31

1.8K 135 30
                                    

CAPÍTULO TREINTA Y UNO

La Mansión Halo.

Ya no queríamos esperar mucho tiempo. Yo misma se lo dije cuando despertó hace casi tres semanas cuando tuvo su último ataque. Quería casarme con él cuanto antes y empezar una nueva familia, no es que antes no lo éramos, pero ahora lo seríamos ante el mundo entero.

Es por eso que nos casamos, al contrario de mi hermana no estaba buscando algo lujoso y mil invitados, aunque lo de los invitados esta vez fue negociable. El mejor lugar para casarnos era en Rusia, en el Halo, su mansión, donde todo comenzó.

Elegimos un vestido diseño de color marfil y blanco satinado con escote corazón sobre el que lleva un cuerpo de encaje francés de manga larga.

La falda, con mucho volumen y una cola de tres metros de largo, también lleva apliques de encaje y algunas flores de seda color marfil.

El corpiño de satén, estrecho en la cintura y acolchado en las caderas—Dije que no tomaría una decisión sin él, pero jamás me imaginé describir un vestido que no fuese solamente su color o tamaño—Mi look para la boda lo complemento con un peinado de novia en chongo con trenza—Esta vez sí me dejó recogerlo un poco—acompañado de un tocado de flor a juego con la falda del vestido, un maquillaje suave impecable y un velo de novia sencillo y largo. En las palabras de mi hermana.

¡Espectacular!

Y mi esposo, su traje de tres piezas color gris, sé que siempre lo veo en un traje bien estirado, pero éste era diferente a los anteriores, era especialmente para mí, porque yo lo elegí.

Nuestra decoración en general se vio colmada por detalles en cristal digno de iluminación delicada, propios como si tuvieses un pedazo de cielo por donde quiera que pasabas, estábamos en el Halo, por lo que nuestro tema era el cielo y los ángeles, éstos ya adornaban el techo del salón como si cantaran desde arriba para cada uno de nosotros.

Frascos con rosas y plumas en tono blanco fueron los encargados de adornar las mesas del lugar. En el sector de los postres,—Por supuesto todo tipo de chocolate— varios pasteles, protagonismo al momento de ofrecer algo dulce, como si ya no hubiese demasiado con nosotros dos en estos momentos.

No puedo quitar mis ojos de él mientras bailamos por segunda vez en la pista, esta vez ninguno de los está molesto.

—Al fin eres mía—Me susurra.

—Yo pensé que ya lo era—Me burlo.

—Nuestra boda no sería perfecta sin esa boca insolente suya, señora Ivanović.

Me sonrojo de inmediato y lo veo.

—¿Qué hay con Croft-Ivanović?

—Ni se te ocurra, Elaine Ivanović—me reprende—Soy abogado ¿Recuerdas?

—Uno muy guapo.

—Pero todo tuyo.

Continuamos bailando.

La recepción es hermosa. En la mansión Halo.

Ofrecimos una recepción para todos los invitados. Un enorme salón se habilitó para recibir con música a 200 invitados—para mí son demasiados, a pesar de que ya no son los 600 que Aleksei planeaba invitar— entre nuestros amigos, personalidades de la vida pública y miembros de diferentes firmas de Ivanović Inc.

Al momento de dar el gran Sí fue un milagro que no me desmayara, y sí, los milagros existen. Mi ahora esposo me observaba demasiado serio para mi gusto, pero fue entonces cuando me di cuenta, estaba conmovido y abrumado por que al fin me convertí en su esposa.

La Profesional (Libro 3) (Ya en Físico y Audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora