Capitulo 4

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La cena se torna silenciosa, ninguno de nosotros abre la boca, mas que para comer, al menos mis padres y yo, Nick solo observa lo que hay en su plato, mama lo mira de vez en cuando, la mueca de disgusto debe aparecer en cualquier momento, nunca le ha gustado que nos sentemos a hacer nada en la hora de la cena, o a cualquier hora de comida.
-Nick, debes comer- justo como lo esperaba.
El solo la mira y se encoje de hombros. No somos unos niños, pero cuando estamos en casa de nuestros padres las cosas se hacen a su modo.
-No tengo hambre, creo que me retiro- se levanta de su asiento y todos lo miramos, no parece notarlo. Besa a mama en la mejilla y dice adiós.
Un nudo se forma en mi garganta, jamas he recibido una despedida tan vacía de él.
-También me retiro- les reparto un beso a cada uno y dejo la habitación, tengo la esperanza de encontrarme con Nick en la salida.
Tomo mi bolso del sofá y me voy a afuera. Cuando la brisa golpea mi cara recuerdo lo insegura que me siento aquí afuera, pero veo a Nick caminar hacia su auto mientras fuma un cigarrillo, y no importa, debo llegar hasta el.
-Hey, Nick-le grito para que no se valla, aun estoy un tanto alejada así que apresuro el paso. Se gira y se detiene, inhala una ultima vez del cigarrillo y lo tira al suelo pisándolo. Pienso como eso no le gustara a mama.
-Hola- le digo, me siento estúpidamente brillante con mi saludo. Exhala el humo volteando su rosto evitando que me de en la cara.
-Hola- dice, intentando una sonrisa que termina en una mueca poco amigable.
-Lamento mi actitud de hace rato- frunce el ceño, sus ojos se fijan en mi- solo que yo... lo siento- digo por ultimo.
-Lo entiendo- suspira- Brooke, yo solo esperaba que tu, ante cualquier otra persona me creyera. Tanto que hemos vivido juntos, confiaba que tu reconocerías que no mentía desde un principio.
Se me vienen a la mente todas nuestras aventuras, travesuras y los malos momentos. Recuerdo lo que paso hace un rato y me siento aun mas horrible.
-Nunca dude de ti, se quien eres, y se que no me mentirías, yo solo...
Me abraza, me pongo de puntillas, y lo abrazo con fuerza.
-Lo arreglaremos-me dice, y siento la punzada justo en el corazón. Yo debería ser quien lo apoye y consuele, pero parece que soy yo a la que necesita ser consolada.

Con la lista de contactos de mi padre y un expediente de un hombre que aparenta ser el mismo tipo de farsante, no se que debo decidir. Buscar una solución que no afecte a la familia me parece un trabajo tan arriesgado, no debo ni puedo fallar, tampoco puedo confiar en alguien que tampoco lo merezca. Supongo que esto es un poco contradictorio para mi, las personas confían en alguien que no es honesta, como yo , y quiero confiar en alguien que lo sea.
El expediente no dice nada que pueda ayudar, tiene un hijo, aunque no menciona una esposa. No me es difícil imaginar que es divorciado y que es de los padres que creen que darle todo el dinero a sus hijos es estar actuando bien. Me resigno ante la idea, y la decepción crece dentro de mi, pero a pesar de eso, tomo el teléfono, me acomodo sobre la cama extendiendo mis piernas, me apoyo en el respaldo y marco el numero de la empresa.
Después de tres sonidos, la voz de una mujer suena del otro lodo: -HS Company ¿En que puedo ayudarle?
-Deseo hacer una cita con el abogado Harrison.
-Espere un momento-del otro lado de la linea no se escucha ni un solo ruido, aun así continuo esperando.
-Para hacer cita con el Lic. Harrison debe venir usted misma, directamente con su secretaria ¿Algo mas en que pueda ayudarla?
-Gracias, es todo-Cuelgo el teléfono.
Entre mas pronto mejor, así que me pongo de pie y me dirijo al cuarto de baño, me doy una ducha y me arreglo presentable para cumplir mi propósito.
Busco mi bolso, el expediente del licenciado aun sigue sobre mi cama y dudo en tomarlo, ¿en que podría beneficiarme? Decido dejarlo donde esta, y me retiro sin darle tantas vueltas. Llevarlo podría ser un tanto arriesgado, ademas de que no puedo andar por ahí con los datos personales de otra persona.
Me dirijo a mi auto en el estacionamiento, pienso en que Nick tal vez deba acompañarme, pero no puedo darle falsas esperanzas de que este hombre podrá ayudarnos, así que me pongo en marcha sola.

Busco un lugar de estacionamiento disponible, la puerta del edificio no queda visible, pero se que estoy cerca. Me quedo un minuto dentro del auto, necesito respirar antes de entrar ahí. Aun sigo buscando las razones correctas para hacer esto, sin embargo me doy cuenta que tengo razones, y vuelvo a sentir que estoy siendo una persona horrible. Quizá no me trajo aquí solo el hecho de que quiero ayudar a Nick. Quiero ayudarme a mi también. Este tal Andrew Harrison es mi nuevo objetivo y necesito conocer mis limitaciones, aun me siento atemorizada y preocupada por las acciones del Sr. Olsen y no quiero fallar. No debo fallar.
Salgo de mi auto y me encamino sin prisa a la entrada, puedo manejar los zapatos altos que llevo, pero mis nervios no me permiten acelerar el paso, necesito mantener un ritmo lento para tener tiempo de no parecer que voy a asesinar a alguien cuando hable con las personas.
El vestíbulo esta rodeado de un estilo minimalista, con tonos fríos por cada rincón. No parece tan acogedor.
Me planto frente a la señora que esta detrás de la recepción, sus ojos marrones se fijan en mi, y me ofrece una sonrisa que parece mas cálida que cualquier cosa que se encuentra en el frió vestíbulo.
-¿En que puedo ayudarla?
-Necesito hacer una cita, me dijeron que debía hablar con la secretaria del licenciado.
-¿Me permite su identificación?- de mi bolso saco mi cartera, y le extiendo mi identificación a la señora, que a su vez me extiende un gafete de visitante.
-Puede pasar, el ultimo piso- le sonrió lo mas amable que puedo y parece ser suficiente, ella se queda satisfecha y vuelve a su trabajo.
Mis tacones resuenan en el lugar y los nervios que había logrado reprimir aparecen de nuevo. Cuando camino al lado de las personas que caminan sin prisa por el lugar, me mirar un poco, y mis mejillas se ruborizan. El ascensor esta tan cerca y lo agradezco inmensamente.
Cuando me encuentro dentro nadie me mira mas, lanzo un suspiro corto y presiono el botón que me llevara al ultimo piso. Hago varias paradas en el camino, personas suben y bajan del ascensor, todos con un aire de arrogancia, tan fríos como el lugar, piezas mas en la decoración.
Cuando por fin llego al ultimo piso, nadie se encuentra conmigo.
Me sorprende ver que este piso no hay nada, es un gran salón con dos puertas que conducen a las oficinas, quiero suponer, y todo lo que se encuentra fuera es un gran escritorio negro, sillas cuadradas y sofás negros que van con la decoración. Mis tacones vuelvan a sonar cuando emprendo el camino hacia la rubia detrás del escritorio. La mirada de la chica se concentra en mi y mis mejillas comienzan a arder.
-¿En qué pudo ayudarle?- la rubia me sonríe cuando me encuentro frente a ella.
-Deseo hacer cita con el Licenciado- la chica me señala que tome asiento, y lo hago- es algo urgente- añado.
-Me temo que el licenciado no siempre está disponible, y no todo el tiempo toma todos los casos que le presentan, así que solo puedo hacerle una cita para que hable con él.
Quiero que sea el quien tome el caso, no quiero que lo pase a alguien más. Asiento con la cabeza, no puedo hacer más, ella no me dará lo que no puede. Abre un libro que esta sobre el escritorio y revisa con cuidado. Me imaginaba que al ser el siglo veintiuno usarían computadora para registrar las citas.
-Tiene suerte- dice- cancelaron dos personas esta semana, la más próxima es mañana después de las cuatro de la tarde y dentro de tres días.
-Tomare la de mañana-le sonrió, no quiero perder más tiempo, pero eso solo lo digo para mi interior.
-Debo tomar sus datos.
Después de preguntarme mi nombre, número de teléfono y lo más indispensable para ellos, me pongo de pie y regreso al ascensor. Ya no me preocupo por el sonido de mis zapatos ni el rubor en mis mejillas.
El móvil comienza a vibrar dentro de mi bolsa, estoy a punto de llegar al último piso y no quisiera contentar aquí dentro, pero cuando logro encontrar el aparato un escalofrió recorre mi cuerpo. El nombre del Sr. Olsen aparece una y otra vez al ritmo de la luz que no deja de encender y apagarse. Sin ninguna otra alternativa, contesto el teléfono.
-Hola-digo casi perdiendo mi voz.
-Me parece que es usted muy tenas en su trabajo- el tono burlesco que tiene su voz me molesta más que intimidarme.
-Señor, entiendo que quiera proteger su inversión, pero le agradecería que me permitiera desenvolverme con libertad a la hora de trabajar- cuido que mi voz no sea grosera, no quiero verme en problemas.
-Necesito los documentos-su voz se ha vuelto grave y entiendo que podría estar molesto.
-Los tendrá-las puertas del ascensor se abren, emprendo mi camino con la vista pérdida en el suelo.
Sostengo con fuerza el móvil cuando siento el golpe que me empuja hacia atrás, unos brazos me sostienen por la cintura mientras intento sostenerme de algo, el sonido de un golpe en el suelo hace que baje la vista, un portafolios café tirado en el suelo llama mi atención, debe ser lo único que no va con la decoración.
-¿Se encuentra bien?- la voz masculina me obliga a levantar la vista.
Estoy sujeta con fuerza al hombre que he visto tantas veces en la misma fotografía, la que no es suficiente para describir lo profunda que es la mirada de esos ojos verdes que miran directo a los míos. Frunce sus ceño y su expresión de preocupación no se borra de su rostro.
Me encuentro en shock. Andrew Harrison por fin frente a mí.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2016 ⏰

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