Capitulo 3

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La sensación de ser vigilada me obliga a revisar por el espejo retrovisor constantemente. Aun cuando no percibo que alguien me persiga, lo hago constantemente. Que ese hombre haya enviado a su guardia a seguirme, es increíble. Puedo comprender que no quiere correr riesgos, sin embargo, no es algo que este acostumbrada a lidiar. La sola idea me perturba. 
     Me mantengo tranquila, al menos lo más que puedo, hasta que llego a la casa de mi padre. En este momento es el único lugar seguro que imagino. Solo él me ha hecho sentir protegida, durante mi vida. 
     Aparco el auto frente a la casa.  Me bajo con el portafolio en mano. 
     Aun dentro de la propiedad, siento las miradas asechándome. Me dirijo rápidamente a la casa y entro enseguida. El Sr. Olsen se ha tomado demasiadas libertades respecto a decidir cómo cuidar su inversión, pero a pesar de que no me gusta, y no le pertenece ese derecho, tendré que aguantarme. El cliente es el que manda y yo solo debo obedecer. SI esas personas son capaces de pagar una fortuna por un crimen como este, no podría fiarme de que no pagarían por deshacerse de lo que les estorba. Y ese lugar es donde no quiero pararme.
     Dejo el bolso sobre el sofá, pero me aferro al portafolio. 
     Toda la casa se encuentra en silencio, y no hay nadie a la vista. Espero escuchar a mi madre discutir a risas con mi padre, o a Nick refunfuñar con mis padres. Pero solo hay silencio. Lo que es completamente extraño. Mi padre siempre está pendiente de las citas de trabajo que hago. 
      Un grito se produce de la nada. Dice algo que no entiendo. Me encamino escalera arriba lo más rápido que puedo. Escucho voces procedentes desde el despacho de mi padre. Parece una discusión, más que una conversación. Entro sin llamar a la puerta. Es algo de lo que me arrepiento de inmediato, pensando que podría estar con algún cliente o invitado. Pero me sorprendo al ver a Nicholas dando vueltas por la habitación. 
      Desde su asiento, mi padre me mira impaciente, como si hubiera interrumpido algo muy importante. Nicholas se detiene al verme entrar, para luego continuar con su caminata, hasta la ventana. 
     -¿Todo bien?-pregunto. Nicholas no me dirige la mirada, solo se recarga en la ventana y lo escucho suspirar estruendosamente.
      -No-contesta mi padre. Que no se mueve de su lugar.
     -¿Que sucede?- ambos se quedan en silencio.
     El rostro de mi padre se cae. Sus ojos bajan hasta el suelo y su boca se convierte en una línea. Pero ninguno de los dos dice algo. Nicholas me mira sobre su hombro. Una sensación extraña recorre mi cuerpo, como si Nick estuviera en problemas. Él nunca me ignora de esa manera, nunca se queda callado cuando estoy cerca de él. Y ahora no puede mirarme a la cara.
     -¿Porque nadie me habla?-Insisto una vez más. Nick se pone en camino de nuevo, pero esta vez se sienta frente al escritorio de mi padre.
      -Tengo una demanda- Nick responde-Por violación.
     Se me hace un nudo en la garganta y siento un golpe justo en el corazón. Busco los ojos de mi padre, que me miran inquietantes. Dejo el portafolio en un costado de la puerta, y me dejo caer en el sillón. Con mis brazos sobre mis piernas acuno mi cara, cubriendo mi rostro. Me repito en mi interior que el no hizo nada. Porque el no pudo hacer nada, cualquier persona podría decir que el sería incapaz de tocar a una mujer sin su permiso. El no podría.
      -Brooke, de verdad que no lo hice-me aparto las manos de la cara y me encuentro con su rostro frente al mío. Esta de cuclillas frente a mí. Toma mis manos entre las suyas y sus ojos avellana se posan en mis ojos azules- Sabes quién soy, sabes que no podría hacerlo. Tú tienes que creerme.
      El no sería capaz de mentirme, no a mí, a nadie. 
 Niego con la cabeza. Tengo que pensar, analizar. Aunque sea de Nicholas de quien estemos hablando, una demanda no es algo que pueda tomarse a la ligera. No porque no sea culpable. Por las consecuencias que esto tendrá.
     -¿Mama lo sabe?-el rostro de Nick se tensa y se pone de pie. No puedo decirle que le creo, al menos hasta que sepa que fue lo que paso. 
      -Está por llegar. Entonces lo sabrá-interviene mi padre-buscare la forma de endulzarlo un poco.
      -No tienes que hacerlo-grita Nick-yo no hice nada y aunque ustedes no lo crean, yo soy inocente. 
      -Hijo-la voz de mi padre se escucha tranquila-Debes calmarte. No dudamos de tu inocencia, pero sabes cómo es tu madre, no puedes solo decirle todo sin tener cuidado.
      Nick me mira una vez más. Su mirada se siente pesada y frustrada. Su mandíbula se tensa y me siento avergonzada. Es mi hermano, ¿Acaso no puedo mostrarle apoyo? Sale de la habitación dejando caer la puerta que hace un sonido estruendoso. Me estremezco y mi padre bufa. Jamás lo he visto perder los estribos con Nick, sin importar lo que el haga. Y tampoco conmigo.
      -¿Qué vamos a hacer?-pregunto.
     -Debemos conseguir un abogado. Un buen abogado-abre uno de los cajones de su escritorio y rebusca hasta que saca una agenda vieja color marrón.
     Miro hacia el portafolio que se encuentra a unos dos metros de mí, en el lugar donde lo deje. Recuerdo el expediente que el Sr. Olsen me entrego junto con el dinero.
     Mi mente se vuelve loca y siento que él podría ayudarnos, sacarnos de esto. Como si supiera que puedo confiar en él. Pero no es así. No sé quién es y tampoco si es confiable. Pero la desesperación se apodera de mi cuando se trata de mi familia y necesito saber que puedo resolverlo.
     -Empezare a llamar a abogados y ver cómo pueden ayudarnos.
     -Déjame hacerlo-las palabras salen casi por si solas. Su mirada vuelve rápidamente a mí, su expresión es confundida, me pongo nerviosa por mi desesperación –Puedo hablar con los abogados y convencer a Nicholas que lo tome con calma-me pongo de pie, camino hasta quedar  frente a él y cruzo los brazos sobre mi pecho, con el afán de tranquilizar mis nervios y que mis manos no se vuelvan locas cuando hablo.
     -Yo... No creo que te tomen enserio-se pasa una mano por el cabello y suspira- Quiero estar involucrado en esto tanto como tú, pero...
    -Por favor- le ruego.
    En otro momento no me hubiera sentido capacitada para tomar el control de la situación, pero también quiero estar involucrada, no quiero solo estar con los brazos cruzados mientras todos hacen algo para ayudar. Pero más que eso, siento que sé qué debo hacer. Sus contactos son viejos, personas que no me inspiran confianza, así que debo sentirme tranquila en eso también. Quizá alguien nuevo pueda ayudarnos un poco más. Y no dejo de pensar en el expediente.
    -Hazlo-me extiende su agenda-pero lleva esto, puede ayudarte en algo.
    Algo se mueve dentro de mí. Aunque no sea el momento, me siento feliz por haberlo conseguido.
    Tomo la libreta. Su cálida mano atrapa la mía. Lo miro a los ojos y veo su preocupación.
    Me lanzo a sus brazos y le doy un fuerte abrazo. Tal vez no es lo que él quiera, pero si lo que necesita. Su hijo podría ir a la cárcel por algo que no hizo y la idea la aterra. Tanto como a mí.
     -Iré a buscarlo-me separo de él y le doy un beso en la frente.
     Salgo de la habitación, busco a Nick, en el primer piso antes de bajar, pero no está. Espero y no se haya ido antes de que hable con él. Bajo al primer piso,  lo veo hablando con mi madre. Se encuentran sentados uno frente al otro en el sofá de la sala. Y solo veo la espalda de Nick. La mano de mi madre acaricia la mejilla de Nick con delicadeza.  A juzgar por su expresión, ya se lo ha dicho. Mi madre me mira. Sus ojos avellana, como los de Nick, se posan en mí. Me quedo de pie a la distancia. Debo darles su espacio. Mama y yo somos unidas, pero no tanto como lo es con Nick.

Comencé a recordar que los guardias del Sr. Olsen me persiguen cuando abro el portafolio. Mi padre no se emociona ni muestra ninguna reacción cuando ve el interior. Saca el expediente, lo observa por un segundo y lo deja a un lado. No sé si esta tan distante por la demanda de Nicholas o hace mucho dejo de impresionarlo el dinero en portafolios. Pero su mirada ya no es la misma. Odio que mi familia este así. Es como si fuera mi responsabilidad y no pudiera hacer las cosas bien para que no sufrieran.
     -Es algo complicado-cada vez que habla su voz opta un tono más bajo y sus ojos se apagan.
     -Y un poco atemorizante-digo.
     Sus comisuras se levantan para una sonrisa fugas. Mientras yo busco la manera de no parecer asustada. No quiero comentar lo que paso realmente. Acepto que el trabajo fue asignado a mí y es problema mío lo que ocurra en él.
      -¿El trabajo o Carl?-tardo un segundo en reconocer el nombre de pila del Sr. Olsen. Al ser su amigo, él puede tomarse la libertad de llamarlo por su nombre.
      -El Sr. Olsen-asiente con la cabeza.
      No sé qué quiere escuchar. Pero sé que no quiere escuchar. Si yo no digo que el trabajo me atemoriza el sabrá que estoy lista para esto. Aunque cada movimiento me ponga a temblar.
     La puerta a mi espalda se abre, miro sobre mi hombro para encontrarme con mi madre. Entra solo un poco a la habitación, dejando la mitad de su cuerpo cubierto por la puerta. Su cabello castaño que antes caía por su hombro, ahora está atado sobre su cabeza.
    No he podido saludarla como es debido. Creí inadecuado intervenir en su conversación con Nick, y ahora no se acercara porque odia nuestro trabajo. Sus barreras se ponen tan altas que puede durar días enojada conmigo, sin embargo, nunca parece realmente enojada, supongo que hoy hay muchas cosas en que pensar.
     -La cena esta lista- mi padre se pone de pie. Si eres inteligente sabes que no hay que hacer esperar a mama cuando dice que la cena esta lista.
       Mi padre se apresura a ella y la besa en la mejilla, ambos se disponen a salir de la habitación cuando me pongo de pie.
     -Mama-la llamo. Ella se detiene y le dice a mi padre que se adelante, coloca sus manos en mi hombros y me sonríe.
     -Hola-dice. 
    -Se que esto no me involucra tanto como ustedes pero intentare hacer todo lo que pueda para que se resuelva.
    Su ceño se frunce. Ellos jamas me han excluido de sus vidas, de ninguna situación, pero cuando algo afecta a la familia me siento fuera de lugar, la sensación de no ser parte de ellos aunque no me mueva de lugar.   
   -Brooke-aprieta un poco mas mis hombros-Mi niña. ¿Cuando quedaras convencida que eres parte de esto?-me besa en la mejilla-Eres mi hija y Nick tu hermano, claro que te involucra. Hay cosas mas valiosas que la sangre para decir que eres parte de la familia-me abrasa, y me aferro a ella lo mas que puedo-Quisiera quitarte esos pensamientos.
     -Lo lamento. Es solo que...-me quedo callada. Mis palabras no serian adecuadas en este momento. No puedo decirle que vuelvo a sentirme como cuando llegue aquí. Los recuerdos me invaden y el nudo en la garganta aparece de nuevo. Mis ojos se llenan de lagrimas y lucho para no dejar que el sentimiento me gane.
     -Solo promenteme que dejaras de pensar en que eres adoptada y que no puedes ser parte de la familia-se separa de mi-Vuelve a pensar en mi como tu mama.
      -Nunca podría dejar de verte así-sonrió. 
     

    

No Me AmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora