Capitulo 2: Compañeros de cuarto

36 4 0
                                    

—Debido a lo repentino de tu llegada parece que no hay lugar en los dormitorios.—
Exclamó la secretaria a cargo del papeleo de Crowley con toda serenidad.

—La opción más viable es que te quedes en alguna habitación temporalmente en lo que se habilitan nuevas habitaciones. Aunque claro, eso sería algo complicado porque hay sólo dos camas en cada una y tendrías que negociar con alguno de ellos para compartirla o tan solo... dormir en el piso.—

—¿Por qué no me da de baja? Puedo volver cuando haya más lugares.— Declaró con astucia el pelirrojo hasta que alguien intervino.

—Un momento, si no me equivoco el compañero de Aziraphale se mudó hace poco.— Dijo una de las secretarias del escritorio continuo.

—¡Es cierto! Lo había olvidado... en ese caso puedes compartir habitación con él, quizá ya lo conozcas, después de todo están en la misma clase.—

—Sí, ya tuve el placer.—

Crowley no entendía si esta era una broma en la que todos se pusieron de acuerdo a sus espaldas o si era una obra de sus padres para fastidiarle la existencia, pero justo ahora esta situación pudo haber sido mucho peor.

—Veamos... habitación 6587.— Recorrió con la mirada el pasillo hasta encontrar la puerta correcta, era de las últimas habitaciones en el mismo.  —Un lugar aislado, no está mal.—

Llamó un par de veces a la puerta pero nadie atendió, entonces decidió usar la llave. Al entrar no había nada extraordinario, una pequeña habitación con dos camas, un buró que se situaba entre ambas con una vieja lámpara, enfrente un pequeño ropero desgastado de cuatro puertas y una ventana bastante amplia con vista al patio trasero del colegio.
Crowley se sentó sobre la cama viendo hacia el techo por un momento mientras su mano se elevaba en el aire como si tratara de dibujar en el mismo; de pronto los recuerdos de esas interminables discusiones con su familia inundaron su cabeza, ahora finalmente tenía algo de paz, tal vez estar ahí no sería tan terrible como creyó en un inicio.

—¿Era demasiado pedir tener un instante de silencio, sin conflictos y reclamos?—

—Oh, Crowley, ¿Qué haces aquí?—

El mencionado se giró en dirección de dónde venía la voz, entonces cerró los ojos y suspiró, tal parece que se adelantó a los hechos.

—Para bendición o desgracia me han asignado como tu compañero.—

—¡Eso es grandioso!—

Con un poco de interacción Crowley fue notando detalles interesantes, a ese chico rubio parecía encantarle el orden y la limpieza, cosa que Crowley agradeció internamente, también su compañero solía pasar horas leyendo por lo que el ambiente en general era bastante pacífico.
Sin embargo, no todo era perfecto, uno de los primeros conflictos que surgió era la diferencia en el nivel de dedicación espiritual de cada uno.

—Crowley, repasemos un poco.—

—No quiero.—

—¿Por qué estás en un colegio religioso entonces si no quieres estudiar más Sagradas Escrituras?—

Esta situación se repetía cada día.
Ignorando al adorable compañero Crowley caminó hacia el comedor de la escuela, aún no terminaba de familiarizarse con los edificios por lo que terminó metiéndose en un pasillo equivocado.

—¿Es esto una escuela o un maldito laberinto?— Entonces se percató de que Aziraphale ya no lo seguía. —Una molestia menos.—

Siguió caminando por un sendero desconocido, entonces el pasillo terminó, al final de el sólo había una puerta, esta era distinta al resto porque su aspecto era un tanto más antiguo. Crowley la observó curioso por un momento y de pronto un sentimiento extraño lo invadió. «Creo que he leído muchas historias de ficción »

Se dió la vuelta para volver pero entonces escuchó unos débiles y apenas audibles lloriqueos, entonces se acercó de nuevo a la puerta y pegó su oreja a ella tratando de escuchar mejor, ahora era claro, en la habitación había dos o tres personas llorando... ¿Por qué sucedería tal cosa?

Acomodó su cuerpo tratando de obtener un mejor sonido pero al parecer la madera era bastante gruesa, entonces cambió de posición para buscar algún agujero, quizá a través el cerrojo.

Su corazón se aceleró de nuevo con el presentimiento de que algo andaba mal, a pesar de no poder haber nada la inquietud se hacía cada vez mayor. A pesar de que se esforzó buscando una pequeña rendija fue inútil.

—¿Se encuentra perdido?—
Una voz viniendo detrás lo hizo perder casi el aliento al instante. Al girar vió a un hombre bastante mayor, había un aura diferente en él, una que lo hizo estremecer desde las entrañas.

RenegadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora