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CAPÍTULO CUATRO

—Hola, mamá—Abrazo a mi madre y mi corazón se desploma cuando empiezo a llorar en sus brazos.

—Oh, Elaine—Me aprieta más hacia ella—Por favor, dime que es mentira lo que todo el mundo dice.

—Ojalá fuese mentira, mamá—No necesito decirle más—Pero ni yo misma lo sé.

Cuando desperté esta mañana lo único que quería hacer era una cosa, ver a mi madre y a mi hermana, ésta última la estaba pasando tan mal como yo. Luther también había desaparecido sin dejar rastro.

—Es una mierda todo esto, Elaine—Dice mi hermana llorando, ambas estamos en el hombro de nuestra madre, como si fuésemos unas adolescentes y nos hayan roto el corazón por primera vez. —No puedo creerlo, me engañó. ¡Nos engañaron!

—¿Alguna vez viste algo sospechoso o te pidió algo?

Niega con la cabeza de inmediato—No, nunca y es lo que no comprendo de todo esto. ¿Por qué desaparecería?

—Recuerda que era el contador personal de él.

—Quizás eso también haya sido mentira.

O quizás haya gato suelto en todo esto y no sean precisamente dos rusos huyendo de las autoridades. ¿Por qué Aleksei se dejó atrapar? ¿Por qué no quiere hablar? ¿Y por qué sus dos amigos desaparecieron y no él junto con ellos?

—¿En qué piensas? —La voz de mi hermana me hace regresar a la realidad.

—En que quizás tengas razón.

Me quedé dormida en mi antigua habitación, tenía cuatro días de no dormir, pero el calor familiar me hicieron relajarme un poco y tomar una siesta, cuando pensé que las pesadillas habían cesado de nuevo otra me golpeó.

—¡Habla! —Lo golpeo de nuevo y deja caer la cabeza hacia adelante—¡Dime la verdad!

—Atrapado—susurra.

— ¡No vuelvas a decirlo!

Esta vez mi puño va a dar a su estómago, ha dejado que lo golpee por los últimos cincuenta minutos y lo más extraño es que no está esposado, de nuevo han desaparecido las esposas.

—Vivo dentro de ti.

—Sí—Digo agitada y limpiando la sangre de mi mano—El odio que siento por ti, vive dentro de mí.

—No, Cielo—levanta la cabeza y me mira—Tú nunca podrás odiarme y mucho menos ahora que vivo dentro de ti.

—¡Habla! —Mi puño aterriza de nuevo en su bello rostro— ¿Dónde está el dinero y las armas?

Empieza a reírse y ve detrás de mí.

—Pregúntaselo a tu padre.

Abro los ojos y me llevo las manos a la cara para no gritar ni sollozar tan fuerte. Me estoy volviendo loca, por más que intente mantener los pies sobre la tierra como me dijo mi padre, no puedo hacerlo, quizás ya sea demasiado tarde y esté volviéndome loca.

¿Por qué soñar con ellos dos?

Por supuesto, él lo mató. Ahora el recuerdo de mi padre me está persiguiendo a través de mis sueños junto con el hombre que me tiene atrapada.

—¿Hija? —Llama mi madre a la puerta, me apresuro a limpiar las lágrimas de mi rostro y abre la puerta.

Dorian.

—Hola, nena.

—Los dejaré solos—Dice mi madre antes de salir.

—¿Cómo estás?

—Creo que olvidé cómo responder eso, Dorian.

—¿Sigues enfadada conmigo?

—Pensé que eras tú el que estaba enfadado conmigo por perder el control.

Encuentra algo gracioso en eso, porque se ríe y se acerca a mí inmediatamente. Como si mis brazos cobraran vida por sí solos, rodeo su cuello y lo abrazo fuerte antes de dejar que otro par de lágrimas se derramen por mis mejillas.

—Nena—Suspira—Siento mucho que estés pasando por esto.

—Yo siento muchas cosas, Dorian. Todo es demasiado confuso para mí en estos momentos, es como si me hubiese transformado en otra persona mientras estaba con él, y cuando estoy lejos de él regreso a ser la misma agente perra y fría que siempre he sido.

—Yo no te veo como una perra en estos momentos—Besa mi cabello y limpia mis lágrimas—Eres la mujer que solamente pocos pueden ver, El.

—He tenido las peores pesadillas que te puedas imaginar—Le confieso tomando un poco de aire, porque recordarlo es como revivirlo—En mis sueños Aleksei no deja de decir que no es ningún mafioso.

Dorian arruga su frente pensativo—Quizás lo que sueñas tiene sentido.

—¿De qué hablas?

—He estado haciendo la tarea fuera de la oficina—Mira hacia la puerta cerciorándose que nadie nos pueda escuchar—Tengo unos contactos internos en el FBI, y ellos están sorprendidos como el resto del mundo por la captura de Ivanović.

Mi boca se abre de sorpresa— ¿Ellos no fueron los que enviaron las fotografías?

—No.

— ¿Estás seguro?

—Completamente—Asegura—Mis fuentes son confiables, parece que fue alguien más quien lo delató.

Si antes estaba confusa, ahora ni sé cuál sea la palabra para definir lo que siento. Si no fue el FBI, entonces ¿Quién?

— ¿Qué piensas? —Pregunta Dorian y lo veo para que pueda leerme—No es lo que estoy pensando.

—Tenemos que ir hasta ese puerto marítimo—Le digo levantando mi culo del colchón—Y tenemos que encontrar ese cargamento. Si Ivanović realmente es lo que esas fotos dicen, entonces no me quedará la menor duda que también asesinó a mi padre.

—Sé que sonará un poco irónico esto que te voy a decir, El. Pero...—Hace una pequeña pausa—¿Qué pasa si no lo es? Sé que esas fotos lo demuestran, pero vamos, estamos hablando de unos de los hombres más ricos del mundo, si se ha dedicado a ello, ¿Por qué bajó la guardia y se dejó ver después de todo este tiempo?

—Me hago las mismas preguntas, por eso es momento de buscar respuestas, no me quedaré a llorar más aquí encerrada, mi misión no ha terminado, Dorian.

—Mierda, nena—Me sonríe orgulloso—Das miedo cuando hablas así.

—Pues acostúmbrate.

Cuando estoy por salir de la puerta, un pequeño mareo me hace tambalear y Dorian me sostiene de inmediato.

—¿Te encuentras bien?

—Sí—Recupero el equilibrio—Solamente que no he comido en tres días.

—Pues antes de que vayamos a hacer eso, te daré de comer, Lara Croft.

—De acuerdo, Dorian Gray.

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