Capítulo 24 // El principio del fin.

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Capítulo 24 // El principio del fin.
Emma.

—Emma, ¿no sabías sobre la gira?— pregunta Ava al ver que no respondo, cada vez más preocupada.

Yo aparto la mirada y noto cómo las lágrimas se agolpan en mis ojos.

—Dios mío. No lo sabías. Perdón. De verdad, creía que Jagger ya te lo había...

—¿Dijiste un mes?— interrogo, esperando que ella lo niegue, pero solo se mantiene en silencio.

—Sí— asiente finalmente—. Pero... Debes hablar con Jagger. Quizás él tenía otros planes y te lo iba a decir en un momento más tranquilo...

Yo le echo un vistazo al escenario y mis ojos se encuentran con los suyos. Él frunce el ceño y desplaza la mirada hasta Ava, la cual le da una sonrisa tensa.

Me recuesto en mi asiento, evitándolo y contemplo la noche estrellada con un suspiro tembloroso.

Me duele el corazón y no por el hecho de que él se vaya de gira durante un mes, sino porque no me lo había dicho. Y no creo que planeara decirmelo pronto.

¿Él simplemente iba a irse así? ¿Lo nuestro le importa tan poco que ni siquiera se le pasó por la cabeza avisarme de que no nos veremos durante un mes entero?

La presión en mi pecho aumenta y me hago una bolita en mi asiento. Menos mal que Cam ya se ha vuelto a dormir en el sofá. Odiaría que me vea así.

La multitud continúa chillando y el concierto transcurre, pero yo no me vuelvo a asomar para cruzar miradas. Tan solo el peso de sus ojos sobre los míos me causa más dolor que cualquier golpe físico, porque sé que dentro de unos días dejaré de verlos. Ya no podré pasar mis manos por su cabello, besar sus labios o amanecer con sus brazos envolviendo mi cuerpo.

Joder, no se ha ido y ya lo echo de menos. ¿Cómo lograré pasar un mes sin Jagger? Solo el pensamiento me llena de dolor. Él ya es parte de mi rutina. Ya está en mí que él vaya a visitarme a la pastelería, me invite a su departamento o me de sorpresas.

Él ya está en mí, incrustado de una manera tan profunda que cuando es momento de quitarlo, ya no es posible.

—Emma, lo siento, en verdad. No quería arruinarte la noche ni nada de eso, yo no lo sabía. Boris me lo contó pero nunca me dijo que no podía...

—Está bien, Ava. Sé que no lo sabías— me refriego los ojos para no dejar salir las lágrimas—. Solo... Necesito unos minutos para procesarlo. ¿Crees que...?

—Sí, sí. Ni hablar. Yo soy una tumba. Es más, me voy adentro para no molestar— anuncia antes de entrar y yo no la detengo.

¿Jagger se iba a ir sin decirme nada? ¿Por qué lo haría? ¿Acaso no estamos bien? ¿Acaso no soy más su novia? ¿Y si él no puede tener una relación a distancia y no sabía cómo decírmelo?

Solo hay una manera de descubrirlo.

Mis propios pensamientos me empequeñecen en mi asiento. Una lágrima solitaria corre por mi mejilla y la aparto. No voy a ver a Jagger durante un mes.

Me cuesta adaptarme al pensamiento, en especial por el maldito dolor en mi corazón que no se va, pero para cuando la banda se despide y todas las luces del estadio se encienden, yo ya estoy como si no hubiera sucedido nada.

A los pocos minutos Jagger abre la puerta de la habitación y sé que ha venido directamente del escenario. Sus ojos escanean la habitación hasta toparse conmigo, ahora dentro y sentada al lado de Ava en el sofá, y su ceño se frunce.

—¿Todo bien?— interroga mientras cierra la puerta detrás suyo.

—Sí, perfecto. Gracias por lo de mi cumpleaños. Nos encantó el concierto, ¿cierto, Ava?— me las arreglo para esbozar una sonrisa.

Sinfonías Internas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora