Capítulo 4: Todo está bien

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Es difícil decir en qué momento se quedó dormido, es como esas noches en las que después de tener una conversación con uno mismo la consciencia repentinamente se desvanece y cuando vuelve ya ha amanecido.

Abrió los ojos, la luz se filtraba por el ventanal cayendo directamente a su lindo rostro. Instintivamente movió una mano tratando de impedir el paso de la luz buscando  volver a su siesta.

«Qué molesta es la luz del sol...» Pensó.

—¡Un momento! ¡El sol!—

Se levantó de golpe mirando al reloj y efectivamente, era considerablemente tarde. Con el cuerpo aún adormilado jaló sus prendas y comenzó a vestirse por inercia, ni siquiera podía encontrar los botones y los pantalones parecían haber perdido las piernas, entonces un rechinido provino de la puerta.

—Crowley, ¿Quieres ir a des— ¡Oh, por Dios!

Se dió la vuelta viendo que acababa de entrar en un momento inapropiado.

—Puedes terminar de vestirte, vayamos a desayunar después de eso.—

Dijo manteniendo la mirada fija hacia la puerta.

Fue entonces que Crowley se despertó en verdad. Algo avergonzado terminó de acomodar sus ropas que mágicamente siguieron su propio camino sin problemas.

—¿Por qué no estás en clase?—

—¿De qué hablas? Hoy es sábado, no tenemos clases. De hecho tenemos prohibido entrar a las aulas los fines de semana.—

—Eso tiene sentido, ni siquiera en días de clases me gusta estar ahí.—

Nuevamente se dejó caer en la cama sintiéndose como un tonto después de haber interrumpido su sueño por nada.

Después de oír el ruido de Crowley cayendo en su cama era de suponerse que había terminado de arreglar sus ropas, por lo menos Aziraphale se dió la vuelta. El rubio hizo una expresión mostrando desacuerdo ante el comentario contrario.

—No sólo eso, está prohibido ir mas allá del patio de este edificio. ¿No te mostraron el reglamento?—

De repente recordó una pila de papeles que fueron muy útiles como abanico, para alejar insectos, para hacer bolas de papel y hacerlas caer al cesto de basura...entre otros curiosos usos que descubrió.

—Creo que olvidaron dármelo.—

—Tengo una copia en el primer cajón.— Dijo señalando el buró que los dividía.
—Puedes tomarla y leerla, ahora iré a desayunar, nos vemos allá.—

Era un sábado por la mañana, por supuesto que nadie en su sano juicio elegiría dedicar al menos 3 horas en leer un documento tan aburrido en lugar de dormir hasta más tarde.

* * *

Aziraphale echó un vistazo al reloj de su bolsillo y después lo guardó de nuevo, suspiró y siguió degustando su desayuno.

—Hey, Aziraphale, ¿Por qué estás aquí solo?
Una voz conocida le llamó desde un costado y casi al instante la persona ya se estaba sentando frente a él. Aziraphale sólo sonrió un poco forzado.

— Sólo ya sabes, es agradable el silencio que acompaña la comida, oír el canto de los pajarillos, sólo ellos y yo.—

Gabriel entrecerró los ojos mientras sonreía con un rostro de que no tenía ni la mínima idea de lo que el rubio estaba diciendo.
A Aziraphale no le desagradaba Gabriel, aunque decir que le agradaba era un poco demasiado, sólo era una persona que existía a su alrededor y eso estaba bien, a excepción de las veces que se le acercaba y le hacía sentir incómodo como justo ahora.

Sin responder nada Gabriel tomó un bocado y comenzó a comer en silencio junto a Aziraphale. Mientras que el otro sólo continuó haciendo lo suyo sin prestar mucha atención a su nuevo acompañante, aunque un par de veces sus ojos se desviaban hacia la entrada del comedor.

• • •

Sin saber exactamente cuánto tiempo había transcurrido Crowley abrió de nuevo lentamente sus somnolientos ojos, se recostó de lado y reflexiono en silencio por un momento, así permaneció perdido en sus pensamientos hasta que recobró la fuerza para ponerse de pie.

Arregló sus ropas y entonces salió de la habitación, el pasillo principal estaba totalmente desolado y en conjunto con la poca iluminación causaban un estilo bastante tenebroso pero conservaba cierto encanto; Crowley caminó observando a través de los grandes ventanales con los que se encontró más adelante, había afuera un precioso jardín lleno de colores vivos, entonces buscó llegar hasta el.
El interesante jardín se ubicaba detrás del edificio de los dormitorios, un lugar tranquilo y silencioso, ¿qué podría ser mejor?

—Mírate, eres hermoso.—

Dijo mientras sostenía entre sus dedos un brillante crisantemo violeta. Había flores de distintos colores, toda una bella vista digna de ser admirada, y eso es lo que destelló en los ojos del joven, una emoción infantil mientras observaba las maravillas de la naturaleza.
Crowley admiró durante un tiempo considerable cada una de las bellezas y luego recordó la invitación de su compañero, golpeó su frente con la palma de la mano.

—Ah, no puede ser, lo olvidé por completo.—

Se apresuró a volver hacia el edificio de los dormitorios, al abrir las puertas se encontró con un animado ambiente, el resto de estudiantes conversaban con alegría mientras que otros jugueteaba entre ellos sin ninguna preocupación.
Crowley observó la escena en silencio analizando lo que estaba sucediendo, todos parecían disfrutar vivir ahí. Entonces en un extremo vió a Aziraphale sentado con otras dos personas, sonreía y parecía estar cómodo en ese lugar, entonces con una sonrisa en su rostro se dió la vuelta y abandonó aquél salón.






—Tal parece que sólo es una escuela bastante normal.—


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⏰ Última actualización: Oct 01, 2023 ⏰

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