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Los copos de nieve habían dejado de caer y el viento helado dejó de correr. Parecía que el clima estaba de acuerdo con la celebración de la boda de Jacaerys Velaryon y Ofelia Stark.
La gente ya se encontraba reunida, mirando fijamente como los futuros esposos estaban ya parados bajo aquel viejo arciano que había estado allí desde antes de la creación de Winterfell. Lucerys se encontraba cerca del Lord Cregan, Lady Arra, y por supuesto, cerca de Sara Snow, quien lo miraba de vez en cuando con una pequeña sonrisa que hacía al príncipe inquietarse.
Por otra parte, Jacaerys sostenía las manos de su futura esposa mientras le dedicaba unas pequeñas sonrisas y oía las palabras que el maestre les mencionaba.
—Padre, Herrero, Guerrero, Madre, Doncella, Bruja, Extraño —pronunciaron Jacaerys y Ofelia al mismo tiempo mientras se miraban fijamente con cariño—. Yo soy de él/ella y él/ella es mío/mía. Desde este día hasta el último de mis días.
—Ante los ojos de los dioses —pronunció el maestre—, proclamo solemnemente a Jacaerys de la casa Targaryen – Velaryon y a Ofelia de la casa Stark, marido y mujer, una sola carne, un solo corazón, una sola alma, ahora y por siempre.
Ambos se han mirado con una radiante sonrisa para luego acercar sus rostros y así, finalmente, unir sus labios y formalizar por completo aquella unión que estaban teniendo.
La gente que los miraba comenzó a aplaudir al finalizar la ceremonia. Cregan se acercó a su hermana y la estrechó en sus brazos, luego le extendió una mano a Jacaerys y lo felicitó por la reciente unión. Sara los miró con una pequeña sonrisa, pero luego su atención se la llevó Lucerys, quien se encontraba mirando en la dirección donde su dragón estaba descansando.
Luke había notado la inquietud en su dragón y eso le preocupó, por lo que se acercó para ver lo que sucedía: Arrax estaba de pie, mirando fijamente el cielo mientras soltaba unos pequeños quejidos.
—¿Qué está mal, Arrax? —preguntó en alto valyrio y dirigió su mirada hacia el cielo para buscar lo que inquietaba a su dragón, sin embargo, no logró ver nada extraño y pensó que Arrax estaba reaccionando así ante el frío invierno.
—¿Está todo bien, Luke? —preguntó Jacaerys, quien se acercó a él cuando Sara le había dicho a la joven pareja que el chico se había ido.
—Creí que algo sucedía con mi dragón —respondió—, pero creo que se debe al cambio de clima.
—Pasar de un cálido lugar a uno frío no siempre es fácil —dijo con una pequeña sonrisa—. Estate tranquilo. Arrax estará bien.
—Está bien —asintió y dirigió su mirada hacia la esposa de su hermano—. Felicidades. Espero que seáis muy felices.
—Gracias, Luke —agradeció Ofelia con una pequeña sonrisa.
—Pronto serás tú quien esté en nuestro lugar —soltó Jace con una pequeña risa mientras revolvía el cabello de su hermano menor y veía que Sara se acercaba.
