijo Rosa señalando los agujeros por donde antes entraba luz- parece que es de noche ya-.
- ¿Dormimos? - pregunté - este sitio parece seguro-.
- Júlia se te ha adelantado- señaló Manel a Júlia que ya roncaba tranquila.

Yo también me estiré buscando un sitio poco duro y cerré los ojos.

- Helena- me susurró Carla al lado- ¿Estás despierta aún?-.
- Sí - le susurré - ¿Qué pasa?
- Bueno... El resto se ha dormido ya- dijo- Manel y Zaida se ven emocionadas por la situación pero yo no me siento segura...- se hizo un pequeño silencio tras sus palabras- crees.... ¿Crees que estaremos bien? ¿Hemos muerto verdad?-.

Me arrastré hacia ella para acercarme y le cogí de la mano.
- Aún recuerdo el dolor que sentí cuando hubo la explosion...- respondí con un suspiro- no creo que podamos volver, pero, si estamos juntas, aunque se compliquen las cosas, nos podremos divertir, estemos en la situación que estemos-.

Con mi respuesta Carla apretó la mano y nos pusimos a dormir.

Seis damas nuevasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora