— Y es por eso que usted siempre me ha gustado, capitán. Estoy enamorada de usted.
— Lo siento, Yayoi, pero no puedo corresponder a tus sentimientos. Me gusta alguien más.
— P-pero capitán... yo-..
— No más. Puedes retirarte. Dile a Taro Misaki que pase a la oficina, y asegúrate de que nadie nos moleste porque tendré una charla muy importante con él, mánager.
— S-sí, capitán...
La chica salió de la oficina en donde se encontraba Misugi, un apuesto chico apasionado del futbol. Lo apodan "el príncipe del campo."
Pasados unos 5 minutos, hace entrada un chico tierno y más bajo que Jun.
— ¡Capitán!~♡
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Gritó Misaki luego cerrando la puerta suavemente, poniéndole seguro. Caminó unos pasos hasta subirse al regazo de Misugi quien lo esperaba sentado, tomó la cintura de Misaki acariciando esta.
— ¿Por qué te pusiste esa falda tan corta?
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*Atuendo que llevaba puesto Misaki*
— No es corta, capitán.
— Para tu capitán lo es, y como tal, te ordeno que te la quites para recibir tu castigo.
— ¿Un castigo? ¿Por qué? Me porté bien.
Misugi subió a Misaki al escritorio abriendo sus piernas de par en par, quedando el menor frente a frente con su capitán. Jun sonrió ladino comenzando a tocar los muslos delgados del ajeno.
— En vez de un castigo... un premio, por ser tan bonito. ¿Te gustaría?
— ¡Sí, un premio! Un gran... gran... premio.
¿Pensaban que Misaki era un chico inocente y puro? Pues no. Estaba totalmente consiente de lo que hacía o decía. Adivinen quién le quitó su virginidad.
Pues sí, Misugi.
...
— M-mgh~ capitán~ más fuerte.
— ¿Cómo se piden las cosas?
— Por favor, mgh.
— Que niño tan obediente. Estás muy bien educado.
Jun Misugi embestía el interior del niño Misaki quien lloriqueaba por el placer que el mayor le daba. Esas embestidas eran la gloria.
Así, ambos quedaron exhaustos, sobre el sofá de la oficina, Misaki reposó sobre el pecho descubierto de Misugi, finalizando con un besito tierno y amoroso.
