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—Aquí tienes. —Jiwoong extendió la bebida a su novio.

—Gracias Woong. —agradeció con una sonrisa, pero al recibir una mala mirada del chico, dejó un rápido beso en sus labios.

—Jamás pensé que existiría algo más empalagoso que las malteadas de fresas, pero ustedes existen. —comentó Hanbin fingiendo asco.

Luego de la confesión indirecta de Jiwoong, ambos empezaron a salir. Los últimos meses habían sido probablemente los mejores de sus vidas, y esperaban que los siguientes fueran iguales.

En aquel momento se encontraban en la cafetería de la escuela, pues tenían hora libre y nada mejor que hacer.

—¿Me ayudas a estudiar para el examen, Fresita? —preguntó Jiwoong cambiando de tema.

Matthew asintió sin darle mucha importancia a las palabras de su novio, pues estaba buscando unas fotos en su celular.

—Uy, estudiar ¿o más bien otra cosa? —bromeó el chino recibiendo un golpe de parte del rubio, quien estaba a su izquierda. —¡Yah, perdón!

Matthew se levantó de su asiento y jaló a Jiwoong con su mano libre hasta la salida de la cafetería.

—¿Se habrá molestado? —preguntó Hao observando a su amigo con pánico.

—Lo dudo. —le restó importancia.

Por su parte, Matthew y Jiwoong habían salido a caminar al gran jardín.

Era algo que disfrutaban; caminar tomados de la mano sin decir nada. Simplemente era bonito estar junto a la persona que amas sin necesidad de hablar para expresar su amor.

—¿Me esperas acá? —preguntó Jiwoong parando al rubio.

—Bueno... —asintió inseguro. —Pero tienes que volver a mí, ¿sí? —abrazó fuertemente al pelinegro.

—No hay otro lugar al que preferiría volver. —dejó un beso en su frente y salió corriendo al edificio detrás de ellos.

Y ahí se encontraba Matthew, esperando a que su novio volviera en uno de los bancos frente a la institución.

¿Por qué tuvo que dejarlo para hacer algo? O más bien, ¿qué iba a hacer? No era alguien naturalmente celoso, pero dudas tenemos todos.

Deseaba que volviera pronto, pues últimamente había empezado a odiar la sensación de estar sólo.

—Todo es tu culpa Kim Jiwoong. —murmuró Sunoo.

—¿Qué hice, bebé? —preguntó preocupado Jiwoong, quien ya se encontraba a su lado.

Sus mejillas se tornaron rojizas; negó con la cabeza sin decir nada más, esperando a que sea él quien hablara.

—¡Aquí tienes! —Kim le extendió una pequeña caja. —No es nuestro aniversario ni nada especial, pero cuando lo ví pensé en tí y creo que nunca es mal momento para apreciarte.

El rubio tomó la caja enternecido, mientras que Jiwoong se posicionaba a su lado dejando que Matthew recostara su cabeza en su hombro.

No duró mucho la bella escena, pues Matthew se levantó emocionado viendo el contenido de la cajita.

Dentro había una pulsera de plata, con varios dijes diferentes. Entre los más destacables se encontraban una fresa y un cartón de leche.

—No había nada parecido a una malteada de fresa, así que hice una combinación con la fresa y la leche. —comentó Jiwoong. —Pero realmente esto sólo fue un regalo de los que compré, en tu asiento en el aula hay una sorpresa mejor.

Matthew observó emocionado a Jiwoong, sin embargo antes de que pudiera salir corriendo al aula a descubrir su sorpresa, Kim lo abrazó impidiendo que este se moviera.

—¡Woong suéltame! —exclamó entre risas.

—Eres demasiado bonito para huir de mis brazos. —habló, logrando callar a Matthew. —No sabía que tenía tanto poder sobre tí.

—¿Eh, qué dijiste?

—¿Te gustaría que te lo susurrara al oído? —preguntó murmurando en el oído del rubio, logrando que este se estremeciera.

No logró reaccionar hasta que el mayor se separó de él y tomó su mano para llevarlo al aula.

El camino no era largo, para suerte de Matthew. Su curso se encontraba en el primer nivel del edificio, así que no les tomó más de dos minutos llegar.

—¡Es muy bello, Woong! —exclamó Matthew tomando el peluche.

Sí, un peluche.

Pero no cualquier peluche, se trataba de una versión limitada de un zorrito rosado.

Lo mejor de todo es que, Matthew le había mandado una foto del animal a Jiwoong diciéndole que era muy bonito y le gustaría uno así.

—Cuando fuí al mall con mi madre, ví el peluche a lo lejos y pensé en tí. —sonrió acercándose a su novio, quien abrazaba el peluche.

Unos pocos segundos pasaron, tal vez un minuto. El aula totalmente en silencio mientras que Matthew contemplaba el animal de peluche, y claro, Jiwoong contemplando a su novio.

—¿Pensaste en mí?

—Siempre pienso en tí, fresita.

—Siempre pienso en tí, fresita

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strawberry milkshake 〜 mattwoong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora