El juego del odio [Kyman] - South Park

Capítulo 1

—Hola, buenos días —Kyle saludó a su jefa, la señora Victoria, posicionándose a su lado mientras le entregaba el último reporte, ella sonrió agradablemente, agradeciendo mientras hojeaba la carpeta.

—¿Garrison ya vió esto? —cuestionó mientras caminaban, Kyle asintió.

—Pues se lo envié a Cartman, así que he de esperar que así sea.

—Bien. ¿Los trimestrales?

—En su escritorio.

—¿Qué te parecen?

—Mm… más bajos de lo proyectado pero son mejores que los segundos —admitió —. Hablé con los encargados del marketing sobre las alternativas de impresión que acelerarán el avance —comentó, paseándose por la cocina de la oficina para alcanzarle una taza de café —, y te dejé una nota acerca de la actividad que estoy planeando.

—Los trabajadores preferirían comer ratas antes que participar en actividades grupales, Kyle —comentó ella con una sonrisita, siendo bien consciente de la situación en la empresa.

—Sí, pero recursos humanos ha estado agobiado por las quejas desde la fusión de ambas editoriales-…

—La mitad son sobre Cartman y tú —comentó Craig Tucker a sus espaldas, llevando consigo dos tazas, una con café y otra con chocolate caliente.

Kyle resopló ante eso.

—No le hagas caso —le consoló su jefa —, no sé qué haría sin ti.

—Estarías sola con satanás y su perro del infierno —rió, observando cómo los mencionados aparecían a través del ascensor.

Ella soltó una risa, palmeando su hombro amigablemente.

—Te espero adentro —le indicó, Kyle asintió, tomando una charola con cupcakes para dirigirse a la sala se reuniones.

—¡Kyle! —exclamó alguien a sus espaldas, al girarse se encontró con Kenneth McCormick—, necesito pedirte un favor muy pequeño —dijo, y ante el silencio del pelirrojo, continuó —, necesito que me des más tiempo para el informe mensual, mi perro comió crema de maní y es alergico a ella, se cagó en todas partes, ¿sí entiendes lo que digo?

—Sí, no hay problema —suspiró, Kenneth le agradeció con una gran sonrisa y salió de ahí.

Soltó un suspiro por lo bajo antes de escuchar la risa de Cartman, quien lo miraba desde el marco de la puerta.

—Eso es patético.

—¿Y a ti qué te importa?

—El pobretón de Kenny siempre está haciendo lo mismo, bien podrías decirle que hiciera su trabajo en lugar de ser tan permisivo con él, pero no, prefieres ser condescendiente.

—Oh, conoces esa palabra, creí que tú léxico era muchísimo más limitado —se burló con un resoplido —. Es mejor que ser un cretino —dijo, entrando a la sala de reuniones —¡Feliz día de acción de gracias! —exclamó apenas entró a la sala.